Una infancia marcada por amenazas: “Encontramos en casa una diana con el nombre de mi madre y 'ETA mátala'”
Hasta que cumplió 12 años, a Nahikari Herranz –y a su familia– dos escoltas le acompañaban a cualquier lugar al que tuvieran que acudir durante su día a día, ya fuera al parque, al supermercado o incluso de vacaciones. Su madre, Olga Santamaría, es actualmente directora del Instituto Vasco de Consumo (Kontsumobide). Durante los años en los que la banda terrorista ETA estuvo en activo, fue concejal en Barakaldo del PSE-EE. Las amenazas que vivían tanto ella como su familia eran constantes.
“Cada vez que teníamos que coger nuestro coche personal, mi padre miraba debajo cada día por si había alguna bomba. Una vez, volviendo a casa, encontramos en el suelo una diana en la que ponía el nombre de mi madre y el mensaje 'ETA mátala'. Era muy doloroso sufrir esa amenaza constante, saber que en la vida de tu madre y la del resto de la familia corrían peligro. Tuve pesadillas recurrentes respecto a que asesinaban a mi madre”, cuenta Nahikari Herranz a este diario.
Al hablar de su infancia, Nahikari confiesa que trataba por todos los medios de ignorar lo que estaba ocurriendo. “Durante esos años yo no comprendía la situación porque era muy pequeña y actuaba como si los escoltas no estuvieran. No sé si era un mecanismo de defensa, es difícil meterme en la cabeza de una niña pequeña aunque sea la mía. Fue muy duro, al fin y al cabo todos queremos a nuestras familias y vivir algo así de cerca impacta bastante. No quiero ni hablar de las personas que lo han vivido en primera persona, que afortunadamente a mi madre nunca le ha ocurrido nada, pero hay muchas personas que han sido asesinadas y torturadas”, señala.
Era muy doloroso sufrir esa amenaza constante, saber que en la vida de tu madre y la del resto de la familia corrían peligro
Se trata de la segunda vez este mismo miércoles que la joven, que actualmente tiene 21 años, narra su experiencia. La primera ha tenido lugar esta mañana en Bilbao el acto simbólico 'Después de diez años... Juventud, Convivencia y futuro' en el que 40 jóvenes universitarios han compartido con el lehendakari, Iñigo Urkullu, cuestiones acerca del conocimiento que tenían sobre la banda terrorista, las víctimas de ETA, sus experiencias cercanas a lo que ocurrió –si es que las tuvieron–, y la necesidad de construir un futuro con memoria.
Los jóvenes, alumnos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), la Universidad de Deusto y la Universidad de Mondragón, se han dividido por grupos de 6 estudiantes, una dinamizadora y un cargo del Gobierno vasco (incluido el propio Urkullu) y han dialogado sobre sus conocimientos y experiencias acerca de la banda. Después, cada uno ha escrito una palabra en una hoja que reúna los sentimientos que les han surgido tras la conversación y las han ido colocando en un mural. “Muchas de las palabras que componían el mural trataban sobre el perdón y la reconciliación. Es un tema que no se debe olvidar, pero tampoco se debe quedar estancado en el pasado, hay que seguir y mirar hacia adelante, siempre aprendiendo de la historia y de los errores que se han cometido. La violencia nunca es la solución, es algo que yo siempre he pensado, pero es importante seguir hacia adelante y creer en una reconciliación”, asegura la joven.
Cada vez hay más jóvenes interesados en el tema de ETA
Una de las conclusiones a las que han llegado los jóvenes tras la experiencia es que “no se ha hablado lo suficiente” sobre la historia de ETA pero que, incluso entre ellos mismos, “cada vez hay más jóvenes interesados en este tema”. “Lo ven a través de series, películas y documentales, algo que muestra interés por su parte. Actos como este son necesarios, pero hay que mirar hacia adelante para que no vuelva a repetirse esta situación. Si tanto las víctimas como los perseguidos conseguimos mirar hacia adelante y superar esta parte de la historia del País Vasco que tanto daño generó, será posible un futuro mejor”, confía Nahikari.
Tras el evento, el lehendakari se ha sincerado con los alumnos y ha contado cómo recibió la noticia del cese de las armas por parte de la banda en 2011. “He conocido de cerca el sufrimiento de tantas y tantas personas y familias… La idea de que todo aquello terminaba me dio tranquilidad y alivio, porque ya no habría sufrimiento añadido. Sentí una alegría inmensa y, por eso, cogí el teléfono y hablé con mi familia”, ha asegurado.
Entre los sentimientos que ha recordado Urkullu sobre aquel suceso ha destacado la “tranquilidad y el alivio”, pero también “la esperanza de que comenzaba el tiempo de una nueva convivencia”. “Nuestro futuro debe tener memoria. No queremos empezar de cero, ni hacer borrón y cuenta nueva. Nos corresponde contribuir a una memoria inclusiva; una memoria que incorpore todas las vulneraciones de derechos humanos y los testimonios de todas las víctimas”, ha concluido el lehendakari, que al igual que los alumnos ha colocado en el mural su palabra escogida: “confianza”.
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