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Problemas para cobrar el plus por lluvia y pedidos pagados con su dinero: las denuncias de un extrabajador de Glovo

Repartidor de Glovo.

Jesús Travieso

Las condiciones laborales de los repartidores de plataformas digitales son una cuestión de debate habitual. El tema ya ha llegado hasta la justicia, aunque las sentencias han ofrecido resoluciones opuestas. La que salió bien parada de la vía judicial fue Glovo, gracias a que una jueza no consideró falso autónomo a uno de sus 'glovers'. Eso no ha disuadido a F.J.C., un exrepartidor de la empresa de Oscar Pierre que publicó en su blog su experiencia y la de otros compañeros en el día a día de repartir a domicilio. Y no solo comida: también aseguran que han trasladado materiales biológicos entre centros sanitarios.

El texto escrito por este joven andaluz se viralizó desde que lo publicó el pasado lunes, llegando a estar en la portada de agregadores como Menéame durante varias horas al ser uno de los contenidos más vistos. En su repaso, relata cómo entró a la compañía, de qué manera se empieza a trabajar para Glovo y algunos episodios que le tocaron vivir a él y a otros compañeros en una jornada de reparto. Situaciones que incluyen esperar más de media hora para que el soporte de la empresa le solucionase un problema con la aplicación, amenazas de cierto tipo de clientes o perder pedidos por no responder al teléfono a sus jefes al estar en carretera en ese momento.

En conversación con eldiario.es, F.J.C. insiste en que los repartidos de Glovo, aunque la justicia por ahora haya dicho lo contrario, son falsos autónomos. “El precio lo fijan ellos, la ruta la fijan ellos, las maneras las fijan ellos”, escribió en el blog, en el que afirma que la empresa les obliga tácitamente a tener siempre activada la autoaceptación de pedidos (lo que supone que no puedan elegir cuáles escogen en función de su localización). Unas denuncias que Glovo niega en un cuestionario remitido a eldiario.es con respuestas de su CEO, Oscar Pierre: “No hay ninguna penalización. Los repartidores son autónomos y deciden libremente cuándo y cuánto quieren colaborar”.

“Cuando cambiaron las tarifas, por las que ellos pasaron a cobrar más por pedido y nosotros lo mismo o incluso menos, alegaron primero que fue un error informático. Luego admitieron que estaban cambiando los precios, pero que se había hecho de repente por un error. Finalmente, impusieron la tarifa, y tuvimos todos que reclamar, porque estuvimos varios días en esa situación”, cuenta el joven, que señala este como un ejemplo de la situación que les liga laboralmente a Glovo.

Situaciones como esta le hicieron a él y a sus compañeros perder dinero. Aunque desde la empresa se les vendió como una mejora, ya que “subía la base que cobrabas, pero lo que descendía era la tarifa de kilometraje”. Al final, “puede que perdiéramos hasta 80 o 90 euros. Y hasta se lo comunicábamos al responsable en las reuniones mensuales”, cuenta el autor del post, que pasó tres meses y medio como repartidor. Un tiempo en el que, asegura, sus jornadas no solían bajar de las 13 horas al día, porque “de otra manera no puedes ganar suficiente”. “El día que más pude ganar son 130 euros, a lo que hay que descontar gasolina o cuota de autónomos”, añade.

Según F.J.C., Glovo tiene como política “contratar a mucha más gente de la que hace falta”, lo que provocaba “que no hubiese pedidos suficientes para todos”. Esto podía ocasionar situaciones rocambolescas, como que la factura de un repartidor novato le saliera a pagar a la empresa. “Como te descuentan de tus facturas los 65 euros que costaba la mochila y el resto, y él solo pudo ganar algo más de 30 euros ese día, tenía que pagar unos 25 euros”, explica.

La atención a los 'glovers' desde el soporte de la aplicación es otra de las quejas que ocupan más espacio en su texto, donde defiende que “es la peor tortura que sufre un 'glover'”. Entre los casos que cita está el de tener que pagar con su propio dinero al fallar la tarjeta bankable, que es la que cede la empresa para abonar algunos pedidos. Esto hace que los repartidores tengan que adelantar el dinero, y que la empresa se lo abone en el siguiente pago. La empresa también lo niega y defiende que se insta a que contacten con el soporte de la aplicación para que esta “pueda a través de la tarjeta abonar el importe”.

Fallos de soporte de la app

Otro de los ejemplos de los fallos de soporte que denuncia F.J.C. es lo que le ocurrió en una entrega en un hotel. Algo que fue motivado por uno de los “abusos” que denuncia: que cuando su jornada acabase a una hora concreta, le asignasen un pedido solo un minuto antes. Esto impide que acaben su jornada a su hora, ya que según cuenta “es más fácil hacer el pedido que pedir que lo reasignen, porque soporte tarda muchísimo y la aplicación no funciona como debería”.

“Aquel día tuve que ir a un hotel a entregar un pedido. Pues al cliente no le funcionaban las tarjetas y tuve que contactar con soporte. Yo solía acabar la jornada a las 23h, pero tener que contactar con soporte y que tardaran tanto hizo que no saliese de allí hasta las 0.30h”, relata el joven, que insiste en que “la aplicación funciona muy mal”, algo que cree que es “aposta” para impedir que hagan más reclamaciones.

Esto afectaba a los pedidos que realizaban, ya que “te solían quitar algunos de repente”. Por eso él hacía capturas a todos los que hacía y los aglutinaba en una hoja de excel. El CEO de Glovo rechaza estos fallos, y señala que el soporte es “24 horas para cualquier duda o incidencia”. “El chat de soporte en España tiene una media de contestación al repartidor de 48 segundos en el mes de noviembre”, apunta Pierre.

Estas quejas también se producen en el caso de los pluses por día de lluvia. En caso de temporal, los 'glovers' tienen un 30% de plus por cada pedido, como relata F.J.C. y confirma la empresa a eldiario.es. Pero esto no se cumplía cuando pasaban días bajo la lluvia, ya que “a veces solo nos pagaban dos horas”.

La reacción era siempre reclamar, pero ante las trabas de la empresa, tenían que recurrir a recursos externos para demostrarlos: “Teníamos que mandar fotos de cómo estaban las calles o capturas o links de noticias de medios en las que se contaba que había llovido”. Pierre no responde directamente a este caso, pero señala que la empresa advierte “de la importancia de conducir con precaución en todo momento por su propia seguridad. Por esa razón cuando llueve los repartidores suelen ir más lentos, y por eso les compensamos”.

Lo que llama especialmente la atención de su relato es una foto con un recipiente que, según se puede ver en la imagen, contiene sustancias biológicas. Ese tipo de pedidos están prohibidos, como confirma Glovo a este medio. El problema es que F.J.C. defiende que “hubo varios” de ese tipo. “Fue una consulta privada la que hizo la solicitud, y el traslado era para un centro público”, dice el joven.

“Es el mejor ejemplo de lo que puede ir en esas mochilas y lo que tenemos que transportar”, dice el joven, que en blog ya aseguró que pocos limpian el material a conciencia. Por eso pide que “se sea comprensivo con los repartidores, ya que hay muchos clientes que ni te saludan”.

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