El Estado recorta, la catedral se cae, el visitante paga
Quedó en un susto, pero pudo ser un accidente mortal. El pasado martes, un vierteaguas de dos kilos de peso y unos 40 centímetros de longitud de la cornisa de la Torre Sur de la catedral de León se desprendió y cayó directamente en la plaza. En ese momento no había nadie paseando. Por suerte.
La causa fue el cambio de temperatura acaecido en la ciudad en los últimos días, que provocó una grieta en la piedra de la catedral, según el arquitecto Mariano Sáenz de Miera. Alarmante, pero no sin precedentes en este templo catedralicio, considerado como una de las joyas del gótico. Hace décadas que la catedral vienen sufriendo desprendimientos de sus elementos decorativos. Sus gárgolas han causado más de un sobresalto.
“Este edificio necesita un permanente estado de atención. Su conservación siempre ha sido dramática y ese dramatismo sigue hoy –explica a eldiario.es Máximo Rascón, responsable del Patrimonio Eclesiástico de la Diócesis de León, que se encarga de administrar las cuentas del templo–. Es una catedral que tiene que estar en la UCI permanente y necesita revisiones constantes”. El propio Rascón alerta del mal estado de la torre norte –la sur se restauró hace ya siete años– y de las esculturas de la portada. “Y se debe a la falta de inversión, se ha retrasado y lo deseable sería una inversión permanente para que la brigada de trabajo estuviera sin interrupción, pero eso no es posible. Ahora el Cabildo [el titular de la catedral] está invirtiendo por su cuenta”, asegura.
La catedral, como todas, es propiedad de la Iglesia. Sin embargo, quienes se encargan de su conservación y restauración son las instituciones públicas, desde la Junta de Castilla y León a la Diputación de León, el Ayuntamiento de la ciudad y el Ministerio de Educación y Cultura, además de algunas organizaciones privadas. Según las cifras que ha dado a este diario Enrique Saiz, director general de Patrimonio Cultural de la Junta, la catedral ha recibido 11,2 millones de euros entre 1985 y 2014, más 3,2 millones de euros entre 2007 y 2014 por un convenio entre la Junta, el Cabildo y Caja España. La Diputación aprobó en 2014 unas ayudas de 20.000 euros para financiar los trabajos de conservación de la piedra policromada de la Virgen de la Consolación.
Desde el Ministerio de Cultura, a comienzos de 2007, la entonces ministra socialista Carmen Calvo, prometió una partida de 1,5 millones de euros para la restauración, pero no hay constancia de que ese dinero se haya materializado. De hecho, el propio Rascón señala que “hay obras que no se han hecho. Sí hubo una subvención para una zona que tuvo amenazas [en 2006 se desprendieron un par de gárgolas] y se montó un andamio, y en eso se quedó porque no ha llegado la subvención”.
La prensa local ha denunciado varias veces la instalación de esa marquesina metálica –colocada en 2010–, que sirve de escudo para que las piezas no se caigan, y que lleva camino de ser un apéndice más de la catedral.
Baja la inversión en conservación de Patrimonio
La situación de la catedral de León alude al Plan Nacional de Catedrales que se aprobó en 1990 con el fin de proteger el patrimonio. En él sí constan dos ayudas para este templo cifradas en 987.830,21 euros, para su ejecución entre 2008 y 2010 y 1,655.367,39 euros, para su ejecución entre 1999 y 2010. No hay nada para los últimos años. Es más, si se atiende a las estadísticas, se observa que las catedrales que han obtenido ayudas en los últimos siete años han pasado de ser 18 en 2007 a 14 en 2013. El pico más alto fue en 2008 con subvenciones para 30 catedrales.
En la propia memoria de cómo ha funcionado este Plan en los últimos veinte años, y que se puede encontrar en la web del Instituto de Patrimonio Cultural de España, dependiente de la Secretaría de Cultura, hay una nota de autocrítica: “Transcurridos 20 años, la gran mayoría de las Catedrales no han alcanzado más que una pequeña parte de las inversiones previstas en aquel momento, continuando pendientes muchas de las actuaciones entonces propuestas, debido a la falta de suficiente disponibilidad económica por parte de las Administraciones y de los Cabildos”.
Tampoco son buenas las cifras de los Presupuestos Generales del Estado para restauración y conservación del patrimonio histórico en el último lustro. De hecho, si en 2011 se otorgaron 45,9 millones de euros –una de las cifras más altas alcanzadas estando entonces en Cultura Ángeles González-Sinde-, la partida de 2015 se ha quedado en 24,7 millones de euros, casi 20 millones menos.
Las consecuencias, aparte del propio edificio, las pagan los visitantes. El Cabildo, propietario de la catedral, decidió en 2012 comenzar a cobrar la entrada a cinco euros. Según los datos de 2014 se obtuvieron 206.549 visitantes, 14.439 más que en 2013, así como unos ingresos de 920.000 euros. La Catedral se convertía así en una de las empresas con mayores ingresos de León. Rascón asegura que no es suficiente. “Ese dinero se va en la restauración de las vidrieras, para lo que se han dado 300.000 euros, y luego está el mantenimiento permanente, la limpieza, los costes de personal. Supone mucho dinero y es ruinoso”. Están valorando subir el precio de la entrada.
La Iglesia justifica el coste de la entrada
La Iglesia justifica el coste de la entradaEsta cuestión abre otro interrogante, ya que otras catedrales han comenzado a cobrar entrada. Cabe preguntarse si un edificio que es patrimonio debe cobrar para su financiación privada o si la Iglesia no debería financiar ella sola la conservación de sus templos, si ya recauda dinero a los visitantes. Ha sucedido con la de Burgos, que en 2012 subió la entrada a 7 euros.
Según el presidente del Cabildo, Juan Álvarez Quevedo, está justificado por los costes de mantenimiento que eran de 3.000 euros diarios, entre luz, calefacción, agua y personal. Esta catedral obtuvo 320.000 visitantes en 2013, lo que supusieron 2.240.000 euros sin contar el cepillo. En la de Sevilla, con una entrada a 8 euros, se consiguió un millón y medio de visitantes en 2014, lo que rentó 12,5 millones de euros. Según declaró en una entrevista el canónigo Francisco Ortiz Gómez, encargado de las finanzas, el gasto mensual de la catedral es de 700.000 euros. Con esas cifras, la Iglesia ganaría más de cuatro millones de euros anuales que no justifica ni a Hacienda.
Este debate no entra en cuestión en León, desde donde se pide que haya más inversión en una catedral que lleva más de siete años “sin una revisión a fondo”, según Rascón, y donde incluso han disminuido los trabajadores encargados de la restauración de las vidrieras. “Las partes del ábside, las capillas laterales están que se caen. Sí, hay alarma social. Y a estas alturas es que el arquitecto no sabe qué hacer”, añade.
Es un reflejo de lo que está ocurriendo en todos los sectores culturales, aunque en este caso sea la Iglesia la titular: dejar de pagar y que lo pague directamente el usuario. Catedrales que se caen, mientras la Iglesia cobra.