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Visibilizar la violencia intragénero, entre los retos del colectivo LGTBI en su mayoría de edad

violencia intragénero

Alicia Avilés Pozo

Todavía es largo el camino que queda por recorrer en cuanto a los derechos del colectivo LGTBI. “La lucha continúa”, afirman desde Bolo-Bolo Castilla-La Mancha, asociación que cumple 18 años de trayectoria en esta comunidad autónoma y que ha decidido celebrarlo reivindicando la conquista de aquellos derechos humanos que aún necesitan de su reflejo en la sociedad, en las leyes y en las políticas públicas. Para ello ha celebrado unas jornadas en la Facultad de Ciencias Sociales de Talavera de la Reina, que han tenido gran repercusión y donde se han abordado temas tan diversos como la violencia intragénero, la situación de familias con miembros LGTBI, la legislación específica o el asociacionismo.

Sofía Rodríguez pertenece a Bolo-Bolo y ha sido la organizadora de este encuentro. Comenta que su objetivo es dar un “golpe en la mesa” para denunciar que el movimiento LGTBI haya pasado de ser el reflejo de una lucha por los derechos humanos desde los años 70 del siglo XX a una “moneda de cambio” en la actualidad, ante una situación política “catastrófica”. Pero no obstante, celebra los 18 años de trayectoria de este movimiento en Castilla-La Mancha y que haya demostrado que la lucha se podía extender más allá de Madrid y de Barcelona, en una región muy extensa y con una amplia sociedad rural, “con todo lo que ello implica”.

Ha recordado los inicios de Bolo Bolo en 2001 y la “gran cantidad de problemáticas que hemos abordado y conseguido”, resaltando especialmente el hecho de que hayan surgido más asociaciones. “Ahora queremos mostrar que vamos todas de la mano, todas a una, y vamos seguir reclamando que se nos escuche, que se nos visibilice y que se respeten nuestros derechos”.

“Debemos contextualizar por qué nacimos. Lo hicimos no solo para montar una fiesta. Todos los días trabajamos por los derechos humanos. Pero nuestra lucha se ha quedado algo difuminada con el tiempo, y no se le presta la atención que debería tener. Como ha pasado con la activista transexual Quim Pérez y su huelga de hambre. Es el momento de organizarse y de ir todas juntas, y reconocer el trabajo de los mayores que hicieron todo lo posible por que hoy podamos vivir libremente”.

Violencia intragénero: la mayor invisibilización

Una de las intervenciones más relevantes ha sido la de Isabel González Sáez, psicóloga sanitaria experta en violencia intragénero y miembro de Arcópoli donde prestan ayuda a estas víctimas. Se trata del conflicto y la violencia entre parejas del mismo género, una situación que se produce de manera cotidiana pero que actualmente está “invisibilizada”. “Es muy importante que sepamos que está ahí y que no debemos confundirla con la violencia de género porque debe tener unos recursos específicos”.

Nos detalla esta experta la necesidad de que se implante esta idea en la sociedad para poder afrontar el problema. Por ejemplo, recalca no se puede atender a una mujer lesbiana que sea víctima de maltrato por parte de su pareja del mismo género de acuerdo a la normativa de violencia machista. Y tampoco se ha desarrollado la legislación ni los recursos en el caso de los hombres: un homosexual víctima de violencia por parte de su marido o pareja no dispone de recursos para su adecuada atención.

“Si todo ello se invisibiliza, no podemos actuar ante estos casos con los medios adecuados. Necesitamos recursos específicos en asesoría psicológica y jurídica `para estas personas”. Hace hincapié sobre todo en los casos más graves, aquellos en los que las víctimas necesitan alojamiento: cuando son mujeres lesbianas se utilizan los dispuestos en la Ley contra la Violencia de Género, pero en el caso de hombres gays se utilizan medios y recursos para personas sin hogar. “Porque no se ha legislado de otra manera”, resalta.

