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ENTREVISTA

Toni Garcia Ramon: “En el mundo de los actores el porcentaje de idiotas es el mismo o mayor”

El periodista Toni Garcia Ramon, fotografiado en Barcelona.

Neus Tomàs

27 de enero de 2023 22:53 h

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Toni Garcia Ramon (Mataró, 1971) es periodista, escritor, un tipo ocurrente como pocos y un pozo de anécdotas. Ha trabajado para más de un centenar de medios de seis países distintos, desde el 'Wall Street Journal' a 'Cinemanía'. Se pateó durante dos décadas los principales festivales de cine hasta que decidió que si no podía disfrutar de las películas, el tiempo para hacer las entrevistas era ridículo y además había casos en los que directamente perdía dinero, lo mejor era dejar de ir. 

Su último libro, ‘No estoy de cine’ (Catedral) es la historia del niño que encontró en las películas su refugio, alguien que ha visto más de cien veces ‘El Hombre tranquilo’, que tiene 'La cosa' como obra de cabecera, que está obsesionado con Michael Mann y que ha seguido a Tom Waits en conciertos por medio mundo.

Con Garcia Ramon se descubre siempre algo nuevo. Por ejemplo, que Brad Pitt tiene por contrato que en las giras de promoción no quiere conocer gente nueva o cómo se enfadó un presidente de HBO cuando vio el final de 'Los Soprano'. Se aprende de cine, de series, en su caso sin preocuparse por quedar bien con ninguna productora o plataforma, pero también de literatura, música y gastronomía.

Cuando estás al lado de este periodista empequeñeces cual Ally McBeal. Solo te da tiempo de escuchar aunque tengas delante un bocadillo que no sabías que existía o como en esta ocasión te cite en una chocolatería que parece un laboratorio.

Calcula que ha realizado unas 3.000 entrevistas a lo largo de su trayectoria como periodista y escritor. Entenderá mi vértigo a la hora de decidir cuál debía ser la primera pregunta porque al contrario de lo que recomienda vengo con expectativas.

Intentaré estar a la altura.

Quería evitar un libro que fuera una turra y que entretuviera a quienes no sean cinéfilos. Pero al mismo tiempo, como ha destacado Sergi Pàmies, por su contenido y la forma personal en el que está escrito también tiene un punto terapéutico. ¿El cine le ha ayudado a sobrevivir?

A mí me ha ayudado mucho. Cada uno tiene ciertos lugares a los que escaparse. Hay quien escoge un poema, está el que opta por un viaje, otro se sienta en un banco en Las Ramblas y en mi caso la ruta de escape directa ha sido siempre el cine. La base de este libro son las películas que son refugios, aquellas en las que no corro ningún peligro y siempre estoy a gusto.

Sus listados varían con el tiempo, pero la primera siempre es 'El hombre tranquilo'. ¿Por qué?

Primero porque es una película clásica que me recuerda la infancia. La he visto muchas veces con mi padre e incluso con mi abuelo. Segundo porque el director es John Ford, un tipo que siempre me ha fascinado y que perfectamente podría haber sido catalán, siempre malhumorado, con una sensibilidad que casi tiene que esconder. Estamos hablando de los años 40, en una época en la que los hombres ocultaban que habían llorado. John Ford leía poesía y a la vez es el que le da un puñetazo a John Wayne. Fue también el primero que plantó cara a la caza de brujas de McCarthy. Y porque la película es un masaje para los sentidos.

Te trasladas a Irlanda, el tipo que llega al pueblo en el que todo el mundo se conoce, donde el caballo de uno de los protagonistas siempre se para directamente delante del bar. A esa fauna que circula por la película los quiero. Si cuando me muera pudiese ir a un lugar ficticio sería Innisfreem, siempre que estuviesen los personajes de la película. 

¿Cuántas veces la habrá visto?

Más de cien porque la he tenido en todos los formatos que han existido en el planeta Tierra.

John Ford, un tipo que siempre me ha fascinado y que perfectamente podría haber sido catalán, siempre malhumorado, con una sensibilidad que casi tiene que esconder

Explica que empezó a ir al cine porque era un niño sin amigos y ese era su refugio. Después es el adolescente que va al videoclub y ahora no sé si es un adicto a las plataformas o todavía sigue yendo al cine. 

Todavía voy al cine y estoy convencido de que el formato físico volverá a ser exitoso porque a menudo, cuando quieres ver una película concreta, compruebas que en las plataformas no está. 'Los fabulosos Baker Boys', 'Jóvenes prodigiosos', 'Matar a un ruiseñor' y te podría decir una lista larguísima de películas que tengo en Blu-ray, que me ha apetecido ver en los últimos días, y que no están en las plataformas. Obviamente reivindico el regreso al cine porque me parece imprescindible y también el formato físico. 

