Contestación social a ‘Donostia 2016’
‘Cuestionando la Capitalidad Europea de la Cultura de 2016’. Así se llama el informe que ha elaborado el Grupo de Donostia contra el TAV y que sus miembros han presentado este jueves en una asamblea abierta en el Gaztetxe Kortxoenea del barrio de Gros. En la misma han explicado que querían asumir una posición “coherente, defenderla y actuar en consecuencia”, por ello han realizado este informe y así “cuestionar la verdadera naturaleza del asunto”.
Los miembros del Grupo contra el TAV aclaran que este documento contiene una “crítica a la actuación de todos los partidos políticos, incluido el gobierno municipal de Bildu”. Los redactores del informe creen que “gestionar las instituciones acarrea el riesgo de aceptar el contenido del sistema, mientras que los colectivos sociales han de actuar con independencia”. Por ello, “a pesar del giro institucional, lo cierto es que entre la gente siguen escuchándose voces críticas”, por lo que han propuesto “desarrollar con naturalidad un movimiento de contestación”.
Este grupo cercano a la izquierda abertzale recuerda que mientras el PSE estaba en el Gobierno municipal había una fuerte contestación social contra este proyecto. Pero, partir del cambio municipal fueron los socialistas quienes lanzaron ataques al proyecto. Así, “se han sucedido las disputas partidistas, con todas sus secuelas de cuestionamiento de nuevos cargos directivos y asesores, filtración de documentos y acusaciones de sectarismo, opacidad o falta de liderazgo”, hasta llevar la gestión de la Capitalidad a una “fuerte crisis” que estalló el pasado mes de abril con la dimisión de su directora general, Itziar Nogueras. Desde entonces acusan a Bildu de “ser incapaz de entonar la más mínima nota discordante en el adulterado clima de consenso institucional”.
El Grupo donostiarra antiTAV define las capitalidades europeas como “participantes de la cultura capitalista en el sentido más profundo”, esto es “pura exhibición de poder, grandilocuentes, retóricas, vacías”. Por otro lado, apuntan que las marcas son “un fenómeno comercias u comunicativo del nuevo capitalismo” y advierten que “con la Capitalidad, igual que con la marca Gasteiz Green Capital, se busca esencialmente atraer dinero, turista e inversores”. Además, denuncian “la constante llamada a movilizar las emociones que supone la inhibición del pensamiento y la obligación de participar, seducidos por la engañosa idea de la oportunidad, en un acontecimiento esencialmente tramposo”.
Mercantilización de la cultura
Los miembros de este Grupo contra el TAV destacan que el proyecto de la Capitalidad Cultural Donostia 2016 recogido en el ‘Documento Final DSS2016EU’ “es meridianamente claro en sus propósitos” de mercantilización de la cultura. En este documento final se aboga por la creación de una Fundación Privada “con vocación de permanencia en el tiempo, que aglutine a un gran número de PYMES y también a aquellas grandes empresas que lo deseen”, cuestión muy criticada por este colectivo.
Además, consideran que se presenta el Patronato de 2016, formado por el Ayuntamiento, la Diputación, el Gobierno vasco y el Ministerio de Cultura, “no sólo como ente financiador, sino como co-impulsor de una filosofía más abierta de relación entre la cultura, las necesidades sociales y las empresariales”. De este modo, quieren aclarar que las capitales europeas “se desarrollan en el marco de la mercantilización de la cultura y cumplen una función legitimadora de una profunda reestructuración de la sociedad capitalista”.
Turismo masivo
Asimismo, denuncian que DSS2016 “pretende establecer un hito en el crecimiento del turismo vinculado a una clase media internacional opulenta”. Así, “si en 2013 la capital guipuzcoana registró cerca de medio millón de visitantes, en 2016 el turismo debería alcanzar 1.400.00 pernoctaciones hoteleras”. A su juicio, esta “oleada de turisificación traería consecuencias sociales” y critican que “el derecho de los habitantes queda superado por el derecho de los turistas y se asiste a la masificación y mercantilización total del espacio urbano”.
Por otro lado, se detienen en la financiación del proyecto, que vendría su mayoría de las instituciones públicas, y en el “enorme peso” de los gastos de promoción y Marketing del evento. Teniendo en cuenta una de las grandes reivindicaciones de este grupo, apuntan en este informe a la “apología del TAV y las grandes infraestructuras” que se hace desde el proyecto de 2016.
En el marco del conflicto vasco, creen que este proyecto realiza “una lectura unilateral de la cuestión de la violencia”, utilizando un lema “equívoco” como ‘La Cultura para la Convivencia’. A su juicio, “San Sebastián 2016 se arroga la posesión de la verdad absoluta y cuando habla de hacer frente a la violencia, no solo se refiere a la cuestión vasca”, sino “también a los diferentes conflictos sociales que se extienden a lo largo y ancho de toda Europa”.