Vino de Mentrida, uvas de Toledo

Fruto de la proyectada pasión de dos enólogos, Belarmino Fernández y Alfonso Chacón, surge Canopy, con la garnacha y la syrah como varietales principales, en El Real de San Vicente, plena Sierra de Gredos, y Camarena, Toledo. De sus elaboraciones sinceras, destaco hoy dos referencias, Congo y Tres Patas.

 

Tres Patas 2016

Un vino elaborado bajo la huella celestial de viñas viejas de altura, cepas de garnacha asentadas en suelos de composición silícea y con el complemento de un menor porcentaje de la varietal syrah, en este caso mecido por un asiento en terrenos arenosos.

Un ensamblaje que da lugar a un vino tinto marcado por una peculiar personalidad de rusticidad, con finura y unos rasgos de fruta que se emparentan con un sabroso pinoteado, aquella descripción que cierto día escuché en boca del gran Basilio Izquierdo: la garnacha pinotea, interesante vínculo entre la pinot noir y la garnacha.

Vinificación independiente con fermentación alcohólica en depósitos y maloláctica posterior en madera de roble, con una maduración de ocho meses en idénticos continentes de madera francesa.

Descorche y servicio en copa parada, cromatismo picota de notable intensidad, no brillante en exceso,  profundidad y reflejos púrpura, insinuaciones grana. La proximidad aromática deja nostalgias de fruta roja licorosa y en sazón, registros de segunda instancia que detallan memorias silvestres, flores rojas y matorral, incluso finos guiños herbales.

Fondo balsámico y evocaciones de almendra, continuación de hojas de tabaco y fin que expresa terrosidad. Boca que habla de longitud, amplitud y anchura en el avance, rigor de signo goloso, volumen y esa mueca ya mencionada de rusticidad.

Buena seña de persistencia, con los taninos afinados y maduros, desfilando en la vía retronasal, memoranzas de cerezas y ciruelas rojas, arropes y guindas al licor, rosas rojas y matorral, regaliz y eucalipto, piñones y almendra tostada. Un guiño de romero, brezo, tabaco y un epílogo longitudinal que detalla terroir y una sutil mineralidad.

Congo 2016

Poco más de 1.300 botellas forman la salida al mercado de este vino tinto monovarietal de la casta garnacha en cuya elaboración se cuenta con fruta procedente de un viñedo de más de cincuenta años ubicado en el término municipal de El Real de San Vicente, en la estribación sur de la Sierra de Gredos. A setecientos cincuenta metros de altitud sobre el nivel del mar, los racimos de garnacha se sustentan tras el ciclo vegetativo de las cepas asentadas en suelos de composición granítica, en una influencia climatológica continental.

Cosecha manual, porte a bodega y maceración prefermentativa en frío, con posterior pisado que se extiende durante un periodo de veinte días, dejando paso a la fermentación maloláctica que se lleva a buen término en barricas de roble francés de setecientos litros, continentes donde madura durante dieciséis meses, como paso previo al embotellado.

Tras el descorche y primer servicio en copa luce con una cromática picota limpia y unos reflejos púrpura y grana, cercanía a nariz que recoge memorias de fruta roja madura, algún guiño más liviano de fruta negra, continuidad de flores violetas y balsámicos centrales, esbozando en la prolongación recuerdos de frutos secos tostados, cacao y un apéndice silvestre que prolonga la expresión de la fragancia. La boca arranca firme, sustanciosa en fruta, ancha y con ritmo sostenido, volumen y persistencia, declarando una tanicidad golosa y afinada. La retronasal anuncia testigos que recuerdan cerezas y arándanos, violetas y regaliz, blandiendo después muecas tostadas, miga de pan y piñones, con un sendero hacia la salida que expresa nostalgias de cacao y una buena longitud que recrea sapidez y que afirma golosos tonos de fruta.