Verònica Cantó, presidenta de la Acadèmia Valenciana de la Llengua: “Hablar de corrección e incorrección de la lengua se ha acabado”
Verònica Cantó (Cocentaina, 1964) es desde la pasada semana presidenta de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), el ente que vela por la promoción del valenciano y su uso normativo. Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Alicante, ha vinculado su carrera al ámbito editorial, hasta ser presidenta de l'Associació d'Editors del País Valencià. En 2001, año de fundación del organismo, fue elegida miembro de la AVL, institución que se renovó en 2020 con criterios de paridad para cumplir la ley de igualdad. La editora aboga por incentivos para el uso del valenciano como lengua transmisora de valores identitarios, en lugar de sancionar su uso incorrecto en el habla coloquial, y cree que los medios de comunicación son esenciales en su difusión.
¿Cómo ha cambiado la Acadèmia Valenciana de la Llengua en estos veinte años?
La incorporación de académicos en veinte años ha hecho que cambie bastante. En la última renovación se incorporaron siete académicas, siete mujeres, una renovación que sirvió para cumplir con la ley de igualdad autonómica y hacer la institución igualitaria. Yo creo que ha sido una evolución positiva. Año tras año se han incorporado proyectos nuevos que han ido consolidándose: el escritor del año, jornadas académicas o proyectos con el tejido social. Hemos crecido en iniciativas y hemos acercado la Acadèmia a los estudiantes.
La AVL nació para resolver el conflicto políticolingüsitico en el País Valenciano. ¿Cree que se ha resuelto?
La Academia nació para sacar del debate partidista la cuestión lingüística. Tiene las competencias en normativa lingüística, las legales en onomástica y la misión de velar por el uso normal del valenciano. Ese conflicto en la trayectoria de la institución ha ido cerrándose.
Pero en el debate político de las Corts Valencianes se suele vincular la lengua a una cuestión identitaria.
Creo que ese debate responde a otro tipo de interés que no son ni el lingüístico, ni los de la lengua, ni el de velar por el uso del valenciano.
En la última convocatoria de función pública, hubo un porcentaje muy bajo que solicitó hacer los exámenes en valenciano. ¿Cómo puede incentivarse desde las instituciones el uso de la lengua cooficial?
Haciendo actos que promocionen la lengua. Pero no es solo una lengua cooficial, es la lengua propia del país. El hecho de que reclamen hacerlo en castellano suele tener que ver con temas personales, con cómo nos sentimos más seguros en los espacios en los que nos jugamos el futuro. Tenemos el deber de incentivar el uso de la lengua propia.
Hablando de la seguridad, durante muchos años se ha afeado un uso incorrecto de la lengua a personas castellanohablantes o valencianohablantes que no hacen un uso normativo de la lengua. ¿Cree que está superado o continua afectando?
Hablar de corrección o incorrección no es adecuado. No hemos de corregir, debemos conseguir que sientan la autoestima de sentirse valencianos, que consideren que el valenciano es una lengua que no es ajena. Los hablantes no son filólogos: hablar en términos de corrección e incorrección se ha acabado, ha contribuido a crear inseguridades.
¿La puesta en marcha de una radiotelevisión pública en lengua propia está contribuyendo a esa normalización?
Necesitamos más espectadores, más radioyentes. Que los medios de comunicación públicos utilicen el valenciano como lengua vehicular sirve para cohesionar y vertebrar. Y además, es muy agradable escuchar todos los acentos de las comarcas valencianas.
Desde las instituciones estatales parece que castiga el uso de la lengua propia. Hay varios decretos de plurilingüismo sancionados, normas sobre el uso del castellano en comunicaciones oficiales.
El artículo 3 de la Constitución Española habla del castellano y de las lenguas cooficiales. Haría falta que la Administración estatal hiciera un esfuerzo allí donde existe una segunda lengua para promoverla. Tiene que ver con la justicia, con la sanidad, con la educación, pero también con el etiquetado de productos, con la actividad de las empresas privadas o de los medios de comunicación; que haya incentivos para el uso del valenciano. La actitud lingüística de los hablantes es importante, pero también los derechos lingüísticos, que hay que preservar. Una lengua se ama usándola, hablándola, cuidándola. Es nuestro bien cultural, nos da sentido e identidad.
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