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La guerra en Ucrania se lleva por delante un tercio del crecimiento económico previsto para Euskadi en 2022

El consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu,con la consejera Tapia, en el Parlamento Vasco, el pasado viernes

Iker Rioja Andueza

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Dos semanas después de acuñar los términos “emergencia energética” y “economía de guerra”, el Gobierno de Iñigo Urkullu ha terminado este martes de poner cifras a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania en Euskadi. El efecto dominó de alcance internacional se llevará un tercio de la riqueza que pensaba ganar Euskadi en 2022. En números, la previsión de crecimiento del PIB baja del 6,7% al 4,5%. La industria y la construcción crecerán por debajo de la media y el sector primario incluso entrará en recesión, con una previsión de caída del -1,4% en 2022 y del -5,5% en 2023.

Además, la tasa de paro no bajará hasta el 9,2%, como se preveía, sino que se quedará en el 9,5% (pero todavía mejor que el 9,9% con el que se cerró 2021, según la PRA). No obstante, se mantiene la previsión de que se creen 16.000 puestos de trabajo este año y 8.000 el que viene. En todo caso, no es descartable que todavía haya que reajustar el escenario y, de entrada, la subida del PIB en 2023 será menor que en 2022, del 4,1%: “La duración del conflicto y la respuesta que se dé desde Europa en materia fiscal y monetaria definirán la evolución de nuestra economía en los próximos trimestres”.

En todo caso, el consejero ha llamado a la calma: “No estamos en crisis. Estamos creciendo al 4,5%. Es un crecimientos sólido y ya nos habría gustado hace unos años. Es un crecimiento importante. Lo que se ha producido es que lo previsible va a ser inferior. En ese sentido es una mala noticia económica, pero la economía sigue creciendo, con la consecuente generación de empleo. Es una ralentización o una demora en el crecimiento. ¿Cuánto va a durar? La futurología se me da bastante mal. Esperemos que la guerra acabe lo antes posible”. Sin embargo, al propio Azpiazu se le ha escapado en varios momentos la palabra “crisis” en sus respuestas a los periodistas.

“En un momento en el que los problemas derivados de la pandemia empezaban a estar encauzados y que la confianza volvía a los agentes económicos, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha trastocado totalmente el escenario para el período 2022-2023 en todo el mundo. La economía vasca se está viendo ya perjudicada por las consecuencias de la guerra y de las sanciones impuestos al país agresor, y las afecciones son variadas e intensas”, ha explicado el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu. Euskadi configuró en octubre los presupuestos de 2022 con un cuadro macroeconómico que ya en diciembre fue revisado al alza, aunque ahora toca un paso atrás. En el caso del PIB no es así -la bajada es más profunda- pero al menos en el mercado laboral las previsiones vuelven al escenario de otoño.

El consejero ha remarcado que el efecto económico más inmediato ha sido la “elevación rápida” de los precios de la energía. “Se han disparado los precios del petróleo, el gas y la electricidad, lo cual afecta a empresas vascas que hacen un uso intensivo de la energía. Podemos mencionar el transporte, las metalurgias, las acerías, la pesca y la fabricación de papel. Algunas de ellas han interrumpido su actividad en marzo por no poder asumir la subida del precio y se requieren medidas inmediatas para evitar males mayores”, ha explicado Azpiazu. También ha apuntado a la “escasez” de metales -Rusia es exportador de referencia- o de cereales -en este caso lo es Ucrania-. Asimismo, Azpiazu ha apuntado que “la inflación es una de las consecuencias más visibles de la guerra en el este de Europa”. “Se espera que el deflactor del PIB suba hasta el 4,2% este año en media anual, si bien el próximo se irá moderando hasta un final de año por debajo del 2%. La subida de los precios hará que el PIB nominal se incremente un 8,8% y en 2023 la subida prevista es del 6,5%”, ha explicado.

Al lado de Azpiazu, el consejero-portavoz, Bingen Zupiria, se ha referido a la situación de la distribución y los supermercados. “Los suministros están asegurados”, ha garantizado. El Gobierno entiende que “puedan existir problemas de existencias” pero que siempre van a ser puntuales. Zupiria ha lanzado “un mensaje a los consumidores para que no acaparen algunos productos”, ya que no solamente crea problemas de abastecimiento artificiales sino que supone “un encarecimiento de los precios de otros productos”. “Como consumidores, actuemos con prudencia, Compremos solamente lo que necesitamos”, ha implorado en un mensaje que, según ha recalcado, es compartido por las grandes cadenas de distribución.

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