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Amnistía Internacional ha documentado disparos contra sirios en la frontera turca desde hace dos años

Refugiados sirios a la espera de cruzar desde su país la frontera que les separa de Turquía, cerca de Akçakale, en la provincia de Sanliurfa, Turquía. | Efe

Gabriela Sánchez

El padre de Ali describía hace ya dos años a Amnistía Internacional el disparo con el que, según decía, las fuerzas turcas dejaron ciego a su hijo. “Se encontró con varias personas que hablaban turco cerca de la frontera con Turquía. Ali se asustó y decidió dar la vuelta. Cuando giró el cuerpo ligeramente le dispararon en la cabeza”, aseguró a la ONG en 2014. Este jueves, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha denunciado el asesinato a tiros de al menos 16 sirios en su intento de cruzar la frontera turca en los primeros meses de 2016. Amnistía Internacional, que ha documentado este tipo de prácticas durante los dos últimos años, recuerda que el uso de armas con munición real para frenar el paso de los sirios no es nuevo.

Tras la votación en el Parlamento griego para declarar a Turquía como “Estado seguro”, condición necesaria para comenzar las expulsiones de refugiados recogidas en el acuerdo europeo, la organización recuerda que han documentado cómo “las fuerzas de seguridad turcas han disparado y herido a civiles, incluidos niños y niñas, que, desesperados, han intentado cruzar la frontera clandestinamente con ayuda de traficantes de personas”.

En febrero de este año, la ONG lanzó un comunicado denunciando que durante los dos meses anteriores “los hospitales sirios de Azaz habían recibido una media de dos casos diarios de civiles heridos por disparos al intentar cruzar” la frontera. Según detallaban, “el médico de Azaz y un auxiliar dijeron también que los agentes de las fuerzas de seguridad turcas habían disparado contra los sirios que habían intentado atravesar la frontera de Kilis irregularmente con traficantes de personas”. Entre ellos, un niño de cerca de diez años que había resultado herido en la cabeza.

Sobre la posibilidad de que los disparos fueran fruto del conflicto sirio, los investigadores insistían: “No había indicios de que hubiese grupos armados en la zona fronteriza, que además está a considerable distancia de los frentes”.

Atendiendo a la información aportada por Amnistía Internacional durante los últimos años, el empleo de armas de fuego para evitar la entrada de refugiados se comenzó a producir mucho antes del inicio de las negociaciones que han cristalizado en su acuerdo con la Unión Europea. La ONG denunció el asesinato de “al menos 17 personas muertas por guardias fronterizos que utilizaban munición real en cruces de frontera no oficiales entre diciembre de 2013 y agosto de 2014” y otros tantos heridos.

Los casos de Ali y Suleiman

Ali Özdemir, de 14 años, fue uno de ellos. Recibió un disparo en la cabeza la noche del 18 al 19 de mayo de 2014 cuando se aproximaba a la frontera turca, según recoge el informe 'Luchando para sobrevivir: refugiados de Siria en Turquía'. “Su padre -Gani Özdemir- explicó a Amnistía Internacional que Ali estaba con otros nueve refugiados. A unos 10 metros de la frontera turca, oyeron a personas que hablaban en turco. Ali se asustó. Justo cuando decidió darse la vuelta, recibió un disparo en un lado de la cabeza. No hubo ninguna advertencia verbal, ni tampoco disparos de advertencia al aire. Ali quedó ciego de ambos ojos”, indican los investigadores de Amnistía Internacional.

Entonces, el adolescente fue trasladado por sus compañeros al hospital de Al- Derbasiyah, en Siria. “Debido a la falta de personal médico e instalaciones, fueron incapaces de tratarlo”. Sus amigos comenzaron una ruta por diferentes centros médicos de pueblos sirios -Amudah, Qamishly y Derek-. Pero tampoco contaban con los recursos necesarios. Hasta que el personal sanitario “le ayudó a ponerse en contacto con las autoridades” de ciudades turcas fronterizas, y finalmente se le envió a un centro privado, para ser derivado al hospital de Diyarbakir, donde permaneció en cuidados intensivos durante 15 días.

Tiempo después, señala la ONG, Ali consiguió encontrarse con su madre en Alemania a través de la reunificación familiar. Su ceguera permanece. Y la indignación de su padre también, quien interpuso una denuncia ante la Fiscalía turca en octubre de 2014.

Un año antes, en diciembre de 2013, un disparo de la policía turca acabó con la vida de Suleiman Ahman Khalaf, de 65 años, documenta Amnistía Internacional. “Intentaba entrar en la frontera un grupo de siete u ocho refugiados, desde Al - Derbasiyah a la ciudad turca de Senyurt, situada a pocos cientos de metros de la frontera”, explica la organización tras contactar con un pariente que, según les trasladó, fue testigo de los hechos: “Mientras cruzaban la frontera de madrugada fueron detectados inmediatamente por los guardias fronterizos turcos, que se encontraban en un vehículo”.

“Alguien gritó que nos parásemos, pero al mismo tiempo comenzaron a disparar. Dos de ellos, un soldado y un oficial. Dispararon una vez, y luego de nuevo, golpeando el pecho de Suleiman. Se cayó al suelo”, explicó el pariente de Suleiman. “La ambulancia llegó y fue trasladado al hospital público de Mardin, en Turquía. Murió una hora después de recibir el tiro”.

La ONG asegura haber accedido a una serie de documentos oficiales relacionados con la investigación en los que un soldado reclutado admite haber disparado a Suleiman Ahmad. “Dijo que tres miembros del grupo intentaron cruzar la frontera, que estaban armados y que intentaron escapar a pesar de que el soldado gritó una orden para que se detuviesen”, explica. “También afirmaba que disparó accidentalmente a Suleiman cuando tropezó cerca de un alambre”, concluye el relato de los hechos de Amnistía.

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