Venillas rojas en la nariz y las mejillas: qué es la cuperosis y cómo se trata
La piel de nuestro rostro es más fina y más sensible en la zona de alrededor de la nariz y las mejillas. Las venas son más visibles aquí que en otras áreas. Si los capilares permanecen visibles y tienen un ligero color rojo, puede ser signo de cuperosis, una indicación temprana de rosácea. La cuperosis es una afección de la piel provocada el debilitamiento de los vasos sanguíneos de la cara, casi siempre en las mejillas y la nariz.
Cuando estamos expuestos al calor o al frío nuestra piel responde dilatando los vasos sanguíneos de la cara. Esto permite que la sangre fluya a través de ellos y se cierre cuando es necesario. Pero si estos vasos se debilitan pueden tener dificultades para cerrarse y provocar un enrojecimiento más duradero.
¿Cómo sé si tengo cuperosis?
El principal síntoma y el más evidente es la aparición de pequeños capilares dilatados, que en el rostro forman una especie de telaraña en unos característicos tonos rojos, lo que se conoce como telangiectasias, una especie de filamentos finos de color rojizo que se forman de manera gradual y, a menudo, en grupos.
Estas telangiectasias son comunes en zonas que se ven con facilidad, como nariz y mejillas.
Además de esta especie de telaraña, de estos vasos sanguíneos visibles, las personas con piel cuperosa también pueden tener manchas rojas en la cara, piel seca y tirante. Afecta sobre todo a las mujeres y, aunque no suele ser una afección grave y asintomática, en algunos casos puede resultar molesta.
¿Por qué aparece la cuperosis?
Aunque se desconocen las causas exactas de este tipo de afección de la piel, sí se atribuyen como causantes factores tanto externos como genéticos. Una piel gruesa y oscura tiene menos probabilidades de sufrir cuperosis, mientras que una más fina, clara y seca es mucho más vulnerable.
En condiciones normales, los capilares se expanden para dejar espacio para el aumento de flujo sanguíneo. Estos capilares se contraen y luego vuelven a su tamaño original. Pero las personas con una elasticidad de la piel débil, estos capilares se expanden pero no son lo suficientemente fuertes como para volver a su estado normal.
Permanecen dilatadas y, en ocasiones, provocan cuperosis. Cuando la predisposición de cada uno se combina con las agresiones externas, se acelera el desarrollo de la cuperosis. Algunos factores desencadenantes son:
- Factores ambientales: exposición a temperaturas frías y calientes, viento, sol, humedad y contaminación, así como polen y emisiones de automóviles.
- Factores psicológicos: las hormonas del estrés como la adrenalina desencadenan procesos inflamatorios en la piel.
- Factores externos: ciertas fragancias, detergentes y medicamentos tópicos, incluidas las cremas de cortisona, así como baños calientes, ejercicio físico extenuante, alcohol y comidas picantes. Los tintes irritantes para la piel y productos químicos que entran en contacto con la piel pueden provocar irritación de la piel y alergias.
¿Se puede prevenir?
Aunque la eficacia de las medidas para reducir la cuperosis son limitadas, sí hay algunas que pueden retrasar su progresión, reconoce la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Estas son:
- Realizar ejercicio físico: la actividad física favorece la circulación sanguínea y frena que la sangre se estanque dilatando los vasos sanguíneos.
- Mantener un peso saludable: la obesidad facilita la aparición de telangiectasias.
- Evitar el consumo de alcohol: las personas con un consumo de alcohol moderado tienen más riesgo de desarrollar arañas vasculares.
- Usar protector solar: vigilar la exposición al sol durante las horas centrales del día (de 12 de la mañana a 4 de la tarde) y protegerla con una crema con un factor 50 evita el envejecimiento prematuro y la aparición de manchas en la piel.
Tratamientos más eficaces
El tratamiento se centra en mejorar la apariencia de la piel. La terapia con láser ayuda en el tratamiento de lesiones vasculares como la cuperosis o la rosácea permite destruir de manera selectiva determinados vasos sanguíneos. Es el mismo tratamiento que se usan para tratar la rosácea.
La luz láser atraviesa la piel sin dañarla, el efecto del calor del láser llega a las venas a tratar, provocando que la sangre se coagule y cierre. Esto implica poco dolor y tiene un periodo de recuperación corto. De esta forma, se consigue la eliminación progresiva de los vasos sanguíneos dilatados.
La mayoría de las personas ven una reducción del 50-75% en los vasos sanguíneos visibles al cabo de uno a tres sesiones con este tratamiento. Es importante evitar cualquier factor que pueda provocar cuperosis.
Evitarlo nos ayudará a limitar los síntomas al mínimo. En términos generales, esto significa evitar las duchas de agua muy caliente, el consumo de alcohol, la exposición excesiva al sol, situaciones que nos generen estrés, etc.
Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines
0