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Espectáculos taurinos en Euskadi: menos corridas que hace una década pero “consolidados” en pueblos de Gipuzkoa

Un lance de una corrida celebrada en la Aste Nagusia de Bilbao en 2023

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
14 de agosto de 2024 21:45 h

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Este jueves, en el marco de la Semana Grande de Donostia, reabre sus puertas la plaza de toros de Illunbe, que celebrará corridas durante tres días consecutivos. Y este domingo arranca también, aunque no conste en el programa oficial de Aste Nagusia, la feria de Bilbao, las conocidas como “corridas generales”. Junto con Azpeitia, que ya celebró en San Ignacio estos eventos, son las tres grandes ferias que quedan en Euskadi. Las estadísticas oficiales muestran que la tauromaquia languidece poco a poco (Vitoria no tiene toros desde 2016 por falta de asistencia) y ahora se celebran, más o menos, la mitad de corridas que hace una década. Sin embargo, las memorias de la Comisión Asesora Vasca de Asuntos Taurinos reflejan que hay otros “espectáculos” taurinos “consolidados”, particularmente en Gipuzkoa, aunque en pueblos como Ordizia y Zumarraga han tenido que renunciar a soltar vacas de menos de 60 kilogramos para que entretuvieran a los jóvenes (menores en muchos casos) por las nuevas limitaciones de la normativa de protección animal.

Los informes oficiales muestran que hubo 13 corridas (de toros, de rejones o mixtas) en 2023 por 16 de 2022, el primer año de plena normalidad en la organización de eventos tras el abrupto parón por la COVID-19, que dejó casi a cero la actividad taurina en Euskadi en 2020 y 2021. En 2022, el último año con datos de este tipo, constan como “sacrificadas” 134 reses en esos “espectáculos”. En 2018 hubo 20 corridas. Nunca después se ha alcanzado esa cifra. En 2012 fue el último en que se llegaron a las 25. En cuanto a los “espectáculos taurinos generales”, que engloban también novilladas o becerradas además de la lidia de toros bravos, fueron 26 en 2023 y 29 en 2022, cifras ligeramente más altas que antes de la pandemia pero lejos también de los 40 de 2012.

Hay una tercera categoría, los “espectáculos taurinos tradicionales”, como las sueltas de vaquillas, la 'sokamuturra' o los encierros, como los de Moreda de Álava de este fin de semana. Se registraron 188 en 2023, muchos más que los 145 del año anterior e incluso de los 174 de 2012, el año de referencia. Los informes del Departamento de Seguridad, que tiene competencias de control de la tauromaquia, sostienen que, por un lado, estas actividades están muy “consolidadas” en algunos pueblos, particularmente del interior de Gipuzkoa. Y añaden que, por otro lado, se han incrementado los espectáculos taurinos que precisan de autorización ante la imposibilidad de hacer eventos más informales con reses de menos de 60 kilogramos. “Los taurinos tradicionales siguen celebrándose en muchas localidades de Gipuzkoa de una forma consolidada. La aplicación de la nueva ley de protección de animales domésticos ha impedido la celebración de los espectáculos con reses de ganado bovino de menos de 60 kilogramos que no son espectáculos taurinos tradicionales según el reglamento taurino. Esto ha hecho que, en algunas localidades como Alegia y Ordizia donde se celebraban espectáculos con reses de menos de 60 kilogramos, se hayan celebrado taurinos tradicionales”, explica para interpretar la estadística Seguridad, una cartera ahora dirigida por Bingen Zupiria.

Las memorias no ofrecen datos de asistencia a las corridas desde 2017. Entonces fueron 122.360 los asistentes. En 2012 se superó la barrera de los 150.000. En 2023, en medio de la polémica por las entradas regaladas, la presencia o no en el programa oficial y otras cuestiones, se publicitó que la feria de Bilbao había reunido a 55.000 personas en Vista Alegre, aparentemente más que en 2022. Desde la organización de la recentísima feria de Azpeitia explican también a este periódico que han visto “un poco más” de público que el pasado verano. En concreto, indican que colgaron el cartel de 'No hay billetes' el primer día, con 3.500 asistentes -el equivalente a un cuarto de la población de esta localidad guipuzcoana- y que en las siguientes tuvieron también 3.000 y 2.500.

En Donostia ha habido una protesta contra la tauromaquia en los últimos días. En ella participó, por ejemplo, el líder de la oposición y portavoz de EH Bildu, Juan Karlos Izagirre. Fue alcalde entre 2011 y 2015 y retiró las corridas de la Semana Grande. Eneko Goia, actual regidor, llegó al cargo en 2015 y volvieron los toros. El retorno fue apadrinado por el mismísimo exjefe del Estado, Juan Carlos I, que acudió con una de sus hijas, Elena de Borbón. Sin embargo, esa misma coalición abertzale dirige Azpeitia. Y de nuevo gobierna en Pamplona, donde los toros son el eje central de los Sanfermines y representan una excepción de adhesión popular a las corridas.

El alcalde de Ordizia, Adur Ezenarro, también es de EH Bildu. Al otro lado del teléfono, indica que en su pueblo “no hay espectáculos taurinos como tales pero sí vaquillas o recortadores”. “No tiene nada que ver con una corrida. Pero en las vaquillas sí hemos tenido en Santa Ana a mil y pico personas pagando entrada”, indica el primer edil de este municipio de unos 10.000 habitantes. Ordizia instala en una plaza un coso portátil para estos eventos, que tienen legalmente toda la consideración de “espectáculos taurinos”. Montan incluso “algo parecido al Grand Prix”, el programa ahora rescatado por TVE pero que ya ha dejado de utilizar animales vivos. Las cuadrillas juegan partidillos de “vaca-fútbol”, que consiste en intentar meter goles mientras una res anda suelta por el ruedo. “Es verdad que tienen mucho tirón, particularmente en una franja de edad de entre los 12 y los 16 años”, asume Ezenarro, que confirma, eso sí, que “se han dejado de hacer” las sueltas de vacas “muy pequeñas”.

Manzarbeitia es la empresa que se encarga de la plaza de toros de quita y pon. Son de Bizkaia. Antes de Ordizia la instalan también en Arrasate-Mondragón y en Zumarraga. Mikel Serrano, del PSE-EE, es el alcalde allí. Cuenta que los recortadores Ander y Jokin Rodríguez, naturales de la localidad, son figuras del mundillo y que ello genera atracción para este tipo de eventos. “La plaza suele estar siempre llena. Pero no son toros, ¿eh?”, explica. “A los animalistas no les entra en la cabeza que nuestros animales no sufren”, dijeron de estas fiestas en 2017 los propios hermanos Rodríguez. Insiste Serrano en que en el pueblo “se cumple toda la normativa” de modo “escrupuloso” y que, por ejemplo, también se ha renunciado a usar reses de pequeño tamaño. “La aceptación ciudadana es real. En Zumarraga siempre llenamos”, insiste Serrano.

En Bilbao, la entidad suiza Franz Weber ha presentado una queja ante el Ararteko (Defensoría del Pueblo) para cortar la promoción de la tauromaquia entre los menores. En los últimos años, constan algunas actuaciones de la Ertzaintza (con multas de unos 1.200 euros para organizador e implicado) por la presencia de menores en las plazas de toros. En Donostia, la empresa gestora BMF, que es la misma que en Bilbao, ha publicitado que el bono con ayudas para consumir productos culturales sufragado por el Gobierno de España a quienes cumplen los 18 años permite la compra de entradas para los toros.

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