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Valladolid, en un impasse sobre su modelo de ciudad: la integración del Gobierno y la oposición o el soterramiento de PP y Vox

Viaducto de Arco de Ladrillo, en Valladolid, en el mes de julio.

Javier Ayuso Santamaría

Valladolid —

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Del pleno del Ayuntamiento a las redes sociales y la calle, Valladolid debate sobre el modelo de ciudad que quiere para su futuro. El asunto de la discordia: las vías del tren que separan en dos la ciudad. Por un lado, el actual equipo de gobierno en el consistorio, formado por PP y Vox, apuesta por el soterramiento de las mismas, mientras que la oposición del PSOE y Valladolid Toma la Palabra, junto con el Ministerio de Transporte y ADIF, defienden la llamada integración, que consiste en salvar las vías del tren mediante la construcción de 17 túneles para unir ambos lados de la ciudad.

Mientras tanto, la ciudad del Pisuerga parece estar en un estado perpetuo de obras, como se quejan los ciudadanos. En 2024, Valladolid tendrá más de 200 actuaciones en sus calles, con su correspondiente impacto en la movilidad, realizadas por varias administraciones: Ayuntamiento, Junta de Castilla y León, o ADIF. Los puntos clave: el túnel de Labradores y el viaducto del Arco de Ladrillo, piezas fundamentales de la integración ferroviaria.

El túnel de Labradores acumula numerosos retrasos y no se espera que pueda abrirse hasta finales de año, si todo va según lo previsto. La obra más criticada es la del viaducto del Arco de Ladrillo. Este vial de dos carriles por sentido pasa por encima de las vías del tren, y su mal estado de conservación ha obligado al Ayuntamiento a acometer obras de urgencia para evitar la caída de cascotes.

Las obras tienen un coste de unos 2 millones de euros y una duración prevista de casi un año —once meses— y se llevan a cabo en un viaducto sobre el cual está en su tramo final la redacción de un proyecto, en el marco del Convenio de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad para la integración ferroviaria, que contempla la ejecución de un paso subterráneo y la eliminación de la estructura superior.

El enfrentamiento entre el equipo de gobierno y la oposición y el ministerio de Óscar Puente, se centra ahora en este viaducto. ADIF espera derribar el viaducto en 2025, pero las obras de reparación programadas se solapan en el tiempo, lo que ha genera una duda de si el viaducto se mantendrá a pesar de su mal estado

La administradora de infraestructuras ferroviarias ha instado al alcalde, Jesús Julio Carnero, a agilizar los trámites para ahorrar dinero. Sin embargo, el consistorio ha preferido seguir adelante, alegando la imposibilidad de ejecutar el proyecto debido a la falta de alternativas de movilidad por otras obras en túneles, además de haber presentado alegaciones al proyecto técnico que aún no han sido respondidas, según confirma el concejal de Urbanismo, Vivienda, Infraestructuras y Tráfico, Alberto Gutiérrez Alberca (PP).

El regidor ha adelantado esta semana que prevén que los trabajos en las defensas situadas en los laterales estén acabados antes de los 11 meses previstos inicialmente. “Es una obra necesaria para mantener, hasta que corresponda, vivo algo tan fundamental y esencial como el paso a través del Arco de Ladrillo”.

Un futuro incierto

La sensación en la calle es que no hay un modelo claro. “Lo ideal sería el soterramiento, pero ese tren ya pasó cuando en todas las administraciones estaba el PP”, afirma David, que vive en la llamada 'Ciudad de la Comunicación', un barrio de reciente creación separado del centro por las vías, que espera el avance de alguno de los modelos para acabar de crecer. De momento, la venta de pisos nuevos en esta zona ronda los 250.000 euros por 90 metros cuadrados en portales especializados. Tanto el soterramiento como los túneles dejarían la estación de trenes a menos de 10 minutos andando, lo que sin duda haría más atractivo y caro este vecindario. Igual situación viven en el barrio de Las Delicias, el más grande de Valladolid.

Juan, que viene de Zamora, está pendiente de “si se soterra o no” para comprar un piso en la Ciudad de la Comunicación. Le interesa la cercanía a la estación de trenes, ya que su pareja trabaja en Madrid, y como ella, muchos otros que van y vienen todos los días necesitan que las administraciones se pongan de acuerdo para poder decidirse. A este zamorano residente en la ciudad del Pisuerga le interesa el modelo más óptimo, el que sea más rápido y cueste menos dinero, según indica sin meterse en el debate político al no interesarle en absoluto.

Según los datos de ADIF, este modelo sería la integración, con un coste de 350 millones de euros y 6 años de obras —sin contar retrasos—. Frente a esto, el soterramiento, según un informe presentado este febrero por ADIF, ascendería a 1.570 millones, que si se tiene en cuenta toda la intervención ferroviaria aumentaría hasta los 2.765 millones, y no se acabaría como mínimo hasta dentro de 17 años.

