Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Lo que esconde el cartel 'Limpiando Badalona', de García Albiol

Los carteles de Limpiando Badalona, estan siendo substituidos por los más inícuos: la receta funciona / ENRIC CATALÀ

Tomeu Ferrer

Badalona —

Xavier García Albiol ha incendiado la campaña electoral en Cataluña. El lema de un cartel monumental con el lema: Limpiando Badalona, de inequívocas resonancias racistas, ha hecho que todos carguen la crítica contra el edil del PP. El alcalde ha justificado el cartel con una excusa pobre y ha hecho como siempre: mantenella y no enmendalla.

El revuelo ha superado con mucho los límites de la ciudad y de Cataluña. El eurodiputado del PSC Javi López ha enviado una carta a los presidentes del Parlamento Europeo y la Comisión Europea, Martin Schulz y Jean-Claude Juncker, para denunciar la “campaña xenófoba” del PP en la ciudad de Badalona. Albiol está, pues, en boca de todos: ¡objetivo cumplido!

Garcia Albiol, a pesar de su altura, supera los dos metros, podría ser un hábil judoka. Ejerce el principio fundamental de la lucha asiática: aprovechar el empuje de los adversarios para, con un hábil golpe de cadera, desequilibrarlos y tumbarlos en la lona.

¿Qué hay detrás del anuncio? ¿Es un resbalón del edil del PP con más poder en Cataluña, o una jugada hábil? Los observadores de la política badalonesa consideran que la frase provocativa tiene dos efectos. En primer lugar, pretende consolidar el bloque de sus seguidores, los votantes que le llevaron, contra todo pronóstico, al sillón de alcalde de Badalona. El segundo efecto es que centra el debate municipal en ideas genéricas y no en aspectos tangibles, como la gestión realizada o el programa que presenta el partido conservador para los próximos cuatro años.

Badalona es la tercera ciudad más poblada de Cataluña, con 222.074 habitantes según el último censo. La localidad tiene 34 barrios. De ellos, el año 2011 el PP ganó en 28, cuando sólo cuatro años antes sólo se había impuesto en dos.

En las elecciones de 2011 votaron 81.370 personas, lo que a pesar de que la participación aumentó cuatro puntos, supone una abstención del 47,86%.

El PP obtuvo 26.890 votos y 11 concejales. En segundo lugar quedó el PSC con 21.778 votos y 9 escaños. En tercer lugar quedó CiU con 10.091 votos y 4 ediles. El cuarto puesto se lo llevó ICV-EUiA, con 7.174 votos y tres concejales.

Las encuestas con las que trabaja el PP en la principal ciudad del Barcelonès Nord dicen dos cosas. La primera, que el PP será la principal fuerza política local. La segunda, que quizá no consiga mayoría absoluta. Y esto por la incógnita de la mordida que en su electorado pueda hacer la inédita candidatura de Ciudadanos. El espantajo de las actuaciones contra los inmigrantes supone un mecanismo para solucionar los problemas. Sitúa el dilema: Albiol contra todos. Y luego evita tener que dar cuentas de cómo ha gobernado y qué plantea para el futuro.

Albiol es un profesional de la política de amplia trayectoria. Hace más de 23 años que vive del erario público, pero se presenta en los barrios donde consigue más votos como la novedad que arreglará los problemas de los ciudadanos. Problemas causados por “los políticos” que habían gobernado anteriormente, ergo, los socialistas y más allá comunistas.

Azuzar el miedo al extranjero

Azuzar el miedo al extranjeroLa última campaña electoral Albiol la hizo jugando con el miedo y la inseguridad que produce la crisis en muchos barrios populares del cinturón industrial de Barcelona. Usó, siempre al borde de la legalidad, el miedo a los extranjeros, y más concretamente el miedo a los gitanos rumanos como ariete. De forma indisimulada hizo carteles y folletos culpando a los extranjeros de la inseguridad que sentían los vecinos fruto, sobre todo de la recesión y el paro. Esto, en una ciudad donde más del 60% de los vecinos tiene sus raíces fuera de Cataluña.

El empuje del PP se sustentó en dos puntos más: promesas al por mayor y una difusa sensación de abandono que sentían los badaloneses respecto al PSC, un partido que durante décadas ganó holgadamente en los barrios, en una sucesión de alcaldes, casi dinástica.

Entre las promesas, la más sonada fue que el Ayuntamiento pagaría todos los libros de texto a todos los alumnos de la ciudad, tanto los de las escuelas públicas, las concertadas o las privadas. En cuatro años no ha financiado ni un libro y además, se ha desmontado la socialización de libros que antes se practicaba en algunas escuelas públicas.

La seguridad era también una promesa explícita del gobierno Albiol. El lema: poniendo orden, muy del gusto del abuso de los gerundios, tradicional en el PP de Badalona. El resultado ha sido magro. Los fines de semana son habituales los incendios de coches y contenedores que, a pesar del gran gasto en policía, no se han frenado.

El PP llegó al poder por sorpresa, a pesar de ser minoría mayoritaria. La abstención de CiU posibilitó el ascenso de Albiol al sillón consistorial. Entre los políticos badaloneses se hablaba de un cambio de cromos: CiU posibilitaba la alcaldía a Albiol con su abstención y el PP facilitaba a cambio el control por CiU de la Diputación de Barcelona. El acuerdo se ha negado siempre por parte de CiU, pero este partido es el único que comparte poder con el PP en Badalona, ostenta la gestión del distrito primero, que abarca los barrios cercanos al Centro, de voto tradicionalmente convergente.

