Noticia servida automáticamente por la Agencia Europa Press
Esta información es un teletipo de la Agencia Europa Press y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.
El arzobispo de Toledo cuestiona la Ley castellano-manchega para una Sociedad Libre de Violencia de Género
- En su escrito semanal se dirige también a la ministra de Justicia para preguntarse: “¿No es peligroso afirmar que los jueces necesitan reformas mentales?”, en alusión a la sentencia y puesta en libertad provisional de 'la manada'
El arzobispo de Toledo Braulio Rodríguez ha cuestionado la Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género auspiciada por el Gobierno de Castilla-La Mancha. Lo ha hecho en su escrito semanal, que ha titulado 'Reacciones', a cuento de las distintas opiniones suscitadas a raíz de la sentencia contra 'la manada', seis jóvenes condenados nueve años de prisión por abuxo sexual a una joven en Pamplona y que en la actualidad se encuentran en libertad provisional en tanto la sentencia no sea firme.
Al arzobispo le resulta “curiosa tanta unanimidad” refiriéndose a “la libertad provisional de los componentes de 'La Manada' (¡vaya nombrecito!)”, dice, para señalar que “ha herido a la sensibilidad de mucha gente, en ocasiones sin fijarse en cómo ha sido la razón de la decisión jurídica, creo que de la Fiscalía de Navarra”, hasta el punto de que “incluso el presidente de Castilla-La Mancha ha tomado la decisión de que su Consejo de Gobierno apruebe rápidamente el anteproyecto de Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género, que pasará a ser debatida en las Cortes regionales”.
Se refiere también en su escrito a Araceli Martínez, directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha. “Aseguró que todas las medidas incluidas dentro del proyecto de ley sí están dotadas presupuestariamente. Nos gustaría que sucediera del mismo o parecido modo con el dinero para solucionar otros problemas urgentes en nuestra tierra”, le afea el arzobispo, quien muestra su preocupación por que se pueda confundir “igualdad e ideología de género”.
No es un mensaje nuevo en los escritos del arzobispo pero en esta ocasión afirma que el anteproyecto de ley “se apoya en esta corriente de pensamiento (ideología de género) casi exclusivamente para conseguir la deseada igualdad entre los sexos”. Algo que, en su opinión, “no traerá la igualdad, sino la confusión a base de eufemismos e incapacidad para solucionar el aberrante problema de que un varón mate a una mujer por creer que tiene derecho sobre ella por ser simplemente el macho, o sea su esposo, su pareja de hecho, o no acepte la separación o el divorcio interpuesto por ella”.
Insta a no olvidar que en la futura ley se incluye “una asignatura de implantación obligatoria cuyo contenido y currículo está repleto de ideología de género. Bienvenida sea la lucha en favor de la igualdad, pero no de este modo. Pienso que es un camino seguro para un pensamiento único, que no tiene base antropológica suficiente”.
Cree que la igualdad entre los sexos “es algo más profundo, que necesita una reflexión antropológica seria y decisión de educar en igualdad desde que somos pequeños” y que una “mala solución de este asunto no perjudica solo a la Iglesia, sino a la vida social en general”, citando al Papa Francisco.
“El ultrafeminismo no es la solución; es preciso la cooperación entre los sexos, respetando las lógicas diferencias entre mujer y varón; aceptar estas diferencias nada impide exigir la igualdad entre ellos”, asevera.
Carga también contra la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado por sus declaraciones relacionadas con los, dice, “impresentables miembros de la manada” y que se referían a los jueces. “Afirmó que hace falta reformas mentales y ”desarrollo de una perspectiva de género. ¿No es peligroso afirmar que los jueces necesitan reformas mentales? Reformas sí son necesarias, pero ¿reformas mentales?, se pregunta.
Concluye ironizando con lo que califica el “nuevo dogma de fe laica”, es decir la “perspectiva de género, para solucionar, como ingeniería social todos los problemas morales” y se pregunta: “¿Esta ingeniaría social puede solucionar cuantos problemas genera una sexualidad entregada al naturalismo instintivo?”.