El bloqueo total del referéndum es uno de los cuatro escenarios con los que trabaja el Govern
El Govern no puede descartar que en la noche del 1 de octubre tenga que reconocer que no se ha podido celebrar el referéndum. Pese a que los mensajes públicos del conjunto del Ejecutivo nunca lo han puesto de manifiesto, esta es una de las cuatro posibilidades que partidos y Govern tiene sobre la mesa para el 1-O.
El llamado 'Estado Mayor' del referéndum, órgano informal de coordinación que reúne a una parte de la plana mayor del Govern y de las direcciones del PDEcat y ERC, se encuentran en contacto continuo desde la detención de los altos cargos de Vicepresidencia el miércoles 20 de septiembre. Este grupo ha estudiado durante la última semana los escenarios más probables para la jornada hasta reducirlos a cuatro.
Además, han trabajado en la respuesta a cada uno de ellos bajo el principio de “para cada problema, una solución”, enunciado insistentemente por el conseller portavoz Jordi Turull. Dos de ellos están marcados como “deseables”, que es que el referéndum se produzca sin demasiados incidentes, ante lo que se aplicaría directamente la ley de transitoriedad. Los otros dos escenarios prevén que haya impedimentos para votar, parcial o totalmente, ante lo que Govern y partidos mantienen diferentes posturas sobre la respuesta.
El referéndum se puede hacer
De forma pública, el Govern asegura que está en condiciones de garantizar que la jornada del 1-O se produzca una votación con pocas incidencias y en condiciones similares a la normalidad. Este viernes el vicepresident Junqueras ha asegurado que “habrá todas las mesas y los ciudadanos podrán votar. Si alguien intenta impedir el voto, los ciudadanos igualmente podrán votar”.
Contando con que esta circunstancia se cumpla, partidos y Govern derivan dos escenarios obvios: el primero cuenta con que gane el 'sí' y el segundo con que gane el 'no'. La segunda opción es con toda seguridad la menos probable de todas las barajadas. En ambos casos el Govern activaría la ley de transitoriedad, que prevé una declaración de independencia inmediata en caso de que haya más votos independentistas que contrarios a la independencia. Si por el contrario hay más votos del 'no', se convocarían elecciones autonómicas.
Impedimento total al referéndum
Este viernes el TSJC ha ordenado al Govern no usar sus recursos informáticos para contar votos del referéndum. Si la noche del 1 de octubre se constata que de forma generalizada los catalanes no han podido votar, que no hay actas, que no se ha podido efectuar el recuento o que hay material electoral secuestrado, el Govern intentará salvar por todos los medios el registro de participación. Si ni siquiera esto es posible, los responsables de la votación se verán obligados a reconocer que el referéndum no se ha podido celebrar.
A partir de aquí, el debate entre las diferentes familias políticas que impulsan el referéndum es encendido. Desde la presidencia y en línea con el PDECat se vienen rebajando las opciones de que haya una declaración unilateral de independencia (DUI) como respuesta a un impedimiento a votar. Así lo explicó el propio Puigdemont en una entrevista con eldiario.es, cuando aseguró que la DUI “no está encima de la mesa”. “En estos momentos”, dijo después.
Esta postura, sin embargo, es contestada desde otros sectores. ERC considera que el mayor instrumento negociador no puede descartarse así como así, y la CUP o Òmnium se decantan por dar apoyo a esta declaración de independencia en caso de producirse.
Impedimento parcial al referéndum
El escenario que las fuerzas policiales impidan votar en varios de los 2.315 colegios es, al parecer del Govern, el más probable y uno de los que genera más problemas logísticos. En primer lugar, deberían analizar a qué porcentaje ha alcanzado este obstáculo, ya que contemplan que con un índice bajo de colegios cerrados todavía sería posible mantener que se ha celebrado un referéndum.
En cambio, un cierre que impida votar en la mitad o más de los colegios es difícilmente salvable, ya que por fuerza tendría una fuerte influencia en el índice de participación. En este caso los responsables de la estrategia sobre el referéndum se inclinan por considerar la situación como una de impedimento total.
La respuesta que el Govern dé el día 2 tendrá también mucho que ver con cuántos colegios han caído y en qué medida hay datos de participación y recuento. En caso de que se valore que hay suficientes elementos como para homologar la votación a un referéndum, se pondría en marcha la ley de transitoriedad, que contempla una declaración de independencia si gana el 'sí'. En caso de que de ninguna manera el referéndum sea homologable, se iría inevitablemente a la misma discusión sobre la declaración de independencia del primer supuesto.