Durante los cuatro años en que ha gobernado el PP en Badalona se han sucedido los escándalos. Muchos de ellos protagonizados por cargos de confianza del gobierno municipal. Albiol hizo bandera de la crítica a la proliferación de cargos de confianza de la época del PSC. Los socialistas llegaron a tener 58 cargos de confianza en el Ayuntamiento. Ahora el PP tiene 37 aunque la ley limita este contingente hasta los 27. En algunos casos cargos socialistas fueron heredados por el PP en una especie de sucesión clientelar.

Estos cuatro años la política de Albiol respecto a la inmigración ha consistido básicamente en hacerles la vida difícil. Pero lo más llamativo ha sido la difusión entre la población de un mensaje culpabilizador. Por ejemplo, la Guardia Urbana hasta hace poco mencionaba la nacionalidad de los detenidos, siempre que ésta no fuera española. Cuando era así, este punto no se citaba en las notas de prensa. Con estos mensajes y la idea de que los extranjeros disputan las ayudas públicas a los locales se ha transmitido una imagen del foráneo como fuente de problemas, sobre todo de orden público.

Selfies y “votantes independentistas”

Selfies y “votantes independentistas”La gente en los barrios ve con perplejidad que la clase política de la ciudad, que vive en el Centro, defiende con contundencia la convivencia entre las diferentes comunidades. Al ser preguntados, muchos vecinos de los barrios afirman que es fácil emitir opiniones sobre cuestiones que no te afectan directamente. Pero tampoco Albiol, abanderado de los barrios, vive en ellos. Durante un tiempo vivió en el opulento Sarrià, en Barcelona y ahora vive también en el Centro, lo que no le impide defender calurosamente soluciones a problemas que, si existen, él no sufre.

El populismo de Albiol lo hace omnipresente. Debe de ser el edil con quien se han hecho más selfies los badaloneses. Siempre está listo para fotografiarse con quien se ponga a tiro. Hace reuniones en los bares de los barrios mientras evita las asociaciones de vecinos, foco de críticas. Y, sabiendo que los medios de comunicación están dispuestos a repetir sus palabras puede afirmar, sin mostrar pruebas, cosas como “cada vez hay más independentistas que dicen que me van a votar”, cosas que, sean ciertas o no, al día siguiente son titular.

Como buen judoka se apodera de las iniciativas positivas de la ciudad, como la urbanización del paseo marítimo, ideada y proyectada por los socialistas, y culpa al gobierno anterior de que las calles estén mal asfaltadas, cuando hace cuatro años que este asunto es responsabilidad única y directa del PP.

Las alternativas

Las alternativasLas alternativas políticas tienen difícil luchar contra la popularidad, en positivo o negativo, de que goza Albiol. Jordi Serra, del PSC, tiene, según los observadores badaloneses, poco carisma. Debe luchar contra la crítica que le atribuye todos los errores de más de 30 años de mandato de su partido. A ello hay que sumar las escisiones sufridas. Sin embargo ganó en Badalona las anteriores elecciones europeas en las que el PP quedó en tercer lugar, detrás de ERC.

CiU presenta por quinta vez Ferran Falcó como candidato a la alcaldía. La coalición formó gobierno con los socialistas y ha posibilitado que el PP gobernara, limitándose a suavizar los aspectos más duros de la política de los conservadores. Su expectativa es conseguir, con el resto de la oposición de tradición democrática, construir un gobierno alternativo al de Albiol.

ERC, con Oriol Lladó, es un libro sin abrir. En las anteriores elecciones municipales no obtuvo ningún concejal, pero en las europeas quedó en segundo lugar en la ciudad, ganando incluso el barrio donde nació Albiol: La Morera. Los republicanos junto con PSC e ICV firmaron un acuerdo programático que podría ser la base de un pacto a la alcaldía, aunque las tres fuerzas políticas lo niegan.

ICV ha sufrido un fuerte sacudida antes de las municipales. El nuevo candidato, Àlex Mañas, había sido concejal de educación en anteriores gobiernos. En esta ocasión la coalición se presenta junto con un grupo procedente de Podemos, pero no avalado por este partido, el colectivo Es posible.

A la izquierda queda Guanyem Badalona en comú una coalición formada por miembros de CUP, parte de EUiA, Podemos Badalona, los Verdes y Procés Constituent. Aspiran a entrar con fuerza en el Ayuntamiento y son los abanderados de la nueva política.

Y quedan las candidaturas que más miedo dan a Albiol. Ciudadanos, que presenta un desconocido profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña y tiene unas inciertas perspectivas pero a los que el boom mediático puede favorecer mucho. Quedan finalmente UPyD y Llei, un grupo local. Ambos con pocas posibilidades de salir.

Con este panorama y los resultados mediáticos de sus despropósitos, todo hace pensar que mientras las encuestas no den a Albiol como alcalde con mayoría absoluta las frases equívocas contra la emigración menudearán. Se trata de compactar su electorado y evitar fugas hacia los ambiguos Ciudadanos. Esas fugas obligarían al PP a pactar y podrían poner en peligro el reinado de Albiol en la tercera ciudad catalana.

Etiquetas
stats