Piden al Ministerio la recuperación de la ayuda nacional para frutos secos
Cooperativas Agro-alimentarias de España ha reclamado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación la recuperación de la ayuda nacional a la superficie de frutos de cáscara, que se venía otorgando desde 2005 y que el Ministerio decidió eliminar de manera unilateral en 2017 sin atender las peticiones del sector. Esta ha sido una de las alegaciones enviadas en el trámite de consulta pública del proyecto de Real Decreto que modifica los Reales Decretos 1075/2014 y 1076/2014 ambos de 19 de diciembre, dictados para la aplicación de la Política agraria Común (PAC) en España.
Tal y como ha destacado el presidente del sector, Roger Palau “las particularidades del sector y su contribución medioambiental, social y económica, hacen indispensable la recuperación y aumento del presupuesto de dicha ayuda y, que se destine a las plantaciones de frutos de cáscara en secano”. Palau ha recordado que se debe utilizar la posibilidad que permite el Reglamento 1308/2013 de mantener los pagos nacionales a los productores de determinados frutos de cáscara.
El cultivo del almendro ocupa una superficie de más de 430.000 hectáreas en España, de las cuales el 84% están cultivadas en secano con rendimientos significativamente menores a los de regadío, lo que deriva en unos escasos ingresos y baja rentabilidad. Se trata de una producción localizada principalmente en zonas con baja pluviometría, lugares con pendientes elevadas y zonas con alto riesgo de heladas.
Precisamente Castilla-La Mancha es la Comunidad Autónoma que más superficie de pistacho y almendro con más de 115.000 hectáreas de almendro y más de 22.000 hectáreas de pistacho.
El cultivo de frutos de cáscara y las actividades ligadas a él, tienen una gran relevancia desde el punto de vista social y económico en el medio rural, generando tejido social, empleo y ayudando al desarrollo de la población en el territorio. Además, es un cultivo eficaz en la lucha contra la erosión, la desertización y la conservación del paisaje, y en la mayoría de los casos, las plantaciones de frutos secos se sitúan en regiones donde no hay alternativa agronómica viable.
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