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'Ni un pelo de tonta', el monólogo de una mujer calva: “Contarlo te sana, pero reírte de ello te libera y empodera”

Dora Gálvez, creadora del monólogo 'Ni un pelo de tonta'

Maialen Ferreira

2 de septiembre de 2023 21:46 h

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Dora Gálvez ya había dado el paso de contar, en forma de novela, cómo fue su proceso de aceptar que era calva. La alopecia areata, enfermedad autoinmune que contrajo hace más de tres años hizo que poco a poco fuera desapareciendo su melena rojiza y su mundo se derrumbase. “De repente vi en el espejo una imagen casi fantasmagórica” recuerda en su libro 'Las calvas existimos'.

Después de aquello, Gálvez ha sufrido discriminación por ser una mujer calva. “Cuando eres calva, la sociedad te pide a toda costa que te tapes, que lo escondas tras una peluca. En una entrevista de trabajo me llegaron a pedir que si podía ponerme una peluca para trabajar cuando había hombres calvos trabajando y no pasaba nada. En otra ocasión, un fotógrafo me contactó para hacerme unas fotos para visibilizar el cáncer, le dije que no tenía cáncer y que si quería podía hacerme fotos cotidianas, que era su especialidad. Me dijo que él solo fotografiaba a gente normal”, asegura.

Ahora, tras asimilar su condición, ha decidido darle un giro y comenzar a reírse de ella misma con el monólogo 'Ni un pelo de tonta', en el que relata, en clave de humor, todas esas situaciones que vive cada día y que le hacían tanto daño. “Quise darle una perspectiva positiva a algo que puede ser traumático”, explica a este periódico. “¿Que me piden que me ponga peluca para que me contraten en un trabajo? Pues bromeo con que me tienen que pagar un suplemento por llevarla. A la gente le hace mucha gracia, por ejemplo, que me lleguen ofertas de trabajo en las que tenga que poner el color de pelo y que haga bromas con que no hay una opción para escribir que soy calva. Todo eso lo incluyo en el monólogo”, sostiene Gálvez, que al ser licenciada en Arte Dramático su imagen forma parte de su día a día laboral.

El humor ayuda muchísimo a superar todo lo que nos pasa. Yo no me había reído de mi historia nunca y es algo que sana de verdad

También hace chistes sobre las ventajas de ser calva. “Por ejemplo, una broma que hago es que en las peleas de mujeres yo siempre gano porque como no tengo pelo o que no tengo que preocuparme por el tema de las canas ni de cuando vas a la peluquería y te hacen un peinado que no te gusta. La clave es que nos podamos reír de nuestras propias condiciones, que no defectos, porque ser calva no es un defecto”, asegura la también educadora en Igualdad de Género.

El objetivo del monólogo, más allá de hacer reflexionar mediante la risa y visibilizar la existencia de mujeres calvas, es denunciar la violencia estética que ejerce el patriarcado. “En el monólogo yo digo que me tuve que comer el patriarcado con patatas porque, al igual que muchas otras mujeres, rompo con el esquema de lo que debería ser una mujer. Si no reúnes los requisitos de ser una mujer guapa, alta, delgada y con pelazo te quedas fuera, por eso, como mujer calva, me hizo sufrir tanto el patriarcado”, reconoce.

“El humor ayuda muchísimo a superar todo lo que nos pasa. Yo enfocaba mi condición de ser calva de otra forma. Lo contaba y visibilizaba a través de charlas, con imágenes de mi pelo cayéndose y con el libro, pero me di cuenta de que contarlo te sana, pero reírte de ello te libera y te empodera. Yo no me había reído de mi historia nunca y es algo que sana de verdad”, asegura.

Tras el estreno de 'Ni un pelo de tonta', que ha tenido lugar en Baratza Aretoa, el centro independiente para las artes escénicas contemporáneas de Vitoria, Gálvez espera llevar en un acto conjunto su monólogo y la presentación de su libro 'Las calvas existimos' a Bilbao, Barakaldo y Madrid, mientras recomienda a todas las personas que asistan a su monólogo o que lean su libro reírse de sus condiciones. “Mi objetivo personal es visibilizar la calva femenina y que gracias a esta visibilización, se produzca una llamada de empatía, concienciación y cambio social para que las mujeres calvas dejemos de sufrir este estigma. La risa es una gran forma de lograrlo”, concluye.

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