¿Cada cuánto es recomendable bañar a nuestro perro?
Que a los perros no les gusta bañarse, o que de entrada les da bastante pereza aunque luego se encuentren a gusto debajo del chorro de agua tibia, es algo de lo que pueden dar fe la mayoría de humanas y humanos que tienen que asumir la tarea de darles una ducha.
De hecho, un perro en estado salvaje no tenderá a pasar por el agua de un río o un lago y sí se rebozará en barro o en sustancias que detecta como higienizantes para eliminar los parásitos, según explica la red estadounidense de protectoras de animales Ancira.
Lo que sucede es que en los entornos urbanos no se encuentra con tanta frecuencia el barro y otros elementos y, por otro lado, por nuestras propia higiene y salud, conviene que la piel y el pelaje de nuestro ser querido peludo estén lo más limpios posible.
Ancira explica que “el riesgo de no bañar a su perro, o no bañar a su perro con la suficiente frecuencia, es que los desechos en el pelaje, como el barro y la suciedad, permitirán que se formen nudos en el pelo”.
La protectora prosigue: “la presencia de estos detendrá el flujo de aire a la piel, lo que permitirá la acumulación de células muertas en la piel y el crecimiento excesivo de bacterias; con el tiempo, esto provocará una infección de la piel y nudos ajustados, que tiraran de la piel y causarán dolor”.
Así pues, aunque los perros se limpian (en parte) solos, con lametazos y mordiscos que les ayudan a sanear los folículos pilosos y a mantener su piel sana, los expertos coinciden: la mayoría de nuestros amigos peludos necesita baños complementarios.
Cada cuánto bañar a tu perro
La pregunta es cuántos baños y con qué frecuencia necesita un perro. Porque tan malo resulta el defecto como el exceso: duchar demasiado a nuestro compañero de cuatro patas puede eliminar del todo la grasa protectora de su epidermis y puede irritar su piel, dañar sus folículos y traer consecuencias insospechadas como infecciones bacterianas o por hongos, todo lo contrario de lo que intentamos conseguir.
La Fundación Affinity recuerda en primer lugar que “no deberías bañar a tu cachorro hasta que no haya finalizado el plan de vacunas o si tu veterinario te lo indica.”
Explica el motivo: “si el cachorro se enfría en esa etapa de crecimiento, su sistema inmunológico podría verse afectado y tu perro podría quedar expuesto a algunas enfermedades importantes”.
En caso de tener que hacerlo la fundación recomienda el uso de toallitas para perros o bien, si no queda más remedio, “secarlo bien tras el baño para evitar que se enfríe”.
En cuanto a perros adultos, esta asociación indica que no hay una pauta fija para bañarlos, sino que dependerá de las circunstancias de cada can y la vida que lleve.
La Fundación Affinity define tres escenarios para juzgar la frecuencia con que debemos bañar a nuestro amigo o amiga peluda:
- Estilo de vida. No es lo mismo un perro urbano que no pasa de parques y jardines a otro rural o con acceso frecuente al campo abierto y que está expuesto a más parásitos. “En el primer caso, podría ser suficiente un baño cada seis meses; en el segundo, quizás es necesario bañar al perro una vez al mes”, explican desde la fundación.
- Tipo de pelo y raza. De nuevo no podemos tratar igual a una raza de pelo largo y enmarañado que a otra de pelo ralo. En el primer caso, además de cepillados, deberemos valorar la posibilidad de baños más frecuentes, pero también de secado más minucioso, especialmente en orejas. En el segundo, a no ser que sea habitual de charcos y barro, la frecuencia estará sujeta al grado de suciedad y olor.
- Problemas de piel. “Si tu perro tiene tendencia a alguna enfermedad dermatológica, es probable que tu veterinario establezca la frecuencia idónea para su baño, así como los productos que puedes usar. Si tienes cualquier duda, consúltala.
¿Cómo debo bañar a mi perro?
El Colegio de Veterinarios de Almería da las pautas para que el baño resulte una experiencia grata tanto para peludos como para humanos: “desde pequeño [el animal] debe relacionar el baño como una experiencia agradable y lúdica”, así que “debemos tomarlo con calma, comenzar de forma relajada y, si no queda perfecto, ya lo conseguiremos la próxima vez”.
“La adaptación puede comenzar con ponerlo a remojo en un barreño con agua tibia y jabón”, prosigue el órgano colegiado, “e ir empapándolo con una manopla o cepillo para enjuagarlo con suavidad después. Dejad la cabeza para el final, se sentirá más seguro y cuidado con los oídos, que no les entre agua directamente”. Por último, añade: “el aclarado ha de ser a conciencia, insistiendo en la zona de párpados y ojos y, el secado, cuidadoso”.
El colegio también aconseja “dejar que se sacudan de forma natural” y luego “utilizar primero toallas con gran poder de absorción (las que se venden para los nadadores funcionan muy bien) y el secador utilizarlo a temperatura baja y en continuo movimiento, ayudándonos de un cepillo”.
“Las quemaduras por el secado son muy frecuentes”, advierten los veterinarios. Y en cuanto a los oídos: “se deben secar a conciencia y sin utilizar bastoncitos en el interior”.
En invierno debemos bañar al perro en un sitio cálido y secarlo lejos de las corrientes de aire y en verano dejarlos que se sequen al sol pero con opción a que puedan refugiarse del mismo.
¿Qué champú uso?
El Colegio de Veterinarios de Almería aclara que “lo fundamental es usar un champú adecuado y de calidad, no podemos usar el nuestro ya que su piel no es igual”. Hay que tener en cuenta que nuestro amigo perruno tiene un pH que es casi dos puntos superior al de la piel humana, es decir, resulta más básica.
Por eso, necesita utilizar un gel con una fórmula especial para su piel. “Preguntad siempre a vuestro veterinario”, aconseja el colegio: “os vamos a recomendar el más adecuado teniendo en cuenta la hidratación, la reestructuración y la recuperación del film lipídico superficial.
La industria dermatológica veterinaria ha avanzado mucho, y ya existen productos específicos para casi cada tipo de piel. Podemos encontrar jabones recomendados para los diferentes tipos de pelo y hasta los hay hipoalergénicos, aunque los veterinarios almerienses advierten de “no utilizar champús medicados o con insecticidas salvo prescripción” ya que “el daño a la piel puede ser irreversible”.
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