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El consumo de carne se hunde por el cierre de restaurantes: “Ahora sacrificamos menos”

Ovino

Analía Plaza

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Hace poco más de un mes, miles de agricultores y ganaderos españoles se echaron a las carreteras. Reivindicaban —entre otras cosas— precios justos para sus productos, que no siempre daban para cubrir los costes de producción. Las protestas se prolongaron varias semanas y desembocaron en un real decreto, convalidado este miércoles en el Congreso, que obliga a incluir estos costes en los contratos y a que el precio que paga el primer comprador sea superior. Así se pretende evitar la famosa venta a pérdidas.

La situación en España ha cambiado mucho desde entonces. Ahora estamos en estado de alarma y, prácticamente, solo podemos salir a la calle a comprar básicos. Los supermercados se ponen las botas con incrementos de consumo de hasta el 180% respecto a una semana normal. ¿Repercute este aumento en los precios del campo? Depende del producto, pero de momento es más bien al contrario: solo se esperan bajadas.

“Me temo que no”, señala Román Santalla, secretario de ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). “No suele pasar. En estos momentos, en los que el mercado pide una subida de precios, al ganadero no le suelen subir”.

De acuerdo con los informes semanales que publica el Ministerio de Agricultura, los precios de frutas y verduras cotizan con normalidad. Expectantes ante la “incertidumbre”. Ha bajado mucho el plátano de Canarias por razones climáticas y ha subido algo el pimiento verde italiano.

Las dudas se libran en el mercado de la carne. El cierre de bares, restaurantes y cadenas de comida rápida hace estragos en la ganadería, especialmente en el vacuno (ternera, vaca, buey) y el ovino (cordero). No hay datos precisos sobre qué porcentaje de la producción en España va a restauración, aunque Santalla calcula que en vacuno es de entre el 20% y el 30% y en ovino, entre un 60% y 70%. Eso, sumado a que los españoles consumen más pollo y cerdo en casa porque son más baratos, provoca un exceso de oferta y una más que probable caída de precios.



“El ovino se complica por momentos. Las previsiones eran alcistas, pero han desaparecido”, explican desde la Lonja de Binéfar, una de las referentes en España. “Los corderos van mucho a la restauración y los pedidos se han cancelado. De momento, no hay exceso de animales. La pregunta es: ¿cuánto vale un cordero si nadie lo compra?”. En vacuno, la situación no es muy diferente. “Hubo un 'boom' de ventas a hogares la semana pasada, pero la restauración ha desaparecido. Son muy importantes los cierres de cadenas de comida rápida. Habrá un desplome de precios. No somos muy optimistas”.

Las consecuencias de que cierre McDonald's

Alfonso Cobaleda es ganadero y uno de los proveedores de carne de McDonald's en España, que a diferencia de Burger King —que reparte a domicilio— ha cerrado del todo por “salud y seguridad”. Cobaleda cuenta que en las dos últimas semanas, “el matadero ha matado muchísimo” y que ahora es justo al contrario: se sacrifica menos.

“Este verano será largo. Intentaremos que no haya un cierre total porque habrá consumo particular”, explica. “Pero hasta septiembre habrá menos ventas. Lo que haremos será matar más lentamente. Nos autorregularemos”.

Ante una caída de demanda, el problema con el que se encuentran las explotaciones ganaderas es el espacio. ¿Qué sucede cuando 'sobran' animales? “Lo primero es que hay que darles de comer, aunque eso es un mal menor”, dice Santalla. “Cuando crecen, no hay sitio en las granjas. Los corderos lechales se venden con once días, que pasan volando. Lo normal será malvenderlos o aguantar e intentar venderlos un poquito más grandes. Pero la gente no volverá a los restaurantes de un día para otro, así que tendremos un cuello de botella... Estamos fastidiados”. Con las vacas sucede algo parecido, aunque su proceso es más largo. “Ahora estarán en las granjas. Si te compran algo, será a precio regalado”.

Para ambos sectores, la mejor salida es la exportación. “La parte positiva es que el Ramadán empieza el 24 de abril y que la exportación de cordero sigue activa. El mercado está inestable, pero seamos prudentes mientras salgan barcos y no cierren los puertos”, consideran en la Lonja de Binéfar. “El vacuno cuesta más: Italia, por ejemplo, quiere carne. Pero quiere los animales vivos. Y eso es más complicado”.

La sugerencia de UPA es sacrificar animales, congelar y almacenar. “Hemos mandado una carta al Ministerio para que lo tenga en cuenta y para que, llegado el caso, la Unión Europea intervenga. La cadena no debe parar”. En cualquier caso, mediante este sistema se compra la carne barata. “Te lo pagan a un precio que cubra tus costes y luego lo sacan a un precio que permita que el mercado no se dispare”, añade Cobaleda. “Es interesante”.

Tiendas y mercados piden “un poquito más de cuidado”

El desplome de ventas de vacuno y cordero contrasta con el del pollo y los huevos, donde sí ha habido pequeños repuntes. Las principales lonjas dejaron sin precio los huevos la semana pasada porque no llegaban a acuerdos, al pedir los productores “aumentos muy elevados ante el alza del consumo”.

“Hubo escasez, lo que hizo que el precio en origen subiera un poquito”, indica Javier Morán, CEO de Carnes Morán, que vende a restaurantes y a cliente final. “De todas formas, antes de Semana Santa el huevo siempre sube. Ha habido pequeñas tensiones entre oferta y demanda, pero ya se han equilibrado y el producto está estable”.

Que bares, restaurantes y cadenas no estén abiertos también tiene su efecto dominó en proveedores. Osi Food Solutions, la empresa que suministra la carne procesada a McDonald's, ha cerrado temporalmente por falta de producción. En Carnes Morán, donde el 60% de las ventas van a restauración, han hecho un ERTE y solo mantienen abiertas las tiendas.

“La sala de despiece la hemos tenido que cerrar. Vendemos a restaurantes, colegios, residencias, aeropuertos... Y eso ha desaparecido”, continúa el CEO. Intentarán aguantar vendiendo al consumidor, aunque los mercados de abastos también estén bajo mínimos. “La primera semana fue de acopio, de compra compulsiva y desmesurada. A partir de la segunda, el goteo de personas es escaso. La gente sale, va a un punto y lo compra todo. En los mercados, las ventas han disminuido de forma considerable”.

Los comercios detallistas (fruterías, carnicerías, pescaderías, etc.) son, como la mayoría de los bares, pequeñas empresas. Pese a que sigan abiertos las perspectivas no son mucho mejores. “Una empresa sin ingresos, por mucha tesorería que tenga, ¿qué puede durar? ¿Dos o tres meses? Hemos pasado de cien a cero y cuando esto acabe no va a volver de cero a cien”, continúa Morán. “Vamos a estar meses deteriorados. Será complejo”.

“Hemos perdido muchísimo público”, dice Mercedes Moyano, gerente del mercado de Antón Martín, en Madrid. “Sí tenemos más venta por teléfono: los comerciantes se han puesto de acuerdo y si alguien les pide a ellos llevan la compra del resto. Competimos con los supermercados en venta online, y ahora que estos no están llegado, los mercados luchamos. Quiero que la población lo vea y que, el resto del año, nos cuide un poquito”.

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