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Holanda invita a viajar por fantásticos mundos escondidos en la Bienal
Un mundo en apariencia monocromático y uniforme, pero que esconde fascinantes realidades individuales, como una recreación de la habitación en la que John Lennon y Yoko Ono protestaron contra la guerra de Vietnam, es la apuesta de Holanda para la XVI Bienal de Arquitectura de Venecia.
La arquitecta e investigadora española Marina Otero Verzier es la comisaria de este proyecto que se llama “Work, Body, Leisure” y que se atreve con un mundo futuro automatizado, en el que la arquitectura y las tecnologías dan todas las respuestas a los anhelos actuales de la sociedad.
“El proyecto habla de la relación que tiene la arquitectura con las transformaciones en los espacios de trabajo y como cada vez es más difícil ver la diferencia entre los espacios que son de ocio y los que son de trabajo, y como eso también tiene una consecuencia en la definición de nuestro cuerpo”, explicó Otero a EFE.
“Es el debate de la automatización, el hecho de que las máquinas puedan hacer nuestro trabajo abre un campo de experimentación en el que tal vez si paramos de trabajar la sociedad se organizaría más hacia el ocio”, añadió quien es también directora de investigación del Het Nieuwe Instituut.
El pabellón se compone de una zona con taquillas naranjas que ocupan toda la visión inicial y que están colocadas a los lados del pabellón, mientras que en el centro hay unos bancos de madera que trasladan al público a un espacio que bien podría ser el vestuario de un gimnasio.
Una zona regulada, subrayó Otero, “abstracta, sin actividad, que en el fondo está formada por pequeños mundos individuales, gestionado por nuestras pertenencias y por nuestra subjetividad”.
Habitualmente, las taquillas guardan las posesiones de las personas, pero en esta ocasión esconden seis pequeños y maravillosos mundos que son “espacios arquitectónicos en los que se han producido o se producen transformaciones en relación en los ambientes de trabajador y de ocio”.
Se puede cruzar a estos mundos a través de unas puertas secretas que esconden las taquillas y, si lo que se quiere es observar y curiosear, basta con abrir los casilleros que en su interior son ventanas de cristal.
Una de estas puertas desplaza al público al pasado, concretamente a 1969, a la habitación del Hotel Hilton de Ámsterdam donde John Lennon y Yoko Ono protagonizaron lo que se llamó “la cama de la paz” como protesta durante la guerra de Vietnam.
Esta es una idea de la historiadora y teórica de la arquitectura Beatriz Colomina, que refleja cómo “cada vez hay más gente que trabaja desde la cama, con el teléfono móvil o con el portátil” en la actualidad.
El investigador Amal Alhaag, en colaboración con The Research Center for Material Culture (RCMC), habla sobre las tecnologías del cuerpo y cómo estas se inspiran en el concepto del cuerpo cyborg, esclavizado y etnográfico.
Lo hace con África como telón de fondo para denunciar cómo “las personas fueron traídas como esclavos al denominado Nuevo Mundo” en el pasado, y cómo si esta puerta permitiera viaja a aquel momento, también sería “inventar un futuro” distinto.
Los arquitectos e investigadores Marten Kuijpers y Víctor Muñoz Sanz exploran junto con Het Nieuwe Instituut y TU Delft la arquitectura de la plena automatización en la ciudad de Rotterdam y en zonas agrícolas de Holanda.
Y la diseñadora e investigadora Simone C. Niquille analiza la relación entre humanos y máquinas, mientras que el historiador y teórico de la arquitectura Mark Wigley propone una disciplina y una sociedad alternativas, donde el trabajo humano es considerado superfluo.
La XVI Bienal de Arquitectura está este año comisariada por las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, y abrirá sus puertas desde mañana hasta el 25 de noviembre.
Por Laura Serrano-Conde
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