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Sobre este blog

La Fundación Catalunya Europa (FCE) es una fundación privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo hacer presente Catalunya en Europa y Europa en Cataluña a través del debate y la generación de conocimiento en economía, gobernanza, democracia, sociedad y cultura.

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Una responsabilidad compartida

Dídac Gutiérrez Peris

experto en política y gobierno de la UE e investigador asociado a la FCE —

Una de las características más sorprendentes de estas elecciones ha sido la fractura entre una serie de iniciativas pioneras pensadas para conectar los ciudadanos con la política europea, y la relativa poca penetración en los canales de transmisión tradicionales.

Cómo muestra esta infografía en Euractiv, en menos de un mes y medio se habrán organizado hasta 7 debates entre los candidatos europeos a presidir la Comisión, con una atención particular al debate celebrado en Maastricht el 28 de marzo (se puede volver a ver en #EUdebate2014), y el que se celebró en Bruselas el 15 de mayo (que se pudo seguir en las principales televisiones públicas en Europa, y a través del hashtag #TellEurope).

Debates que simbolizan un ‘pasaje’ interesante en la evolución institucional de la UE, reutilizando el lenguaje del libro de Luuk Van Middelaar (entrevistado recientemente en la Maleta de Portbou, y sobre el que escribió M. Montobbio). La representación escénica y televisiva de un debate politizado entre candidatos oficializa de facto la parlamentarización de la política europea. En otras palabras, ilustra la intención de sacarles el poder a los jefes de estado de escoger quién presidirá el máximo órgano ejecutivo a nivel europeo. Es un hecho relevante, a nivel teórico y democrático. La visualización de una realidad política contribuye a menudo a la consolidación de un cambio politico-institucional. Para poner un ejemplo entre tantos otros, el combate más penetrante por los derechos civiles en los Estados Unidos se forjó a través de fotografías como la de Rosa Parks, o la de la niña Ruby Bridges.

Sobre todo, son debates que por su formato y su contenido han ilustrado una voluntad de debatir en función de las preocupaciones ciudadanas. En este sentido la falta de repercusión informativa, más allá de los círculos especializados como éste, es doblemente sorprendente cuando se analizan las innovaciones (preguntas de internautas, audiencia de estudiantes, preguntas y respuestas dinámicas de menos de 30 segundos, uso responsable del tono y las interjecciones entre los participantes...) en comparación con el tipo de debate que vemos a nivel estatal y autonómico.

Un ejemplo, el de los debates electorales, que se añade a otros ejemplos menos conocidos que hacen de la UE un centro de poder muy imperfecto, pero bastante inclusivo. Por ejemplo, la amplia política de transparencia respecto a los documentos oficiales, mucho más avanzada que el estándar estatal y autonómico. O la obligación que tienen todos los legisladores europeos de incluir estudios de impacto y de evaluación por cualquier proyecto de ley (una de las pautas que garantiza una toma de conciencia de los riesgos inherentes a cualquier propuesta política y legislativa). Igualmente, la UE da apoyo, oficial, a una de las plataformas de rendición de cuentas más exhaustiva y detallada del trabajo que hacen los cargos electos en todo el continente. Una información francamente difícil de encontrar a la hora de evaluar el trabajo de cargos equivalentes.

Los últimos meses ilustran la bi-direccionalidad del reto al que se enfrentan los ciudadanos en el contexto actual. ¿Escuchan las instituciones europeas la voz de los ciudadanos? A nivel comparativo, probablemente la escuchan mucho más que las instituciones que curiosamente consideramos cuanto más ‘representativas’, las cuales sufren récords de desconfianza y descrédito.

En este sentido la responsabilidad es compartida. Ciudadanos, actores políticos, medios de comunicación e instituciones, a partes iguales. Hacerse escuchar también requiere tener los instrumentos necesarios para saber qué se está diciendo, y haciendo, en Europa.

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La Fundación Catalunya Europa (FCE) es una fundación privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo hacer presente Catalunya en Europa y Europa en Cataluña a través del debate y la generación de conocimiento en economía, gobernanza, democracia, sociedad y cultura.

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