El equipo de Gobierno discrepa de este informe y ha encargado uno propio para rebatir a ADIF y buscar alternativas más económicas. Para ello, el área de Urbanismo ha contratado un estudio sobre el soterramiento de las vías del tren a Eficia Gestión de Proyectos SL, una micropyme sin apenas facturación, propiedad de familiares de dos directores generales del gobierno de la Comunidad de Madrid vinculados al PP, según adelantó elDiario.es.

Uno de los socios fundadores, que será el encargado de liderar el trabajo, ha asegurado que será un estudio “muy básico” y con “números gordos” para sopesar alternativas para soterrar la vía, contemplando una posibilidad que no ha tenido en cuenta Adif: utilizar muros pantalla que se van cubriendo con losas, una alternativa “que puede ser mucho más barata” que utilizar una tuneladora. La idea es “romper el hielo” y “abrir el melón” para la ulterior realización de los trabajos.

“Descoordinación y falta de información”

Con este panorama de obras en Valladolid, las principales quejas se centran en las molestias a los ciudadanos. Son las 7:05 horas y Jesús, usuario de un gimnasio en el centro, se queja: “He dado mil vueltas para aparcar, está todo cortado”. Esta es la sensación de buena parte de los vecinos, además de la “descoordinación y falta de información”, como explica a este periódico el concejal del PSOE, Luis Vélez, anterior responsable del área de Movilidad en las dos pasadas legislaturas.

“En verano siempre hay obras, se aprovecha el buen tiempo y especialmente los meses de julio y agosto porque hay menos gente en la ciudad, menos tráfico y, por tanto, se generan menos molestias”, apunta el edil socialista. La diferencia, como señala, es que “ha habido una descoordinación total en la ejecución de las obras por parte del ayuntamiento o de las que hacen terceros, que pueden ser otras administraciones o particulares”.

Este problema no es solo coyuntural del verano, como matiza Vélez, sino algo que se arrastra “desde hace meses”. Los motivos pasan por la “desinformación” por parte del gobierno municipal, que no “utiliza adecuadamente” los canales propios como las redes sociales.

“La gente a veces se encuentra con calles cortadas que no están anunciadas en ningún sitio”, afirma el concejal. Una situación que atribuye directamente al alcalde, mencionando “situaciones en las que Carnero dice por la mañana que el puente de Poniente se va a cortar durante 12 meses para hacer obras, cerrándolo totalmente al tráfico de vehículos y peatones, y por la tarde tiene que salir el concejal a rectificar diciendo que no, que no se va a cortar totalmente”.

Cuestionado por las críticas de “caos circulatorio”, el actual concejal de Tráfico niega tal hecho y asegura que quien lo dice “vive en otra ciudad”. Con el viaducto de Arco de Ladrillo como foco de quejas por los atascos, Gutiérrez Alberca agrega que “no hay ningún problema de circulación”.

Para el edil, la situación de la movilidad es “bastante aceptable” y están a la espera de acabar todas las obras programadas para verano, de modo que la ciudad esté preparada para el inicio del curso escolar. El 6 de septiembre será la prueba de fuego para confirmar la situación actual del tráfico en Valladolid.

Gutiérrez Alberca defiende el trabajo que están haciendo, recordando que Valladolid es una ciudad “cómoda” tanto para peatones, como para cualquier vehículo o el transporte público. Precisamente, el concejal presume de los datos de viajeros de Auvasa —empresa de autobuses urbanos de la ciudad— al “igualar los récords de viajeros que ha tenido en toda su historia la empresa”.

Viaductos de Arco de Ladrillo y Daniel del Olmo

Las diferencias entre el actual edil de Tráfico y su antecesor en el cargo son más notorias en lo que respecta al viaducto de Arco de Ladrillo. Para el 'popular' Gutiérrez Alberca, se encontraron con este vial y con el viaducto de Daniel del Olmo “seriamente dañados”. En el caso de este último, su mal estado impide el paso de vehículos pesados en una infraestructura que conecta directamente con uno de los polígonos de la ciudad.

Este viaducto está fuera del convenio de integración, y las soluciones pasan por que se incluya y se autorice una intervención. El edil socialista lamenta que después de un año el equipo de gobierno no haya hecho nada, mientras que Gutiérrez Alberca indica que, si se introduce en el acuerdo, se abordará si consolidar el actual paso superior o ejecutar un paso inferior.

Arco de Ladrillo y Daniel del Olmo van de la mano. Para el Ayuntamiento, si no se ataja el problema de Daniel del Olmo, se complica el tráfico al coincidir con otras obras como las del túnel de Labradores o en la ronda VA-20, que estará en obras 19 meses. Sin alternativas, el consistorio seguirá apuntalando Arco de Ladrillo, considerándola “de emergencia” según los informes técnicos. Estos documentos, reprocha Vélez, estaban listos a principios de año, y no fue hasta mayo que se decidió actuar. Además, los “técnicos municipales” señalan la necesidad de hacer el túnel en Arco de Ladrillo como “única solución posible”, añade el edil socialista.

De momento, la ciudad del Pisuerga sigue esperando desde principios de los 2000 una solución que haga que ambos lados de la vía se encuentren más cerca.

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