El encuentro más esperado contra la explotación laboral, kellys y aparadoras lucharán juntas
Unas, las kellys de Benidorm, cumplirán dos años de lucha en un mes; las otras, las aparadoras de Elche, han echado a andar hace algo más de un mes y ambas han decidido ahora tejer una alianza contra la precariedad que sufren. El escenario escogido, Alicante ciudad, como punto de encuentro intermedio para dos asociaciones que buscan salir de la invisibilidad a la que han estado condenadas por ser mujeres, asegura Yolanda García, portavoz de las camareras de piso en la comarca de la Marina Baja. “Estoy convencida de que estamos así por ser mujeres en un sector como el de la limpieza que nunca ha sido considerado un trabajo de verdad”, afirma en el trascurso de esta asamblea.
Yolanda revela al principio de la misma que conoció a Isabel Matute, presidenta de las aparadoras, en las Marchas de la Dignidad que se han venido sucediendo en los últimos años al calor de la crisis económica. El resto de asistentes, una treintena, se van presentando una a una. Así uno descubre que hay varias aparadoras que ya no ejercen, pero que acuden al encuentro por “el compromiso moral” que tienen con sus compañeras. Mabel también ha dejado de coser zapatos pero obligada “por las enfermedades” que arrastra después de 30 años pegada a la máquina de aparado.
Mary es otra mujer desempleada. Cuenta que era camarera de piso hasta hace seis meses. “Me echaron por reivindicar mis derechos y me está costando encontrar trabajo y no sé por qué”, se pregunta con ironía mientras el resto asiente. Saben por experiencia de qué hablan, si alzas la voz e incomodas, ya no te contratan y pasas a engrosar las famosas listas negras que confeccionan algunos empresarios. Isabel afirma que a las trabajadoras del calzado les han llegado a “castigar contra la pared”. “Somos tan poca cosa que he salido de talleres llorando y diciendo que no sé aparar”. “Y nosotros igual, que no sabemos limpiar”, coincide una voz al fondo.
Todas asumen la máxima de que están ahí, unidas, porque las condiciones laborales se han ido empeorando en los últimos años hasta resultar “insoportables”. Isabel recuerda que llevan “40 años en esta dinámica” tras el éxito de la huelga del calzado de 1977. España estaba despertándose de la dictadura y los trabajadores del calzado, hartos de la explotación, salieron de las fábricas durante dos semanas como medida de protesta. Finalmente lograron hitos como la jornada de ocho horas para el sector o 30 días de vacaciones. “Conseguimos derechos que poco a poco hemos ido perdiendo. De 8 hemos pasado a 10-12 horas y no tenemos contrato por lo que no podemos denunciar a la empresa”, se lamenta.
“Cuando empezó el movimiento de las kellys en otras ciudades turísticas españolas –rememora Yolanda- nos preguntábamos cómo no iba a estar Benidorm, capital turística de la Comunidad Valenciana”. El año pasado, por ejemplo, 16,4 millones de turistas se decantaron por Benidorm, cuando en 2015 se registraron 11 millones de pernoctaciones. “Los hosteleros cada vez ganan más mientras nuestra situación no mejora, incluso se ha abierto el campo a la externalización”, señala resignada.
“Hemos sido las grandes olvidadas y por eso nos unimos”, prosigue Yolanda en un discurso que también hacen suyo las aparadoras. “Porque durante mucho tiempo nadie nos ha representado en los hoteles salvo los delegados sindicales que por su propia cuenta lo hacían, y eso que representamos el 30% de las plantillas”, se queja.
Al final, cuenta que han llegado a un punto de soportar “una carga inasumible”. “Nos toca hacer 25 a 30 habitaciones por día y unos 10 minutos por habitación”, cifra. Además, denuncia Yolanda que los jefes “te pueden cambiar los días libres por Whatsapp y te eligen las vacaciones”.
Salarios
Las aparadoras que trabajan tanto desde casa como en fábricas no suelen estar dadas de alta. “No tenemos contrato por lo que no podemos denunciar a la empresa”, denuncia una de las empleadas, “y de 3 euros que nos pagaban empezaron a bajar hasta el euro y medio”.
Otra aparadora cuenta que yendo al encuentro situado en el edificio municipal El Claustro han pasado por una calle comercial. “He visto en un escaparate zapatos a 200 euros mientras nosotras ganamos euro y medio por par”.
Yolanda aclara que las limpiadoras de los hoteles no cobran por habitación, pero que un día hicieron la prueba de calcular a cuánto les salía y el resultado, por desgracia, no les soprendió. “Si estás externalizada ganas 0,89 euros por habitación; con contrato 2,10”. O en otras palabras, “lo que yo gano en un mes es lo mismo que cuesta dormir una noche en el hotel de lujo en el que trabajaba”.
Líneas de trabajo
Las kellys de Benidorm inspiraron a las de Alicante, ya constituidas y presentes en el acto, y a su vez a las aparadoras de Elche, cuya lucha ha animado a otros municipios zapateros de la provincia como Villena.
Mila ha venido desde esa localidad y reconoce sentirse frustrada por la falta de compromiso de sus compañeras.
- No entiendo cómo en Villena somos tan pasivas.
- Es que esto va así, alguien tiene que dar el paso y suelen ser una o dos personas. Así nos pasó en Benidorm. No te desanimes, nosotras te ayudamos, le explica Yolanda.
Al final, de esta primera asamblea se acuerda acudir todas a Villena y se perfila una acción conjunta a las puertas de la Seguridad Social. Porque, como insiste Yolanda todo el rato, deben “hacer ruido sin parar. ”Os creéis que no nos escuchan, pero creedme si os digo si nos ven unidas, nos escuchan“, y pone como ejemplo logros como el de haber llegado al Parlamento Europeo donde relataron el grado de explotación que sufren, también el haber llevado al Congreso de los Diputados una modificación del Estatuto de los Trabajadores para blindarse los problemas añadidos que trae la externalización del servicio o el reciente encuentro con Mariano Rajoy cuando aún era inquilino de La Moncloa.