Regresa La Caballada de Atienza, fiesta de interés turístico nacional
La localidad de Atienza, enclavada en la Sierra Norte de Guadalajara, celebra este domingo una nueva edición de La Caballada, una de las tradiciones ancestrales de esta provincia y una de las dos fiestas de Guadalajara que ostenta la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 1967. La otra son los festivales medievales de Hita, que tendrán lugar en julio. La Caballada conmemora la hazaña de unos arrieros atencinos que el día de Pentecostés de 1162 sacaron a Alfonso VIII, cuando era niño, de Atienza para ponerlo a salvo en Ávila.
Durante la presentación del programa de la fiesta de este año, Alberto Domínguez, diputado provincial de Promoción Económica, señaló que La Caballada es “una tradición con más de ocho siglos y medio de historia que, además, se mantiene prácticamente inalterable” y “si escuchamos a un atencino hablar de ella también nos podremos dar cuenta que además de una tradición, es un sentimiento arraigado”. “Este evento –subrayó Domínguez- a nivel turístico y cultural es el más importante de los que tienen lugar en Atienza”.
Por su parte, el alcalde de la localidad, Pedro Loranca, agradece “a todos” el trabajo para mantener esta tradición de siglos, que “ahora es más costoso porque hay que traer las caballerías de fuera de Atienza” y el Ayuntamiento tiene escasos recursos económicos. En todo caso, anima a todos a “seguir haciendo lo que hacían nuestros antepasados”.
Jesús de la Vega, secretario de la Cofradía de la Santísima Trinidad, encargada de la custodia y la organización de la fiesta, agradeció el apoyo de las instituciones y describió esta tradición de siglos como “una forma de vida, un sentimiento que dura todo el año”, además de una fiesta que “une a todas las gentes de Atienza” con una serie de protocolos que se mantienen inalterables desde hace más de ocho siglos.
De la Vega recalca la trascendencia de La Caballada en el devenir de la historia de Castilla, así como la singularidad de algunos de sus rememoraciones como las “siete tortillas”, la rifa de la bandera, la reunión en la casa del prioste, las galopadas en pareja y el privilegio mariano de bailar con la Virgen delante de la ermita para luego ofrecer vino a los visitantes como recuerdo a la fiesta que realizaron los arrieros para despistar a los soldados leoneses que perseguían al rey Alfonso VIII.
Con apenas cuatro años, Alfonso VIII es nombrado rey, circunstancia que no era del agrado de su tío el rey leonés Fernando II, quien intentará arrebatarle el trono de Castilla. El investigador y etnógrafo alcarreño José Ramón López de los Mozos escribe en ‘Fiestas tradicionales de Guadalajara’: “A ello se opone la noble familia de Lara, que con el rey niño, huye de Soria refugiándose en la fortificada villa de Atienza, que se ve cercada al negarse sus habitantes a entregarle el niño a su tío”. Éste es el origen de la fiesta de La Caballada.
El secretario de la Cofradía atencina también se felicita públicamente por la restauración de los llamados pergaminos de La Caballada, que pueden contemplarse ya, gracias a la iniciativa de la Junta de Castilla-La Mancha, en el Archivo Histórico Provincial. En su sede se pueden confirmar los diferentes privilegios otorgados por Alfonso VIII y sus sucesores en el trono de Castilla a la primitiva Cofradía de Arrieros, origen de la actual Cofradía atencina.
Historia y gastronomía
Alberto Loranca, en representación del prioste de la Cofradía, asegura que “toda la provincia debe enorgullecerse” de esta celebración, aunque matizó que cada año se introducen novedades para hacerla aún más atractiva. Por ejemplo, el concurso de fotografía digital ‘Santiago Bernal’, con recompensas como una noche en el Hotel Rural Antiguo Palacio de Atienza, una comida en el restaurante El Mirador, una cena en la casa rural “Alfonso VIII” y un premio local en forma de un jamón y lote de productos de “Embutidos Atienza”; o las jornadas gastronómicas de La Caballada con la que varios restaurantes de la localidad reinterpretan el tradicional menú que los cofrades comen en la Ermita (ensalada, asado y melocotón en almíbar).
También este año tendrá lugar la ‘Pequecaballada’, ya en su segunda edición, en colaboración con la Asociación de Amigos de Atienza, con el fin de que los más pequeños sientan “el deseo que en su día se forjó en las infancias de todos los que hoy tenemos el orgullo de vestir la chaquetilla de cofrade” con el deseo de que “le pongan, de una vez por todas, la multa de dos libras de cera por ingreso en la Cofradía”.
