Cómo cuidar los tatuajes en los días de playa y piscina

Foto: shazlynnsimerherbalife

Jordi Sabaté

14 de agosto de 2019 21:04 h

Según la Federación Española del Tatuaje, España es el sexto país del mundo donde más tatuajes de practican, así lo certificaba en 2018 un informe de la consultora Dalia Research. Por otro lado, la Academia española de Dermatología destacaba en 2017 que el 33% de las españolas y españoles entre 18 y 35 años tiene al menos un tatuaje sobre su piel, unos porcentajes impensables hace apenas unas décadas.

El caso es que muchas personas, jóvenes y no tanto, ya tienen uno o varios tatuajes en su piel, y este verano los están luciendo por playas y piscinas de todo el país. ¿Entraña esto algún peligro especial? Puede entrañarlos, tanto para la salud como para la calidad estética de los tatuajes, pues este tipo de grabados no dejan de ser lesiones sobre la piel, que para siempre quedará más sensible. Si tenemos en cuenta, además, que en el tatuaje participan diferentes sustancias químicas que hemos introducido debajo de la dermis, se entenderá también la mayor sensibilidad a las alergias.

El sol se come los tatuajes recientes

En principio, los tatuadores profesionales no recomiendan exponer los tatuajes al sol si se quiere conservar la calidad del trabajo artístico, pues algunos componentes de las tintas son susceptibles de oxidarse parcialmente con los rayos ultravioleta. Esto supone que a mayor exposición, peor se conservarán los colores originales, que perderán saturación de de color y contraste.

En el caso de tatuajes más antiguos, este hecho puede tener menos importancia, pero los nuevos pueden deslucir rápidamente. Por otro lado, en el caso de de tatuajes recientes, como las lesiones del tatuaje están recientes, el efecto de los rayos sobre la piel puede ser más notable que en otras zonas, porque lo que además de quemaduras, pueden aparecer zonas coloradas y sarpullidos que se pueden infectar. Adicionalmente, el contacto con el agua del mar puede favorecer la cicatrización de las lesiones provocadas por el tatuaje, pero también ser fuente de infecciones. Y para terminar, el cloro de la piscina puede resultar muy agresivo.

Reacciones alérgicas

Más allá de la antigüedad del tatuaje, el sol siempre puede tener una incidencia negativa sobre ellos, en especial por las reacciones alérgicas que puedan provocar los componentes de las tintas usadas. Estos pueden cambiar su configuración al recibir los rayos UVA y convertirse en sustancias que provoquen reacciones inflamatorias, con lo que dejan la piel más sensible a las quemaduras. 

A este respecto, la Academia Europea de Dermatología advertía en 2018 sobre el origen incierto de algunas tintas que se usan en Europa y que no pasan por los controles de los organismos comunitarios para certificar que no pueden provocar efectos secundarios adversos, ya sea con el sol, con ciertos medicamentos, por sí mismos, etc.

También la Academia Española de Dermatología y Venereología advierte desde 2012 sobre los tatuajes temporales a base de henna negra que se practican en algunas playas. La henna es un colorante tradicional en el Magreb que se usa para teñir el pelo y realizar tatuajes rituales superficiales. No obstante, en estado natural es lenta en fijarse sobre la piel y puede llegar a tardar cuatro horas.

Este es el motivo por el que, para acortar el proceso de secado, los tatuadores ambulantes añaden un compuesto conocido como parafenilendiamina (PPD), a pesar de que su uso para esta actividad es ilegal. La parafenilendiamina ayuda a fijar el tatuaje con rapidez, pero puede tener efectos abrasivos permanentes sobre la piel o provocar reacciones alérgicas muy severas.

Cómo cuidar los tatuajes en la playa o la piscina

El primer consejo sería evitar que les dé el sol y por tanto ocultarlos, pero como los tatuajes se hacen para mostrarlos, si se hace hay que tomar ciertas precauciones:

  • Aplicar sobre ellos filtro solar con el mayor factor de protección; si nos bañamos, volveremos a aplicar la crema.
  • Si el tatuaje es muy reciente, lo taparemos con un esparadrapo opaco al sol durante las primeras semanas, o bien con la ropa.
  • También evitaremos mojar el tatuaje en caso de que sea reciente. Si lo hacemos con agua de mar, lo secaremos con un trapo limpio para evitar que los cristales salinos resequen más la piel.
  • Si lo mojamos en una piscina, que tienen mucho cloro, le pasaremos agua dulce de la ducha para cuidar la piel, lo secaremos después y aplicaremos seguidamente crema hidrante o protectora si seguimos tomando el sol.
  • Evitaremos que el sol dé sobre los tatuajes en las horas centrales del día o bien que lo haga durante periodos demasiado prolongados.
  • En caso de sentir quemazón, dolor o picores en la zona del tatuaje, dejaremos inmediatamente de tomar el sol. Si solo vemos enrojecimiento, aplicaremos alguna crema antiinflamatoria o bien crema aftersun. Si no mejoramos u observamos ampollas o infección, acudiremos al servicio de salud. 

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