Josep Sorribes. Professor d´Economia Regional i Urbana en la Universitat de València. Cap de Gabinet de l' Alcaldia de l´Ajuntament de València (1983-1988). El seu darrer llibre : 'Valencia 1940-2014: Construcción y destrucción de la ciudad' (PUV, 2015).
El Jardí del Túria en la Agenda Política
Como es sobradamente conocido, el Plan Sur, primero y el Plan General de 1966, después, atribuyeron al viejo cauce del Turia, una vez realizada la desviación, un uso coherente con el espíritu de la época: eje de comunicaciones oeste – este de la ciudad que incluía una autopista de carriles varios, las líneas de ferrocarril y la nueva estación terminal (ya próxima al Puerto) que sustituía a la estación y la via “xurra”. La autovista enlazaba graciosamente con la A-7 y salvaba con elegancia el “obstáculo” del puerto mediante un paso elevado muy al gusto de la época. La tardía ejecución del By-pass (que estaba en el proyecto original de la A-7 pero que un Real- Decreto aplazó en el tiempo en beneficio de la constructora) evidenció que ya no era tan necesario este eje oeste- este y a partir de 1974 se inició un movimiento de protesta y reivindicación popular que bajo el lema de El Jardí del Túria és nostre i el volem verd fue junto con la recuperación de El Saler (El Saler per al Poble) la gran reivindicación urbana de la transición.
La Corporación democrática salida de las urnas en 1979 tenía por tanto un mandato claro y pese a las sutiles maniobras del último alcalde franquista Miguel Ramón Izquierdo, las cartas ya estaban jugadas y el nuevo Ayuntamiento inició de inmediato el Pla Especial del Jardí del Túria al tiempo que encargaba a Ricardo Bofill una propuesta global que fue expuesta en La Lonja con gran éxito de asistencia en 1982. El lector interesado en los detalles tanto de los antecedentes y del proyecto como de la ejecución puede consultar los trabajos de AVAT ( Comissariat). 2007. La riuà que canvià valència. Ed. Adonay ; Sorribes, Josep (ed.), Valencia 1957-2007. De la riada a la Copa del América. PUV; Llopis Alonso, A. (2010); El Jardín del Turia: otros tiempos, otros proyectos, otras imágenes (Valencia, Historia de la Ciudad VI, Proyecto y complejidad) y, finalmente, “Tai-txi, ‘swing’, ‘skaters & running’.
Hablar del Jardí del Túria es hablar de éxito, sin lugar a dudas del mayor éxito de la política urbanística de la ciudad desde la restauración de la democracia. En eso hay un consenso prácticamente unánime no sólo por el uso masivo que hacen los ciudadanos de este jardín de casi 9 Km. de largo sino también por su claro papel estructurante. Muy pocas ciudades tienen este activo complementado pocos años después, a finales de los 80 por el Passeig Marítim. Nos podemos felicitar colectivamente de haber conseguido que una infraestructura dura pensada en plena vorágine del desarrollismo haya acabado siendo el lugar más conocido, querido y utilizado. Sólo por eso- y hay bastantes más cosas- el mandato de Ricard Perez Casado será recordado como un mandato decisivo en la historia reciente de la ciudad.
Pero este blog no nació con vocación de ofrenda de flores ni de ejercicio hagiográfico. Y por ello hay que apresurarse a decir que, en contra de lo que algunos puedan pensar, el Jardí del Túria no sólo tuvo problemas y deficiencias en su ejecución sino que todavía no está acabado y debe figurar en la agenda política del actual gobierno local y previsiblemente en la agenda de los futuros gobiernos locales de la ciudad. Como el tema es algo largo y complejo echaré mano del invento de la numeración para intentar darle un poco de coherencia a la exposición.
1.- El pecado original de la ejecución del proyecto fue sin duda el abandono del diseño unitario y su ejecución por tramos sin que existiera, una vez decidida la partición, una idea de conjunto que permitiera una “lectura”. Ciertamente la propuesta de Bofill- la espectacular maqueta- era de corte claramente neoclásico y dar entrada a diferentes equipos no era un mala idea si se hubiera mantenido esta idea de conjunto.
2.-En ausencia de ésta, el Jardí fue ejecutándose poco a poco-con los límites impuestos por la financiación- a base de sumar tramos “provisionales” con tramos “definitivos” sin que en ningún caso hubiera un hilo conductor legible. Podría haber sido el agua ( tramo I) pero no se ejecutó el lago bajo el puente 9 d´Octubre y en el tramo neoclásico de Bofill no llegó a preverse ni tan siquiera un flujo continuo de agua con los consiguientes problemas de estancamiento.
3.- De este modo el Jardí del Túria fue convirtiéndose en un lugar “donde todo cabe”. No sólo los usos deportivos en el tramo del polideportivo, en los tramos centrales de campos de fútbol y últimamente en los circuitos de bici y running) sino también otros usos variopintos como los castillos de fuegos artificiales o el Gulliver (que estaba pensado para Dr. Lluch).
4.- Especialmente dolorosa es la decisión de mantener el tramo central dedicado al fútbol de base y a otros deportes, renunciando al imprescindible diseño que pudiera dialogar con el centro histórico. Por su parte el tramo del complejo calatraviano se saldó con un vulgar ajardinamiento, probablemente para no “hacer sombra” a la arquitectura de estrellato.
5.- Es conocida la broma de que la ciudad de Valencia es la única ciudad que tiene dos ríos y ninguno lleva agua (¿Guinness a la vista?). Dejando la broma a un lado se ha reivindicado repetidas veces la necesidad de recuperar un flujo continuo de agua que dé sentido al Jardí y a los numerosos puentes. Quizá estemos todavía a tiempo, al igual que estamos a tiempo de ejecutar con dignidad el tramo final sin caer en la trampa de la intersección de grandes torres supuestamente inspiradas en Le Corbusier con canales venecianos de agua. Provincianismo a raudales. El Túria y el Mar deben tener un encuentro más natural y armónico.
6.- Existen además, algunos temas “colaterales” de especial importancia. Clama al cielo la imperiosa necesidad de suprimir las dos barreras que suponen el intenso tráfico de las dos marginales del Jardí que , entre otras cosas, separan quirúrgicamente el IVAM , San Pio, Viveros etc.. de su entorno natural. Del mismo modo ya hace años se hizo la interesante propuesta de la Vía Verda que pretendía comunicar los parques de distrito entre ellos y con el Jardí del Túria utilizando corredores verdes o peatonales. ¿ Para cuándo?. Por último, el pequeño parque de cabecera podría ser sin demasiados problemas véase el descampado desde la montaña artificial mirando a Benimamet y Paterna) un parque metropolitano que enlazase con el parque de las Riberas del Túria.
A buen seguro habrá más temas pero con lo ya expuesto el lector quizá convenga conmigo que el Jardí del Túria no es un tema del pasado y que merece estar en la agenda política. Queda mucho por hacer. Salut.
Sobre este blog
Josep Sorribes. Professor d´Economia Regional i Urbana en la Universitat de València. Cap de Gabinet de l' Alcaldia de l´Ajuntament de València (1983-1988). El seu darrer llibre : 'Valencia 1940-2014: Construcción y destrucción de la ciudad' (PUV, 2015).
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