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El tramo de arrozales en la Costa Brava que el ecologismo quiere salvar

Vista de la zona de arrozales que quedaría atravesada por la carretera

Pau Rodríguez

17 de septiembre de 2022 22:27 h

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Los arrozales son el paisaje más característico de la zona de Pals, en la Costa Brava, varios cientos de hectáreas que se extienden por una zona de humedales con distintos niveles de protección ambiental, pero también rodeados de urbanizaciones y campings. Ahora, la extensión de una nueva carretera, de un escaso kilómetro pero que atraviesa campos de arroz y un pinar sobre dunas, ha puesto en pie de guerra a las entidades ecologistas. 

Jordi Bozal, vecino de la Playa de Pals –uno de los tres núcleos urbanos separados que conforman este municipio–, pasea por uno de los caminos de tierra que atraviesan los arrozales mientras señala por dónde pasaría la nueva variante. A su lado, un cartel advierte de que se adentra en las Basses d’en Coll, una zona de lagunas de 50 hectáreas que forma parte de la reserva natural Marismas del Baix Ter. 

El nuevo tramo de asfalto, que es en realidad la culminación de una carretera ya existente y que hoy muere frente a una acequia, debería servir para descongestionar el actual acceso desde la C-31 hasta la playa y sus urbanizaciones. Pero este motivo es el principal argumento en contra que esgrimen desde la plataforma Salvem la Platja de Pals. “Estamos a mediados de septiembre y no hay coches. Y durante el verano, con todos los extranjeros que hay, ni siquiera se forman colas. ¿Qué necesidad hay?”, se pregunta Bozal, que asegura que desde la entidad están preparando alegaciones contra el proyecto.

El plan de ampliar la carretera no es nuevo, se remonta a los años 90, aunque se haya aprobado recientemente la necesaria modificación del plan urbanístico que debe permitirla, y que ahora está en exposición pública. Para el alcalde, Carles Pi, la necesidad de la carretera “es difícilmente discutible”. Asegura el edil que hasta hace unos años, los GPS de los coches marcaban el paso por un camino precariamente asfaltado que discurre por los arrozales, y que lo que se haría ahora es condicionar el trazado. “Estamos hablando de que hay tres campings, un hotel y muchas segundas residencias”, expone Pi sobre la actividad en la zona. 

El alcalde defiende además que el proyecto definitivo cumplirá con todos los requisitos medioambientales que establezca la Generalitat. “Si nos dicen que debemos modificar algún punto del trazado, o hacer pasos para fauna o lo que sea, lo haremos”, añade.

La obra, según el planeamiento hecho público en los últimos meses, no se adentraría en los espacios naturales más protegidos, como lo que se considera técnicamente las Basses d’en Coll, pero sí tendría una afectación en el corredor ecológico, es decir, una importante franja de vegetación que permite el paso de fauna. En el entorno de las lagunas y los arrozales hay una sensible presencia de aves como el martín pescador, las garzas o ánades reales. 

Las urbanizaciones pendientes

Pese a tratarse de un pedazo de asfalto de un kilómetro, de fondo emerge la pugna para evitar una mayor presión urbanística en una zona que queda enclavada entre reservas naturales: el Parque Natural del Montgrí, las Illes Medes y el Baix Ter; las Montañas de Begur y la Reserva Natural Parcial dels Aiguamolls del Baix Ter. Con una amplia zona de apartamentos, dos campings y un campo de golf, los activistas de Salvem la Platja de Pals ven la carretera como la antesala de nuevas urbanizaciones que pleanean sobre los humedales desde hace décadas.

Según el Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) vigente, que se remonta a 1986, se puede edificar en distintas zonas de los parajes conocidos como Jonquers y Rodors. El plan preveía inicialmente más de 2.400 viviendas nuevas en estos espacios, algunas de las cuales podrían afectar a zonas de dunas y pinares. El Síndic de Greuges, defensor del pueblo en Catalunya, se pronunció en contra en 2018. Ese mismo año, la Comisión de Urbanismo de Girona redujo la cifra de posibles viviendas para esos parajes en poco más de 1.000. 

El alcalde de Pals niega que la nueva carretera esté vinculada a las futuras urbanizaciones. “Es rotundamente falso. Una difamación”, insiste. 

En cuanto a las nuevas áreas residenciales, Pi recuerda que no es algo en lo que el actual consistorio tenga demasiado margen de acción, dado que el planeamiento lo permite desde los años 80. De hecho, esgrime que la desclasificación de suelos urbanizables hecha por la Generalitat provocará reclamaciones patrimoniales “millonarias” por parte de los propietarios considerados afectados. “Algunos de estos sectores han presentado reclamaciones que ascienden a 25 millones de euros. En un municipio con un presupuesto de 6 millones”, se exclama. En el paraje de Jonquers, añade, el suelo es urbanizable y lo que está previsto es una zona comercial. 

Pero desde Salvem la Platja de Pals no están dispuestos a aceptar la modificación de ni un palmo de tierra sin presentar batalla. Y recuerdan el caso de una gran marina en la zona de la playa de Pals con capacidad para 1.000 embarcaciones. Aquel proyecto, advierte Bozal, acabó tumbado en los tribunales. 

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