Aunque los peces suelan tener un nombre en cada puerto, en este que vemos, Epinephelus marginatus, hay bastante unanimidad y se le llama mero. Fue Covarrubias en 1611 quien registró este nombre en alusión a “Nero”, Nerón, pensando en la voracidad del mero. Se dan para este pez unas medidas exageradas muchas veces, porque es verdad que a lo mejor antes eran más grandes, pero ahora es muy difícil encontrar uno que pese más de 40 kilos. Por mucha voracidad que digan que tiene por su nombre de mero, han llegado a ponerle nombre propio, como a un mero que había o hay a lo mejor todavía en Almuñecar, al que llamaban Paco, y también algún otro que llamaron Baldomero. Los ejemplares que tienen mayor tamaño son machos, porque son hermafroditas los meros y primero son hembras y luego machos. Este que vemos ya tiene su librea y es un gran macho. Cabría preguntarse si no sería mejor que se llamaran como en todas en partes: mero.