Las películas han sido mi refugio porque nunca me he llevado bien con los niños. Siempre me han dado un poco de grima, ahora también aunque lo disimulo mejor. Herodes es mi personaje histórico preferido y si hubiese acabado el trabajo nos hubiésemos ahorrado muchos disgustos, en el planeta especialmente. Después, ya de adolescente, más allá de los amores o los amigos, al cine podías ir siempre que lo permitía el bolsillo porque en casa no había mucho dinero. Y cuando ya me lo he podido permitir he comprobado que no hay nada más grande que el cine. Es un cajón de sastre donde cabe todo. Si te interesan la literatura, la arquitectura, la poesía...te interesa el cine. Es la forma más barata de viajar y la manera más eficaz de descubrir el alma de un país es viendo su cine.       

Explica que hay un momento preciso en que uno descubre que una película le atrapa. Pero, por ejemplo, en los libros a veces llegas a la página 50, crees que no vale la pena seguir, le das una oportunidad y descubres que es un buen libro.

Puede pasar pero no son antónimos. Puede ser que aguantes, te parezca una mierda, sigas y llegue ese momento. En 'Entre copas' hay un momento en que Virginia Madsen habla de la Pinot Noir y empieza explicar por qué le gusta. Porque es una viña resistente, porque no es fácil, describe el aire del Pacífico etc...y de golpe todo lo que tienes alrededor desaparece porque solo tienes ojos y oídos para eso. Cuando te pasa es alucinante.        

Este libro es un spin-off de ‘Mata a tus ídolos’ (Catedral). Entre los mitos que desmontaba estaba Anthony Hopkins, un actor que a los que no le conocemos nos parece un tipo entrañable en esos vídeos que publica en las redes.

Pero si lo piensas un poco esto pasa con mucha gente. Hopkins porque es un personaje público pero cuánta gente conoces que de cara al público es encantadora y cuando se apaga el micro les romperías la cara. En el mundo de los actores el porcentaje de idiotas es el mismo o mayor.

¿Por qué?

Porque cuando tocas poder, eres influyente y notas que la gente te mira acostumbras a cambiar tu comportamiento. Ian McKellen decía aquello de 'si hubiese sido famoso a los 20 ya estaría muerto'. En el caso de las estrellas de Hollywood, se requiere una cierta paz y mucha estabilidad psíquica para aceptar que eres un tipo millonario y que te reconocen en todos sitios. Brad Pitt tiene por contrato que no quiere conocer a nadie. Es una cláusula en sus giras de promoción porque al principio, estuviese en una ciudad u otra, aparecía el capo local del estudio de la película con la hija o quien fuese para presentárselo y hacerse unas fotos.   

En 'No estoy de cine' aparece Jodie Foster. ¿Cómo es?

Es una persona extraordinariamente introvertida. Es encantadora, cariñosa pero muy difícil de entrevistar. Es un poco Natalie Portman. Son gente tan inteligente que no sabes si estás entrevistando al personaje o a la persona.   

Habla de películas y también de músicas. 'Blade Runner', un film que dice que no se ve sino que se vive. ¿Sería así sin lo que hace Vangelis en esta obra de Ridley Scott?

No existiría, no sería 'Blade Runner'. Sería otra cosa. Un poco como aquella historia de Alfred Hitchcock que con 'Psicosis' pensaba que no le acababa de funcionar la película. Bernard Herrmann, que era su compositor de cabecera, le dijo déjamela y sale esa escena de la ducha. La música es el pegamento de la fotografía, la dirección artística, el diseño de producción...Todo. Si recuerdas la primera escena de Blade Runner, aquella música, los sintetizadores, es lo que te clava. Si la ves de forma silente te impresiona pero con la música te revienta.

Se declara fan de Van Morrison y Tom Waits. Grandes músicos pero que en sus conciertos no parecen unos tipos especialmente simpáticos.

Tom Waits es muy simpático. En casa tengo un 'bootleg¡, un cd pirata, que es solo con historias que cuenta él antes de las canciones en sus conciertos. Son unas 50 y hay algunas maravillosas. Edgar Lee Masters tiene un libro 'Antología de spoon river', que también le ha influenciado mucho. Es un libro de poemas en el que el narrador se pasea por un cementerio victoriano y explica la vida de cada uno de los que están allí enterrados. 

Me gustan Waits y Morrison porque son 'storytellers', narradores con canciones que explican historias, y porque me interesa la gente que las explica. Recuerdo que una vez entrevisté a George Martin, el autor de 'Juego de Tronos', y mientras me narraba una historia larguísima sobre él y su padre iba pensando que ese hombre podría fascinarme explicando la guía telefónica. Son los narradores reales, los que son capaces de meterte en un estado en el que solo quieres escucharles a ellos.    

Pero cada vez es más complicado hacer entrevistas y menos dedicarle ese tiempo que comenta. Hay festivales en los que ahora han llegado a dar solo tres minutos.

