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Elisa Beni presenta en Bilbao 'Una mujer no muere jamás': “Ojo con la trampa de que la sociedad de los cuidados vuelva a recaer sobre las mujeres”

Elisa Beni durante la presentación de su libro en Bilbao

Maialen Ferreira

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Un día mientras desayunaba, Elisa Beni se topó con una noticia en la prensa local de Madrid que para ella fue como una bofetada: “Aparece momificada 10 años después de su muerte la amante de un arquitecto”. No sabía, por aquel entonces, que aquel suceso, junto con un montón de recuerdos de su familia y la potente sensación de tener a su madre cerca después de que ella falleciese, iban a ser los detonantes para crear su última novela 'Una mujer no muere jamás' (Roca Editorial). 

De aquel titular recuerda lo que le hizo sentir el hecho de que relegaran en la prensa la vida de una mujer a ser “solo” la amante de un hombre, al que en su caso sí que reconocían como arquitecto. “Esa señora, qué desgracia, pero ¿solo era la amante de un arquitecto? ¿Esa señora en su vida no había sido nada? ¿No había hecho nada más que ser la amante de un arquitecto? Leías la noticia y veías que la señora al final se había casado con aquel arquitecto. Entonces te entra esa rabia al ver el titular ¿de verdad que por un click hay que deshumanizar a una persona incluso después de haber muerto, hasta el punto de convertirla en la mera amante de un señor que además, él sí, era arquitecto?”, ha señalado Beni durante la presentación de su libro este miércoles en la Biblioteca Municipal de Bidebarrieta, en Bilbao.

Lara, una joven periodista recién divorciada decide comprar una casa en Madrid que casualmente se vende a un buen precio sin preguntarse las causas de por qué estaba tan barata. Más tarde descubre que la razón es que en aquel lugar encontraron el cuerpo momificado de Maixabel, que durante 10 años estuvo muerta en el baño, sin que nadie fuera consciente de ello. A lo largo de la novela, Beni alterna dos épocas y dos vidas dar voz a las mujeres y homenajear a las que el franquismo y la sociedad les hizo dejar su vida de lado para dedicarse a la de los demás. 

“La novela está dedicada a mi madre en el fondo. Hay partes del mundo que ella vivió y el mundo que a ella le impidió ser lo que yo soy, por ejemplo. Mi madre era una mujer muy inteligente, pero pertenece a una generación en la que se esperaba de ellas una determinada cosa. Entre otras, por ejemplo, que no trabajaran. Yo recreo su mundo, su frustración por no haber podido hacer lo que algunas pocas pudieron hacer en su época”, ha confesado Beni.

En la presentación, a la que le han acompañado el periodista César Coca y la editora Blanca Rosa, la autora ha explicado que a pesar de que haya avances en cuanto a feminismo e igualdad, sigue habiendo resquicios de ese machismo incluso en las mujeres jóvenes que les hace abandonar sus aficiones e incluso formarse otras “por amor”.

Los hombres tienen muy claro cuál es su vida y no dejan de hacerlo por una mujer"

“La mochila de género a las mujeres nos sigue inculcando esa idea de que incluso en los afectos y en el amor es la mujer la que tiene que dar más para coincidir con el ser amado y eso le cambia los gustos, las aficiones, las acompasa con la pareja. No creo que eso haya dejado de pasar, conozco chavalas jóvenes a las que les daba miedo ir en moto y se han ido a Alemania en moto por amor. Creo que eso tiene que ver con la educación de las mujeres. Los hombres tienen muy claro cuál es su vida, si les gusta cazar o les gusta jugar a la petanca y no dejan de hacerlo por una mujer”, ha indicado la periodista y escritora.

Al igual que tantas mujeres de aquella época, Maixabel no podía estudiar, ni trabajar, ni abrir una cuenta del banco sin el consentimiento de un hombre. “Ella no iba a vivir en los dominios de un hombre, esperando a derramar el amor a escondidas y con miedo. Ella no iba a perder su esencia para convertirse en un apéndice de nadie. Ella iba a vivir, no a sobrevivir”, describe sobre ella la novela en la que Lara, como periodista que es, tratará de recomponer la historia de Maixabel y ponerle nombre, rostro y emociones a aquella “amante del arquitecto”.  

¿Cómo nos vamos a asegurar de que los cuidados van a ser un 50-50?

En la novela también se habla de la vejez, la soledad y la dignidad de las persones en la recta final de sus vidas. De la forma en la que algunas cuidadoras, sobre todo en residencias, tienden a infantilizar a sus pacientes y le dan más importancia al estado físico o material que al interno y emocional. 

“Cuando se habla de la sociedad de los cuidados me parece interesante que reflexionemos si como individuos que conformamos la sociedad nos vamos a cuidar. Si vamos a tener la idea de que lo nuestro no es rivalizar, sino cuidarnos. Ahora bien, si los cuidados a los mayores y a los niños vuelven a recaer sobre las mujeres, ojo con la trampa de que la sociedad de los cuidados vuelva a recaer sobre las mujeres. ¿Cómo nos vamos a asegurar de que los cuidados van a ser un 50-50?”, ha reflexionado Beni.

“Maixabel no había muerto. Una mujer no termina de morir jamás y ella menos que ninguna”, concluye la autora en el libro, que lo que intenta decir es que ninguna mujer muere del todo siempre y cuando siga viva en sus hijas y sus nietas. 

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