Miles de independentistas salen a la calle en una Diada marcada por las críticas a los partidos
El independentismo se ha conjurado para combatir la apatía y ha vuelto a salir de manera masiva a la calle para la Diada. Sin los números apabullantes de las convocatorias previas a la pandemia, la manifestación ha vuelto a reunir a decenas de miles de independentistas en Barcelona en una concentración marcada por las críticas a los partidos. Según la Guàrdia Urbana, han asistido unas 150.000 personas. Según los organizadores han sido 700.000.
La manifestación, cuya cabecera ha partido a las 17.14 horas de la avenida Paral·lel y se ha dirigido hasta la Estación de Francia, ha reunido a gente de todas las edades, con muchas familias, que han gritado a favor de la independencia y con mensajes de recuerdo a la votación del 1-0. También se han oído en todo momento proclamas a favor del expresident Carles Puigdemont en una convocatoria que ha acabado con los asistentes pidiendo la dimisión del Govern.
El mensaje de esta Diada, que culmina una década de movilizaciones, era más áspero que en años anteriores. Se percibía más rencor, especialmente hacia los políticos catalanes después de dos lustros con críticas centradas al Gobierno central y al poder judicial.
Por primera vez se han podido ver pancartas con mensajes dirigidos contra los partidos políticos, a los que tildaban de “botiflers” (traidores). “Los partidos nos han traicionado”, rezaba una pancarta que llevaban diversos asistentes. A pesar del cambio de tono, la manifestación ha seguido teniendo el habitual cariz festivo con música, cánticos y buen ambiente entre los concentrados.
Los asistentes coincidían en señalar la falta de avances en la secesión desde la votación del 1-0 en 2017. “No nos cansaremos de venir por mucho que los partidos no estén dando la talla”, apuntaba Roger González, 23 años, junto a su pareja. “Es ahora cuando hay que demostrar que estamos comprometidos con la independencia”. Mensajes como el de González se repetían entre los asistentes. “Seguiremos viniendo durante 30 años si hace falta”, añadía Roser Parés, 57 años. “Algunos partidos pueden haber pasado página, pero nosotros no”, añadía.
No solo las pancartas han cambiado. Cada vez se ven menos esteladas y ganan presencia las banderas independentistas negras, que hacen referencia a la enseña utilizada por el bando austracista durante la guerra de sucesión. “Hoy llevamos la bandera negra”, ha espetado la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, durante su discurso. “La del asedio de Barcelona, la de la lucha final, la del 'ni olvido ni perdón'”.
La manifestación de este año no ha contado con la presencia del president de la Generalitat, Pere Aragonès, ni de los consellers de ERC, molestos con el mensaje contra el Govern y los partidos que ha desplegado la ANC. A la manifestación tampoco han asistido ni Oriol Junqueras, ni Marta Vilalta, ni otros dirigentes de peso, de manera que la expresidenta del Parlament Carme Forcadell ha sido una de las pocas caras visibles del partido en la marcha.
Quienes sí han acudido a la manifestación han sido los miembros de la plana mayor de JxCat, incluidos la secretario general, Jordi Turull, la presidenta, Laura Borràs, y consellers como Jordi Puigneró o Jaume Giró, además de Xavier Trias, exalcalde de Barcelona, recibido por sus compañeros con gritos de “alcalde”.
La movilización -que este año tiene como lema “Tornem-hi per vèncer. Independència” (Volvamos para vencer. Independencia)- ha ido perdiendo fuelle en los últimos años: en 2019, la Guardia Urbana cifró en 600.000 los asistentes y en 2021, saliendo de la pandemia, cayeron a 108.000, lejos de los récords previos al 1-O. Con todo, la asistencia de este domingo está muy lejos del pinchazo que algunas voces habían vaticinado.
“Independencia o elecciones”
Feliu, presidenta de la ANC, ha pronunciado un discurso durísimo con las formaciones independentistas y con el Ejecutivo comandado por Aragonès. “Este año esta manifestación ha dado miedo”, ha espetado. “Lo que da miedo es nuestra convicción y nuestra voluntad férrea de hacer la independencia”.
Feliu ha exigido al Govern que “haga la independencia” o “convoque elecciones” y ha amenazado con la idea de que la ANC articule una “lista cívica” al margen de los partidos en los próximos comicios. “Hay grueso suficiente en el país para hacer una lista cívica que haga la independencia”, ha proseguido Feliu con tono vehemente. “No más jugar a desmovilizar a la población”, ha señalado. “O independencia o darle la voz al pueblo”.
El discurso de Feliu ha contrastado sobremanera con el de Xavier Antich, presidente de Òmnium, y el que ha pronunciado Jordi Gaseni, presidente de la AMI (Asociación de Municipios por la Independencia). Ambos han hecho llamadas a no “malbaratar” el “gran poder acumulado” por el independentismo en un mensaje que evidencia que la división no solo afecta a los partidos sino que ha impactado de pleno en las entidades civiles.
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