Los arrestados por Marruecos en los montes fronterizos: “Nos han dicho que no vayamos a Melilla”
“Nos han hecho bajar del autobús en Youssufia –una localidad a medio camino entre Marrakech y Safi, al sur de Marruecos–, nos han dado ropa y zapatillas deportivas. Estoy con 30 personas en una sala de un edificio bajo, pero no sé qué tipo de centro es”, cuenta al teléfono Franck (nombre fictivio), un inmigrante de Costa de Marfil que ha pasado toda la noche en el vehículo viajando con cincuenta de los detenidos. Fue arrestado ayer en el monte Gurugú, en una macroredada junto a otros 1.200 inmigrantes subsaharianos.
Franck contó el martes a eldiario.es las primeras horas de un viaje forzoso del que no tenía detalles. Un día después, las cosas no han cambiado. Pasó 15 horas sentado en el bus hasta que a primera hora de la mañana del miércoles la policía marroquí les condujo al interior de un edificio de dos plantas y ocho salas –según su descripción– en las que los agentes les han tomado fotografías y vídeos, asegura el joven marfileño. “Nos han dado agua y a las siete de la mañana, pan, sardinas y quesitos”. Afirma que entre ellos hay menores de edad y que nadie les informa de cuál será su destino.
Abdulai, de 30 años, también marfileño, calcula que hay unas 250 personas en ese centro de Youssufia. Allí, en una de las salas, varios agentes de la policía les han reunido, después de tomarles las fotografías y las huellas dactilares, para decirles “que busquemos aquí trabajo, que no vayamos a Melilla. Pero aquí no hay trabajo. Es mentira”, señala el joven. Si mañana no les dejan en libertad, “gritaremos bien alto que nos dejen salir. Alguien tiene que ayudarnos”.
Según testimonios de los inmigrantes recogidos por varias ONG marroquíes, las fuerzas auxiliares quemaron sus pertenencias en dos de los campamentos del monte Gurugú. Abdulai había intentado saltar la valla esa misma mañana, pero se golpeó la mano y los gendarmes le llevaron al hospital. Después de hacerle una radiografía en el centro hospitalario Hassani de Nador, los agentes le estaban esperando para subirle en el autobús y alejarle de la frontera, como a los demás.
En la tarde de ayer todavía quedaban entre 200 y 300 personas en el monte, estima Delegación de Migraciones del Arzobispado de Tánger en Nador. Tuvieron que pasar la noche alejadas de los campamentos habituales –hay una decena de ellos diseminados por toda la zona– porque temen ser arrestados. Desde la mañana de ayer, varios testigos oculares han constatado una fuerte presencia militar y policial en Nador y en las poblaciones cercanas a la valla limítrofe con Melilla. En las últimas horas, según ha informado a eldiario.es la AMDH (Asociación Marroquí de Derechos Humanos), la situación en las inmediaciones del monte es de calma.
Desperdigados por Marruecos
Después de pasar varias horas en la localidad de Kariat Arkemane, a 20 kilómetros de Nador, donde algunos grupos fueron ya identificados y provistos con ropa deportiva, los 1.200 inmigrantes contabilizados por las ONG fueron conducidos en 24 autobuses a distintas ciudades del sur del país. GADEM tiene constancia de que grupos de inmigrantes han sido trasladados a Gulmima, Errachidia, Al Jadida y Youssufia, en “centros de detención improvisados”, previos a la deportación, según la ONG Caminando Fronteras. Esta asociación ha localizado a otros grupos en cuatro ciudades más: Kelaa, Safi, Essaouira y Chichaoua.
La mayoría de los inmigrantes que han sido desplazados son de nacionalidad camerunesa, pero también hay marfileños y malienses, entre otros, explican las asociaciones de defensa de los derechos humanos. “Parece que estos traslados, que tememos previos a la deportación a sus países de origen, se están haciendo con el acuerdo, al menos tácito, de países como Camerún, Senegal y Costa de Marfil”, señala a eldiario.es Stéphane Julinet, responsable jurídico de GADEM. En la mañana del martes, varios representantes de las embajadas de estos países se desplazaron a Nador, de acuerdo con las informaciones de la ONG marroquí, y estaban al tanto de lo que iba a suceder.
La organización denuncia que el procedimiento se ha llevado a efecto “de manera totalmente arbitraria, sin ninguna garantía y violando todas las leyes internacionales y marroquíes”, que establecen que la policía marroquí puede privar de libertad a un inmigrante detenido durante un plazo de 24 horas. Después de ese plazo, es un juez quien debe decidir si se dicta prisión o la expulsión al país de origen. “Además hay menores”, apunta Julinet, y de acuerdo también con la ley marroquí, ningún menor puede ser objeto de expulsión.
El procedimiento recuerda a la operación que Marruecos llevó a cabo en 2005 y 2006, en la que deportó a más de 3.000 personas y abandonó a cientos de ellas a las puertas del desierto. En 2014 no se han registrado deportaciones salvo en una ocasión, en septiembre pasado. La policía marroquí arrestó en Tánger a una veintena de inmigrantes y los deportó a Dakar, en Senegal, en un vuelo desde Casablanca.
El nuevo contexto de la regularización
“El juego ha terminado”, asegura Julinet. Marruecos ha dado por finalizado el proceso de regularización de extranjeros en el que casi 18.000 personas han obtenido la tarjeta de residencia, de 28.000 solicitudes presentadas. Sin embargo, ni siquiera se ha iniciado la fase de recurso a la que tienen derecho quienes no la han obtenido.
El lunes, el gobierno marroquí hizo balance del proceso de regularización de inmigrantes que abrió durante el año 2014 y advirtió de que “en breve” desmantelaría los campamentos junto a Ceuta y Melilla dando a entender que quien no hubiera solicitado la regularización no lo hizo porque no quería quedarse en Marruecos.
En un comunicado de primera hora de la tarde del miércoles, el Ministerio del Interior marroquí ha informado de que la operación “se ha desarrollado en buenas condiciones” y “ha permitido la liberación de varios inmigrantes, sobre todo mujeres y niños, que vivían en el bosque en poder de las redes de trata de seres humanos”. En el mismo comunicado, el Ministerio anuncia que las fuerzas del orden seguirán conduciendo operaciones similares de manera sistemática para evacuar todos los campamentos donde los inmigrantes organizan “tentativas de emigración irregular”. Según informaciones recogidas por eldiario.es, la policía marroquí se desplazó este martes a los montes cercanos a Ceuta para advertir a los inmigrantes de que tenían que marcharse, pero no hubo desalojos forzosos.