Es que yo vengo de otro mundo. En el mío España aún estaba entre los países más taquilleros del mundo y había un acceso muy grande a todo. Yo estuve 45 minutos con David Lynch en Berlín y muchos otros que ahora no se pueden tener ni se tendrán nunca más. Primero, porque para los estudios España no es relevante en la taquilla. Y segundo porque cuando vienen las promociones son cada vez más cortas. 

¿Pero pasa con todos los países?

No, hay mercados muy potentes como el coreano o el indio a los que aún tienes acceso. O al chino, el japonés y el ruso. 

¿Y si por ejemplo ahora fuese a Cannes o Venecia? 

Pues tal vez te pongan en un grupo de 10 personas para una entrevista que, si tienes suerte, durará 20 minutos. 

¿Por eso dejó de ir?

No, lo dejé por una concatenación de factores. Primero, porque estaba harto. Lo de ir a un sitio 10 días para ver 50 películas dejó de interesarme porque básicamente quiero mucho al cine y dejé de disfrutarlo. Después, porque los accesos para hacer las entrevistas cada vez eran más pequeños y finalmente, porque el resultado era de suma cero. Cuando empecé me pagaban 200 pavos por página y publicaba dos diarias en grandes periódicos y cuando lo dejé eran 50 o 60 euros por página y a lo mejor eran cinco veces durante un festival. No voy a un festival para ganar 100 euros o perder 1.000. Desde un punto de vista puramente pragmático tengo que poder ganarme la vida.

Otro libro que podría escribir sería el del malvivir del periodista 'free lance'.  

Efectivamente. Puedo ganar más dinero quedándome en casa que yendo a un festival. Solo hago cosas que me aseguran un acceso 'privilegiado' a alguien. 

¿Por una crítica mala te arriesgas a que te dejen fuera de las promociones? 

Siempre hay consecuencias. Sobre todo ahora, con las plataformas. Pero yo no entro en este circuito porque no quiero entrar.

¿Es verdad que una vez intentó convencer al presidente de HBO de que 'The Wire' es mejor que 'Los Soprano'?

Sí, concretamente fue a dos, a Richard Plepler y a Michael Lombardo.

¿Sigue convencido de que 'The Wire' es mejor?

Totalmente. Hay una historia muy buena y es que cuando acaba 'Los Soprano', David Chase envía el final en un DVD a Los Ángeles para que lo vea Michael Lombardo. Él se sienta en la sala de proyecciones, se lo pone y al acabar llama a la secretaria y le pide que llame a Chase y le diga que le envíe un DVD bueno porque ese es defectuoso. Ella contacta con Chase y él le responde que es que acaba así. Lombardo montó en cólera, le envió el avión privado y tuvo que viajar de Nueva York a Los Ángeles para explicarle que el final era este. Una serie mítica como esta y que es maravillosa no se puede acabar así. Siempre estará por debajo de 'The Wire' y las dos por debajo de 'Band of Brothers', que me parece la mejor serie de la historia.

Después de decir que odia a los niños no sé si hacer la pregunta pero allá va. ¿Cómo puedo persuadir a un adolescente de que vale la pena ir al cine cuando ha crecido con una oferta que no se acaba en las plataformas?

El cine es un arte pero eso no sé si sirve para un adolescente. Lo que sí puedes decirle es que es una experiencia. Si somos capaces de que vean que el cine es algo que no puedes hacer en casa porque allí no tienes urgencias, no cambias de canal. El cine tiene una magia que es difícil de transmitir si no les acostumbramos a ir. Pero también creo que las plataformas pueden ayudar porque pueden ser un puente para ir al cine a ver otras películas. 

¿Teme que igual que pasa con algunos libros se caiga en un revisionismo hasta el punto de introducir cambios en determinadas películas?

Yo no prohibiría nada. Hace unos años se reeditó el 'Mein Kampf' en Alemania con una edición revisada. Creo que se trata de eso, de contextualizar las cosas. Si te pones a mirar el cine de los 40 y los 50 con la mirada de ahora todo te parecerá un escándalo. Me parece muy absurdo porque es como si yo intentase analizar una película que se hará dentro de 50 años. Y probablemente a la gente que entonces mire el cine que hacemos ahora le parecerá ridículo.    

Si te pones a ver el cine de los 40 y los 50 con la mirada de ahora todo te parecerá un escándalo"

Ya que estamos, ¿qué recomienda de la actual cartelera?

Este fin de semana se estrena 'The Whale', que es alucinante, 'Almas en pena de Inisherin' y 'Los Fabelman' de Spielberg que también es maravillosa.

¿A favor de Spielberg?

Siempre. Es que existe una especie de corriente en contra que lo culpa de no sé qué exactamente. ¿Que si es muy moralista? ¿Qué tiene 'Tiburón' o 'El Diablo sobre ruedas' de moralista? Un tipo que ha hecho una película como 'Munich', probablemente una de las autopsias más salvajes que se ha hecho al estado de Israel.  

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