CCOO negocia a contrarreloj su permanencia en el consejo de CaixaBank
Comisiones Obreras (CCOO) acelera este mes de marzo las conversaciones con la dirección de CaixaBank para conservar su puesto en el consejo de administración del banco. La intención del sindicato se centra en alcanzar un acuerdo antes de la junta de accionistas del banco prevista para el próximo abril. El mandato de la única representante sindical que queda en el consejo, Dolors Llobet, concluye precisamente en esta junta. CCOO ha podido conservar hasta el momento uno de los tres puestos que atesoró hace tiempo en el máximo órgano de gobierno del banco, pero los cambios en el sector en 2014, con la desaparición del modelo de cajas, han provocado que la presencia sindical en la cúpula de CaixaBank tenga los días contados.
Dolors Llobet, representante sindical en La Caixa desde 1986, es miembro del consejo de administración de Caixabank desde 2009, cuando sustituyó a Manel García Biel, que ocupó el puesto los 10 años anteriores. Llobet también es consejera de las sociedades del grupo Nuevo Micro Bank y de la aseguradora Vida Caixa. Además, es consejera en la sociedad gestora de aparcamientos Saba, participada igualmente por el grupo.
La entidad que preside Isidre Fainé formalizó en la asamblea del 22 de mayo de 2014 su último acto como caja de ahorros, para dar paso a la creación de la fundación bancaria La Caixa, el nuevo paraguas del que cuelgan las participaciones industriales, la obra social y el negocio financiero de CaixaBank. Todos estos cambios, amparados en la nueva ley de cajas de finales de 2013, significaron el final de la participación de CCOO en la toma de decisiones del consejo, que ha quedado en manos de los accionistas. La fundación bancaria La Caixa controla a través del holding Criteria una participación cercana al 56% de CaixaBank (considerando la transformación de todos los productos convertibles en 2017), estando el resto en manos de pequeños tenedores de acciones. Criteria CaixaHolding también cuenta con el 100% de las participaciones en empresas como Gas Natural, Abertis, Saba y Vithas. Telefónica y Repsol dependen, por el momento, de CaixaBank.
La opción de Criteria
Las mismas fuentes indican que la negociación entre CCOO y la cúpula del banco pasa por la amortización del puesto en el consejo de CaixaBank, su mantenimiento, o bien una tercera posibilidad: trasladar la representación sindical al consejo de Criteria, el hólding que agrupa las participaciones de La Caixa, en el que Dolors Llobet no se sienta actualmente.
A principios de julio del año pasado, el máximo órgano de decisión de Criteria se redujo de 20 a 17 miembros, incorporando tres vicepresidencias en Alejandro García Bragado, Javier Godó (Grupo Godó) y Salvador Gabarró (Gas Natural). El presidente de la compañía de hemoderivados Grifols, Víctor Grífols, entró como consejero. Esta remodelación no tuvo en cuenta ninguna representación sindical, ni tampoco la de otros estamentos como las corporaciones locales que habían formado La Caixa durante más de 100 años de historia.
En cualquier caso, la intención de CCOO pasa por retener un mínimo de representatividad donde sea posible, teniendo en cuenta que el modelo ideal que plantea el sindicato es el sistema alemán del consejo de vigilancia, una especie de comité de sabios que vigila las grandes líneas maestras a seguir. Y precisamente, sólo con seguir el ejemplo de Erste Bank, una de las entidades financieras participadas por Caixabank, sería suficiente. El banco austriaco cuenta con un consejo de vigilancia con participación sindical.
La sombra de las tarjetas 'black'
Las intenciones de CCOO en CaixaBank se han visto ensombrecidas por el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid y Bankia. El sindicato llegó a proponer la expulsión de los consejeros que utilizaron las tarjetas ‘black’, ampliando posteriormente el debate sobre la conveniencia de mantenerse en los órganos de gobierno de estas entidades financieras. El pasado miércoles, el Consejo Confederal extraordinario del sindicato aprobó un código de conducta que aumenta el control interno y que fijará “normas que limitarán la aceptación de regalos o de beneficios de empresas con las que colaboran los miembros del sindicato”, según afirmó el secretario general, Ignacio Fernández Toxo.
Los sindicatos concentraban hasta hace tres años más de 50 miembros en los consejos de administración de las cajas desaparecidas, lo que en algunos casos suponía unos ingresos elevados para las organizaciones sindicales en concepto de dietas y de asistencia a las reuniones. Actualmente sólo quedan los ejemplos de CaixaBank y KutxaBank. En el caso de la entidad catalana, su representante cobró en 2014 un total de 246.000 euros por su pertenencia al consejo y a las distintas filiales. Esta cantidad, un 18,2% superior a la de un año antes, se ingresa directamente en las arcas del sindicato.
La hegemonía de CCOO en La Caixa se ha mantenido prácticamente inalterada desde 1990, después de la fusión con Caja de Ahorros de Barcelona. En las elecciones de noviembre de 2014, fue el sindicato más votado, con 10.884 sufragios, aunque en número de delegados, SECPB contabilizó un total de 311 sobre los 295 de CCOO. CaixaBank ha mantenido un elevado ritmo de adquisiciones durante la crisis. La última de ellas, la compra de parte del negocio de Barclays, que ha acarreado el despido de 975 trabajadores. Y la actividad no para, porque el centro de interés se ha trasladado a Portugal, donde la entidad española ha planteado una opa sobre el BPI, del que ya es accionista de referencia.