Castañas a mil pesetas el kilo
Una señora asombrada
ve el fruto del castañero:
¡madre mía, qué dinero
vale una castaña asada!
Un paisano de pasada,
con pinta de socarrón:
“castañas de Jerte son,
cómpralas a mil pesetas,
más caras que las chuletas
o una pata de jamón“
Jócamo, 18.XI.2024
NOTA: La escena, vivida en un supermercado palmero, puede trasladarse a cualquier otra isla del Archipiélago, suponiendo que los actores sepan que las castañas son el fruto del castañero (Castanea sativa). Este árbol, de amplia distribución en la cuenca mediterránea europea, fue introducido en Canarias a raíz de su conquista por los castellanos. Se cultivó profusamente en las medianías frescas de las islas, llegando a caracterizar el paisaje montuno de algunas de ellas.
Las castañas fueron objeto de un activo comercio interinsular e incluso se llegaron a exportar a Cuba. Con el progresivo abandono del campo se ha mermado la producción a cuotas testimoniales para el autoconsumo, siendo muy pocos los agricultores que todavía comercian con ellas, que además deben luchar con recolectores furtivos amigos de lo ajeno.
En la actualidad, los castañeros machorros (sin injertar) se han asilvestrado y convertido en un problema ambiental para la conservación de la laurisilva, como ocurre en los lomos de la vertiente oriental de Cumbre Nueva, sobre Botazo (La Palma).
La mayoría de las castañas que se consumen en las islas son importadas de la península Ibérica y han pasado de ser un producto de consumo popular a considerarse un artículo de lujo.
No olvidemos que 1€= 166 pesetas; y que hace 25 años con 1.000 pesetas, una familia pagaba la compra de una semana. Es lógica la ironía de la pareja del supermercado, escenificada con humor.
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