El programa de actos, después del denominado Sábado de las Siete Tortillas, arranca este domingo a las 10 de la mañana, con la reunión de los cofrades en casa del prioste con sus caballerías: se pasa lista, se leen las multas y se subasta la bandera. Después, los hermanos recogen al abad y, atravesando las Plazas del Trigo, de España, Calle Real y Convento de San Francisco, se dirigen a la ermita de la Estrella, situada a unos dos kilómetros del casco histórico de Atienza, en el camino de Madrigal.
A mediodía tendrá lugar la romería con la Virgen de la Estrella desde la ermita hasta la Peña de la Bandera. Se subastan las “Andas de la Virgen” en celemines de trigo (1 celemín=100 pesetas). Y, tras la misa en la ermita de la Estrella, llegará el turno de la “subasta de roscas” en la puerta de la ermita. La subasta también se realiza en celemines de trigo, a la antigua usanza. Después, los cofrades bailan en el portalillo de la ermita ante la imagen de la Virgen, antes de la comida de hermandad, que es a puerta cerrada sólo para los miembros de la Cofradía.
Ya por la tarde, los cofrades se despiden de la Virgen cantando una Salve en el interior de la ermita. Y regresan por el mismo itinerario de la mañana. La comitiva atraviesa la villa y se dirige al “Camino de las Cuevas” en la carretera dirección a la localidad de Cogolludo, donde a partir de las 18:30 horas tienen lugar las Carreras de Caballos, uno de los principales atractivos de esta fiesta para el público. La celebración concluye con una limonada en la plaza del Trigo y con el tradicional “trago de vino en porrón” por parte de los cofrades en casa del prioste.
Completar el programa
Tomás Gismera, vecino y cronista de Atienza, uno de los eruditos locales que conservan viva la memoria del patrimonio cultural y etnográfico de la Serranía de Guadalajara, subraya el significado histórico que alberga esta tradición: “La Caballada es Atienza y Atienza es la Caballada”, subraya.
Con la experiencia de quien ha permanecido vinculado a la Cofradía de la Santísima Trinidad durante 33 años, Gismera valora la relevancia que ha ido adquiriendo esta fiesta con el paso de los años, pero pide también redoblar los esfuerzos para potenciarla más desde el punto de vista turístico y, sobre todo, para implicar a la población de Atienza y a todos los visitantes que cada año acuden hasta esta localidad. De ahí que sugiera añadir otros alicientes para completar el programa histórico de una de las fiestas más vetustas del calendario festivo castellano. “Cuando la gente viene a la fiesta no puede participar de ella, tan solo ve el desfile y el patrimonio del pueblo”, advierte.
“La Caballada es una tradición con mucho tirón histórico, pero acogería más visitantes y ayudaría a impulsar la actividad en el pueblo si se celebrara junto a una jornada medieval durante el mismo fin de semana”, afirma el autor del libro ‘La caballada de Atienza’ (2009). Gismera siempre se ha mostrado partidario de activar la participación de los visitantes a La Caballada, no tanto en la liturgia de la fiesta, que responde a unos esquemas ancestrales transmitidos durante generaciones, pero sí en otras actividades desarrolladas como complemento a esta celebración.
“Cuando fui prioste mayor de la Cofradía –asegura Gismera-, en los años 90, intenté impulsar una representación teatral sobre la liberación del rey niño Alfonso VIII coincidiendo con la víspera de La Caballada, en colaboración con Carandell, pero al final la propuesta no cuajó. Sigue habiendo espacio para las dos cosas: para la fiesta tradicional y para el turismo”. En todo caso, valora muy positivamente la incorporación de los jóvenes a la cofradía que organiza esta fiesta. Actualmente la cofradía está formada por alrededor de 50 miembros, con más mujeres que hombres, aunque son éstos los que asumen el protagonismo principal.
La cofradía de La Caballada responde a un sistema de organización transmitido mediante la tradición oral en Atienza desde hace ocho siglos. Varias personalidades históricas, como el Rey Juan Carlos, recibieron el nombramiento de algunos de los puestos de la cofradía. Aunque la personalidad que más directamente estuvo implicada fue Luis Carandell, periodista y escritor, ya fallecido.
Carandell fue presentador de telediarios durante los 80 y uno de los cronistas parlamentarios más prestigiosos. Su vinculación con Atienza arrancó cuando, tras vivir en medio mundo y tras buscar una casa de campo en los alrededores de Madrid, decidió en 1970 instalarse en este enclave de la Sierra de Guadalajara. Pero su ligazón con esta villa medieval acabó siendo intensa hasta el punto de convertirse en un embajador de su patrimonio cultural e incluso en cofrade de La Caballada.