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Resetear -si hablamos de ordenadores- es a veces la única forma de resolver toda una maraña de errores acumulados cuando se traban unos con otros en abrazo paralizante y en ocasiones mortal.
En el devenir histórico, social, y político, como país, puede ocurrir algo parecido y llegar un momento en que los errores y vicios de gestión política, económica y social, con su importante añadido de corrupción a espuertas, amenacen con gripar definitivamente la máquina si no es que colapsa antes en implosión inevitable.
El caso de la renovación (reseteo es otra forma de decirlo) del Consejo del poder judicial, es curioso por lo que tiene de sintomático y esclarecedor. Una metáfora del “cuelgue” de la máquina. Aquí incluso el bloqueo es deliberado por iniciativa de los hackers.
Desde el PP (que aquí actúan en el modo hacker) intentan convencernos de que con el fin último y loable de salvaguardar la amenazada democracia, con su independencia de poderes, etcétera, este partido tan notable (uno de los más corruptos de Europa) tiene a bien poner obstáculos insalvables y no muy bien justificados a la renovación de ese órgano judicial una vez caducado (concretamente hace dos años).
Es decir, que para defender la legalidad vigente el PP considera oportuno y necesario en este caso como en otros incumplir esa legalidad vigente que dice defender. No sé si nos vamos aclarando, aunque me temo que no.
Defender la legalidad vigente incumpliéndola no parece negocio muy coherente. En cualquier caso parece poco razonable que un órgano caducado como este siga sin poderse renovar por motivos poco claros, y que quizás no son los que se dicen. Y no solo eso, sino que se pretenda (estando caducado) nombrar jueces del Tribunal Supremo cuyo nombramiento al parecer sería vitalicio. Es como utilizar un cadáver para otorgar la vida eterna.
Luego está Cosidó, senador del PP, que estos días aparece señalado en los medios como conocedor de las operaciones de la “brigada política”, o sea de las cloacas del Estado, durante el ejercicio de su anterior cargo (así lo refiere un alto cargo de la policía de aquel tiempo ante el juez). Esa brigada política o “policía patriótica” se dedicaba al parecer a maniobrar para entorpecer la investigación de los muchos casos de corrupción del PP, y también se empleaba en la persecución de la oposición política, por medios ocultos y utilizando para ello los medios públicos, incluidos los fondos reservados, puestos así al servicio de la corrupción de un partido concreto y las aspiraciones totalitarias del PP, que como vemos no respeta los principios de la democracia, si todo esto se confirma.
Siendo ya senador, Cosidó se hizo famoso porque comunicó a sus colegas más próximos que ellos tenían la costumbre y el privilegio de “toquetear” a los jueces del Tribunal Supremo por detrás. Y claro todo esto para defender la independencia de poderes y evitar la politización de la justicia. Ojo a esto porque quizás tiene que ver con el tema principal: el bloqueo hacker a la renovación de un órgano judicial caducado.
Y es que la pregunta que se impone es la siguiente: el bloqueo por parte del PP a la renovación del Consejo del poder judicial (que ellos justifican de aquella manera); la prisa que tienen para (estando caducado) nombrar jueces del Tribunal Supremo que lo serían de forma vitalicia; los muchos casos de corrupción que abruman al PP (tiene para rato); y los “toqueteos” por detrás a los jueces del Tribunal Supremo que declaraba ufano Cosidó ¿tienen algo que ver? ¿Son elementos de una misma ecuación?
No nos extrañe tampoco si estos defensores de la libertad y la democracia les da ahora por calificar a Merkel de bolivariana, totalitaria y liberticida, por su decisión de incrementar las restricciones en Navidad, muy preocupada por la evolución de la pandemia.
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