“Juntándolo todo, sin saber cuál es la situación en la que se produce esta violencia entre parejas del mismo género, nunca podremos saber ni las causas ni las consecuencias. Por eso es importante que se le ponga nombre y que consigamos que haya medidas concretas”. Isabel González insiste en que estas personas demandan un tipo de cuidados, atención, protección y vigilancia “que no van a tener”, porque se les aplica la legislación sobre violencia familiar, “un cajón de sastre donde no hay mecanismos y que solo sirve para atajar esta problemática y alejarnos más de su realidad”.

La prueba, explica, está en que no hay datos policiales ni judiciales. Hay algunas investigaciones sociales como un estudio interno de COGAM que desvelan que hasta el 60% de las personas encuestadas reconocía conocer a alguien que había sufrido violencia intragénero. Entre los que la sufren, son el 27% de los homosexuales y un 34% entre las mujeres lesbianas, porcentajes “elevadísimos”.

Y en cuanto a las soluciones, pide desarrollar y aprobar con urgencia la Ley estatal LGTBI, donde se ha incluido mediante enmiendas esta cuestión. “Tenemos que abordarlo con urgencia. La violencia intragénero provoca que las personas que la sufren tengan aún más miedo al rechazo, porque en el contexto están también los delitos de odio. Si además, se produce de forma interna, es muy difícil que denuncien. Tienen mucho miedo”. Concluye además reafirmando la necesidad de que esta lucha se lleve a cabo junto con los movimientos feministas y contra “la violencia estructural hacia la mujer”. “No sabemos las causas de esa violencia, pero tenemos que visibilizarla en todas las esferas. No podemos volver al pasado. Tenemos que sumar”, concluye.

Una ayuda para padres y madres de personas LGTBI

Una petición de acción conjunta ha realizado también Teresa Vázquez, cuya ponencia se ha centrado en el ámbito familiar, como representante de la Asociación AMPGYL Castilla-La Mancha. Se trata de un colectivo que lleva trabajando en España desde 1994 pero que en el caso de esta comunidad autónoma se fundó hace apenas un año. Son padres y madres con hijos e hijas LGTBI, y cuya función principal es asesorar, ayudar y “fundamentalmente escuchar” a otras familias con situación similar y en las que aún no se ha “normalizado” la situación. Organizan para ello lo que denominan “acogidas”: encuentros y jornadas donde se ayuda a que este tipo de casos “no se vean como un drama” pero “siempre desde el respeto y el acompañamiento, para darles seguridad y ayudar a que todo sea normal”.

“Nos encontramos con situaciones muy diferentes, desde padres y madres que no lo aceptan hasta otros que se sienten culpables y te preguntan qué es lo que no han hecho bien. Lo importante es escucharles sin juzgar, sin minimizar sus opiniones para después, en un proceso muy lento, ayudarles a que lo vean con normalidad. Les invitamos a las reuniones, se encuentran con distintas experiencias y con otros testimonios que les ayudan a ir aceptando la realidad”, destaca.

Según explica, son las familias quienes se ponen en contacto con la asociación y en todos los casos se les ofrece los recursos de “acogida” por la importancia de “darles un espacio donde puedan expresar sus sentimientos y recibir consejos”. Siempre dan prioridad al trato personal, pero hay otros muchos asesoramientos que se realizan por vía telefónica o a través de las redes sociales, debido a la amplitud de la comunidad autónoma. Para llegar a más gente, su próxima meta es poder realizar estas charlas en los institutos, para lo que ya han mandado su propuesto a vuestros centros.

Durante las jornadas se han llevado a cabo otras ponencias. Alejandro Alder ha sido el encargo de detallar el recorrido y la historia de Bolo-Bolo Castilla-La Mancha y otras asociaciones como Plural Mancha Centro y la Fundación Triángulo han hablado sobre el presente y futuro de estos colectivos en la región. Por otra parte, Carlota Díez, del Consejo General de Colegios Profesionales de la Educación Física y el Deporte ha hablado sobre los problemas en el ámbito deportivo, mientras que diferentes colectivos y representantes públicos han urgido a la aprobación una ley LGTBI propia de Castilla-La Mancha.

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