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Diario de un adolescente en cuarentena: cuando el coronavirus te obliga a cambiar tus rutinas

Jordi durante una de las clases 'on-line' de inglés.

Miguel Giménez

Valencia —

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En poco más de una semana, desde que el viernes 13 de marzo el presidente del Gobierno anunciara el estado de alarma a causa de la pandemia del coronavirus, la vida ha cambiado radicalmente para toda la población en España, con más de un millar de fallecidos y más de 20.000 contagiados. Y quienes más lo han notado son los menores, niños y adolescentes principalmente, que han visto cómo el mundo a su alrededor se desmoronaba: se ha acabado ir al colegio o al instituto; ya no pueden ir al parque a jugar; no pueden quedar con los amigos; tampoco les está permitido practicar deporte al aire libre, desde jugar al fútbol en una plaza hasta acudir a los entrenamientos con sus clubes o continuar en sus competiciones.

El confinamiento domiciliario, si para un adulto se hace cuesta arriba, para un adolescente, que además comienza a tener vida social independiente, resulta más duro si cabe. Pero, cómo llevan ese cambio de rutinas, el pasar de estar muchas horas fuera de casa en contacto con amigos y compañeros a tener que permanecer sí o sí en sus domicilios sin más contacto físico que el de sus padres. Mantener el orden y las rutinas será tan importante como dejar espacio para la improvisación y el tiempo libre en las semanas que tenemos por delante.

Jordi es uno de esos miles de adolescentes valencianos y españoles que se encuentran encerrados en casa 'contra su voluntad' y a quienes les costó entender en un principio porqué se producía esta situación y porqué debía prolongarse en el tiempo: “¿Por qué no puedo quedar con mis amigos?”. Una vez comprendida la gravedad de la situación, lo importante era implantar una rutina diaria con la que 'matar' el tiempo y diversificar su actividad, una rutina que se ha puesto en marcha una vez pasadas las 'vacaciones' de Fallas (aunque en cuarentena, en València los escolares esta semana han tenido fiesta, a pesar de que al final se suspendieran, obligando a realizar una 'cremà clandestina').

La lista de tareas incluye tanto clases 'on-line' como ejercicio físico o entretenimiento. La jornada comenzaría a las 9 horas con un tiempo después de levantarse para arreglar su habitación, el aseo personal y el desayuno. Aproximadamente una hora para 'aclimatarse'.

A partir de las 10 y hasta las 13.30 horas, y con una pausa de unos treinta minutos de descanso para almorzar, es el tiempo del trabajo del instituto: deberes, estudio, trabajos, etc. La Conselleria de Educación ha puesto en marcha una herramienta (Mulan) para facilitar las tareas on-line a toda la comunidad educativa (profesores, alumnos y padres).

Desde las 13.30 y hasta las 16.30 horas tiempo libre (incluye el tiempo de la comida) para ver la televisión, jugar y socializar, ya sea a través de chats, llamadas, videollamadas o por medio de los videojuegos de consola. Las rutinas vuelven a las 16.30 y hasta las 17.30 horas con las actividades extraescolares, como es el caso del inglés, con clases también por medio de dispositivos como tabletas u ordenador y gracias a herramientas electrónicas y clases on-line. Posteriormente, de 20 a 30 minutos para actividad física con ejercicios marcados por los técnicos del equipo de fútbol en el que juega.

A las 18 horas, la merienda, para acabar la jornada de tareas. A partir de entonces, tiempo a libre disposición del menor para que pueda dedicarlo al esparcimiento y, sobre todo, a la socialización. A mantener, aunque sea a distancia, sus relaciones sociales con amigos y compañeros.

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