La empresa Gogoa, situada en Urretxu, está especializada en la fabricación y distribución de exoesqueletos médicos e industriales. En la rama sanitaria, desarrollan dispositivos robóticos electromecánicos especialmente indicados para la rehabilitación de personas que han sufrido lesiones medulares o ictus. “Nos dedicamos a rehabilitar para que quien no podía andar, pueda hacerlo y quien andaba poco, lo haga más y mejor”, explica Juan Izeta, responsable de crecimiento de la startup.
Gogoa nació en 2016 y su principal producto en el ámbito médico es el exoesqueleto Hank, una armadura robotizada que se ajusta al cuerpo y reproduce los movimientos de las articulaciones. La tecnología está basada en desarrollos realizados junto al CSIC y con ella se convirtieron en los primeros fabricantes de exoesqueletos para la rehabilitación certificados a nivel europeo. Actualmente, solo otras cinco empresas fabrican estos dispositivos en todo el mundo.
Los principales beneficios que ofrecen los exoesqueletos de Gogoa son su robustez y la autonomía de uso por parte de profesionales fisioterapeutas, puesto que no requiere soporte de ingeniería. Además, tal y como explica el equipo, son los únicos en incluir un tobillo motorizado que permite realizar pasos menos robotizados, “trabajamos para que el movimiento sea lo más humano posible”, afirma Juan Izeta.
Los dispositivos están dirigidos a centros de rehabilitación y hospitales, y se están utilizando sobre todo con pacientes afectados por ictus, con unos resultados muy positivos en las pruebas clínicas que han realizado en hospitales de Italia y España. Si bien cada paciente es distinto y hay muchos factores que afectan a la rehabilitación, tal y como explica el equipo, los exoesqueletos de Gogoa sí han demostrado ser aceleradores del proceso, consiguiendo resultados que en algunos casos consiguen reducir a la mitad el tiempo de rehabilitación.
Estos exoesqueletos robotizados suponen otros beneficios importantes, como la calidad posicional, la obtención de datos para analizar la evolución del paciente y el hecho de que el robot puede levantar el peso de la persona sin ninguna limitación. “La rehabilitación robótica va a ser un agente de cambio”, explica el Growth Manager de Gogoa, “esta terapia ha sido siempre muy perceptual y manual, y la robótica ofrece nuevas formas de trabajar con muchos beneficios, así que nuestra apuesta es que va a seguir creciendo en los próximos años”.
Gogoa acaba de recibir la certificación para un nuevo dispositivo robótico, Belk, enfocado a la rehabilitación de lesiones en la rodilla. “Es un producto dirigido a centros de rehabilitación medianos o pequeños, puesto que es un dispositivo compacto que permite hacer parte de la rehabilitación en casa”, explica Juan Izeta. Por otro lado, la empresa está en proceso de creación de la spin off Cyber Human Systems para la distribución de sus exoesqueletos industriales, pensados para prevenir lesiones en el entorno laboral.
Actualmente, Gogoa se está abriendo al mercado internacional y tiene previsto establecer nuevos acuerdos comerciales a nivel europeo, sobre todo en Alemania y Francia, así como en China y Japón, donde la rehabilitación robótica se está implantando rápidamente. En el mes de abril, la startup guipuzcoana obtuvo el premio Lánzate en la categoría de Impacto Social, organizado a nivel estatal por la EOI.
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