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Un aventurero sin novela

Artemio Precioso

José Iván Suárez

26 de febrero de 2022 19:07 h

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Hay vidas tan aventureras que quizá solo podrían entenderse por medio de una novela. La existencia de Artemio Precioso García es una de aquellas historias que parecen escritas por un novelista. El nombre tal vez no suene a muchos, pero este albaceteño de Hellín revolucionó el mundo editorial de España en el Madrid de los años veinte del siglo pasado. Un hombre que fue gobernador civil de Toledo en tiempos de la República y que terminó sus días en silencio, después de una vida intensa de ruido, polémica y pasión por la literatura.

“Una vida que más bien merece una novela que un estudio como el yo he hecho”, bromea para nuestros lectores el catedrático en Lengua y Literatura y doctor en Filología Hispánica, Francisco Linares. Durante cinco años ha investigado en la biografía y obra de un revolucionario a quien se condenó al ostracismo y al olvido cuando acabó la Guerra Civil. Apuntes biográficos sobre el escritor y editor Artemio Precioso (1891-1945), editado por el Instituto de Estudios Albacetenses, acaba de publicarse y está disponible en librerías y en formato digital.

En historia no existe el concepto definitivo, pero con este libro, Linares ha dibujado un boceto bastante certero de la peripecia vital de Precioso. Como explica el profesor, armar este puzle no ha sido fácil, “no se conserva ningún archivo de Artemio, toda la documentación sobre él se tiene que extraer de la prensa; al pasar por la cárcel, su casa en Hellín, la casa que edificó su padre, fue sede de la Falange durante muchos años”. Y añade el autor de la obra que “la documentación que se encontró, tiempo después, fue en Isso, en algún baúl, poca cosa, algunas páginas escritas por él y luego unas memorias transcritas por alguno de los nietos a máquina; apenas se conservan una docena de cartas de las muchas que debió de intercambiar con autores de la talla de Unamuno”. Todo el material desapareció. Los nietos le cedieron lo poco que quedaba y con esto, la escasa bibliografía y lo que escarbó en los prólogos de Artemio, el autor ha podido armar este volumen.

Por eso, Francisco Linares no quiere hablar de biografía. Sabe que el conocimiento de una vida como la de Artemio Precioso siempre será incompleto. Pese a ello, en 400 páginas ha conseguido perfilar un relato que asombra. Y es que el joven Artemio, después de fundar un par de periódicos en Hellín y colaborar con la prensa de Albacete, marchó a Madrid con la idea de ser abogado y allí entendió que lo suyo era el periodismo y los libros. En aquel Madrid enmarañado de artistas, escritores y periodistas, un albaceteño logró el éxito.

Aquel Madrid había abierto el alma a los aires galantes que llegaban de París. Un hervidero en el que todos querían sacar la cabeza en alguna revista o periódico. “Un alboroto absoluto”, describe Linares el momento. En la capital se hablaba de liberación de la mujer o del divorcio. Una mentalidad nueva que chocaba contra otra reaccionaria que miraba esta apertura con recelo. Fue entonces, justo hace cien años, cuando Artemio Precioso, a golpe de 1.000 pesetas por libro, contrató a los mejores de la época y fundó su colección La Novela de Hoy. Un proyecto editorial que completó con varias revistas y por las que pasaron autores como Eduardo Zamacois, Alberto Insúa, Fernández Flórez, Carmen de Burgos, Pérez de Ayala, Magda Donato, Miguel de Unamuno, Emilio Carrere, Valle Inclán o Vicente Blasco Ibáñez. Con este último escritor, Precioso entabló una amistad que perduró hasta la muerte del valenciano. Compartieron viajes, comida y vino y el sueño frustrado de hacer un periódico juntos.

Durante casi una década, los quioscos de España se llenaron de las novelas editadas por Artemio. Novelas muy consumidas por un público que se había iniciado en la lectura y que encontraban en aquellas historias baratas el picante, humor y entretenimiento que necesitan al regresar del trabajo o en la hora del almuerzo. La investigadora María Monserrat García Martínez escribió su tesis sobre este fenómeno editorial y definía así este tipo de obras: “Ficciones en las que se combina casi siempre, en proporcionadas dosis, la fidelidad descriptiva impuesta por el realismo y el ingrediente, atractivo, de argumentos y situaciones”. Se llegaron a publicar 526 obras. Erotismo, galantería o como se decía entonces, estilo sicalíptico. Obras donde se destilaban los nuevos pensamientos respecto al sexo y que escandalizaban. De hecho, alguna de las novelas que el propio Artemio escribió fueron acusadas de pornografía y aquello propició el principio del fin de su éxito como editor.

Antes de exiliarse a París durante la dictadura de Primo de Rivera, Artemio sintió los dulces aromas del reconocimiento en su propio pueblo. En 12 de febrero de 1922, publicaba El Diario de Albacete: “Un paisano que triunfa. Hace unos días nos sorprendió agradablemente el magnífico número extraordinario de La Tribuna de Madrid, con una información de plana y media dedicada a don Artemio Precioso, que marchó a la Corte en busca de ancho campo donde desenvolver sus admirables aptitudes. Y decimos ”nos sorprendió“, no porque de Artemio no esperásemos nosotros día de gloria y de triunfo conociéndole a fondo, si no porque la Prensa madrileña suele comprimirse en exceso y mostrarse esquiva con el elogio a la gente nueva”. Precioso diría que “La Novela de Hoy nació más que de la necesidad de ganar dinero, del entusiasmo literario y romántico”.

Francisco Linares apunta un detalle más: “A él se le consideró siempre como un recién llegado con dinero, a Madrid, heredado de las empresas de su padre”. Finalmente, Artemio terminó vendiendo la empresa editorial y regresó al periodismo tras la proclamación de la II República. Inició entonces una nueva aventura como político, llegando a ser gobernador civil de Toledo y en tres ocasiones, en Lugo. Otro capítulo más que el autor del libro recompone para la curiosidad de los lectores y que no vamos a revelar.

Este episodio, como casi todos los protagonizados por Artemio, estuvo lleno de impulso, sangre y temperamento. Así era él. El filólogo albaceteño que ha trazado su trayectoria recuerda a quienes nos leen, que además de todo lo contado, Artemio fue padre de otro Artemio Precioso. Héroe de la guerra civil, exiliado en Rusia y fundador, tiempo después de Greenpeace España. “Otra vida con mimbres de novela”, afirma Linares. El Instituto de Estudios Albacetenses ya editó hace unos años un libro sobre el otro Artemio y en el que Francisco participó como editor.

De alguna manera, ahora, con la publicación de los apuntes biográficos del padre, se cierra el círculo sobre la vida de dos personas que desde la humildad de las tierras castellanomanchegas echaron a andar y conquistaron el mundo, a su manera. Acercarse a sus historias es recorrer la historia de España. La tragedia de un país atravesado por sus paradojas, la comedia de un pueblo que siempre ha soportado el hambre con humor. Vidas de libro y sin novela de por medio. 

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