La lucha contra la despoblación se desinfla en plena pandemia: “Nos estamos hundiendo, esto va a ser la ruina total para el campo”
Los datos hablan por sí solos: Cantabria perdió en 2019 un total de 2.466 personas en lo que se conoce como saldo vegetativo negativo, es decir, cuando se producen más muertes que nacimientos. Pero lejos de tratarse de una tendencia que está iniciándose en la comunidad, lo cierto es que lo ocurrido en 2019 y confirmado por el Instituto Cántabro de Estadística (ICANE) a finales de 2020 solo está consolidando una inclinación que se viene produciendo desde hace casi una década.
Sin embargo, parece que los datos que se obtengan este 2021 solo aumentarán la despoblación que ya sufren muchas comunidades autónomas. ¿El motivo? El envejecimiento de sus habitantes, y es que cuanto mayor es la población, más afectada se ha visto por la pandemia y sus efectos. Por lo que Cantabria no será una de esas autonomías donde más población se pierda en términos cuantitativos, pero sí donde más se note ese exceso de muertes que afectan a gran parte de su población: los mayores de 80 años.
Además, a esto hay que sumarle que el envejecimiento de la población se acrecienta aún más en los lugares más despoblados como el medio rural, por lo que se podría decir que aquellos sitios que más necesitaban habitantes han sido los que más han perdido. “Las previsiones que tenemos sobre que esto pueda mejorar son malas, ahora con la crisis económica nos estamos hundiendo porque tenemos la hostelería cerrada y a nuestros ganaderos ahogados, esto va a ser la ruina total para el campo”, indica el alcalde de Arredondo y presidente del Grupo de Acción Local Asón-Aguera-Trasmiera, Leoncio Carrascal (PRC).
Y es que la situación también está afectando especialmente a una economía que ya estaba pendiente de reactivarse en el entorno rural, pero que nunca llegó a culminarse. Precisamente para esto, el Gobierno de Cantabria creó en noviembre de 2019 el Consejo Asesor para la Lucha Contra el Despoblamiento y, según cuenta la consejera de Presidencia, Interior, Justicia y Acción Exterior del Gobierno de Cantabria, Paula Fernández (PRC), justo se acaba de presentar a los miembros un primer borrador de Estrategia Regional de Reto Demográfico “que está alineado con el proyecto de Estrategia Nacional que se está tramitando actualmente en el Ministerio”.
Para Carrascal, ese Consejo es algo “positivo” para frenar la despoblación de pueblos como el suyo, pero espera que este disponga “de un buen presupuesto que sirva para invertir en todo lo que se necesita”. El catedrático en Sociología Juan Carlos Zubieta tiene claro que la lucha contra el abandono de las zonas rurales es uno de los retos que España tendrá que afrontar antes o después. “Atender estas zonas es una cuestión de justicia social, pero también de egoísmo, porque si le va bien a la población rural, le irá bien al conjunto”, expresa el profesor.
Carrascal, por su parte, pide reducciones fiscales, ayudas para la vivienda a personas jóvenes y menor burocracia para que las empresas quieran instalarse en alguno de los 39 municipios de Cantabria afectados por el riesgo de despoblamiento. “Para que la gente se plantee venir aquí tiene que haber industria, nadie se va a plantear venir trabajando en Santander porque no compensa”, advierte.
Aunque para Zubieta el principal problema a medio plazo es el “círculo vicioso”: “El deterioro del medio provoca despoblamiento, ese abandono de la población y la elevada edad de los que permanecen en el territorio provocan que no se establezcan negocios... Esa tendencia termina por expulsar a los jóvenes y también a los ancianos, que se encuentran abandonados y sin apoyos sociales para permanecer en su medio”, explica.
Para el catedrático, la crisis que se está viviendo y la que se desarrollará durante los próximos meses repercutirá en todos los proyectos independientemente de su índole. “La lucha contra el coronavirus está paralizando la economía, y el gasto sanitario y social imprescindible para cuidar la salud y atender los problemas sociales implica un gran endeudamiento que habrá que pagar. Eso significa que en un futuro próximo habrá escasez de recursos para emprender proyectos”, argumenta Zubieta en relación a esas políticas que buscaban combatir la despoblación.
Consciente de las limitaciones futuras, el alcalde y presidente del Grupo de Acción Local pide que ahora, “al menos”, se deje abrir un 30% el interior de la hostelería, aunque esta apertura se produzca con horarios muy limitados. “El 90% de los ingresos del campo provienen de la agricultura y la ganadería, y con el cierre del interior de la hostelería se está produciendo una quiebra total porque esos productos se vendían a los restaurantes, que ahora están cerrados”, expresa Carrascal.
Por su parte, la consejera de Presidencia considera que está ocurriendo justo lo contrario ya que, a su juicio, la pandemia ha traído consigo ayudas comunitarias que hacen que el Presupuesto de 2021 pueda contar con nuevas partidas como la de la despoblación. “Esta crisis ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades de la estructura funcional en buena parte de nuestro país, y especialmente de las zonas rurales, que se han visto afectadas por la falta de servicios e infraestructuras... Pero a la vez se han visibilizado los valores y posibilidades con las que cuentan algunas de las zonas más afectadas por los retos demográficos”, apunta la dirigente regionalista.
“Con la pandemia han subido los empadronados, pero no las personas que viven aquí”
Durante el confinamiento domiciliario, muchas fueron las voces que anunciaron que esto quizá presagiaba un poco de esperanza en el mundo rural por el posible traslado de muchas personas a los pueblos. Sin embargo, el alcalde de Arredondo, una localidad que no alcanza ni los 500 habitantes, admite que “por lo menos en su comarca” son muy pocos los traslados que se han producido: “Con la pandemia han subido los empadronados en muchos municipios como el mío, pero son personas que trabajan fuera, viven fuera y esto simplemente es su segunda residencia. Ahora han preferido empadronarse aquí para poder moverse”, dice Carrascal en referencia al cierre municipal o incluso a un posible nuevo confinamiento domiciliario, que permitiría a estas personas desplazarse al campo para pasar ese periodo.
No obstante, el profesor de Sociología apunta a que “frente al enclaustramiento en un piso de 80 metros cuadrados y salir a un espacio lleno de gente, algunas personas han vuelto la mirada a las zonas rurales”. Por lo que si el campo cumple con unas comunicaciones correctas, una buena conexión para teletrabajar y unos equipamientos y servicios suficientes, podría volverse un lugar “atractivo” para los urbanitas. “Yo de momento no estoy viendo que la gente vuelva aunque se diga... Si es así, está siendo insuficiente”, concluye el alcalde.
Sobre cuánto tiempo puede tardar en revertirse la situación, la consejera de Presidencia prefiere mantenerse cauta y apunta a que los síntomas de recuperación “no aparecerán de forma inminente”. “Este tipo de fenómenos no se producen de la noche a la mañana. Téngase en cuenta que el fenómeno de la despoblación ha sido un proceso lento, imperceptible en algunos momentos, que se ha prolongado a lo largo de más de medio siglo y, por tanto, es de esperar que la reversión del problema también sea lenta y paulatina”, argumenta Fernández.
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