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La reivindicación se cuela en la primera visita de la Vuelta a Burgos a Treviño, el enclave en el corazón de Álava

Leixuri y su familia, con ikurriñas

Iker Rioja Andueza

Treviño —

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La Vuelta Ciclista a Burgos ha terminado este viernes por vez primera en su historia en Treviño, una zona pegada a Vitoria que administrativamente es un enclave de Castilla y León. Era la última etapa de su cuadragésima sexta edición. Al margen de la deportivo, que ha supuesto la victoria en la general de Sepp Kuss, ganador también de la Vuelta a España de 2023, y de Pavel Bittner en la etapa, la jornada ha estado jalonada de reivindicaciones políticas. De un lado, la organización, que es la propia Diputación de Burgos, ha elegido como lema de la jornada “En clave de Burgos”, un significativo juego de palabras. Por otro lado, partidarios de la integración en Álava y en Euskadi han hecho visibles sus sentimientos, particularmente en la parte final de la carrera, con ikurriñas y haciendo presente en todo momento el lema “Trebiñu Araba da!” ('Treviño es Álava').

El enclave de Treviño tiene del orden de 1.900 habitantes. Se subdivide en dos municipios, La Puebla de Arganzón y Condado de Treviño. En la pasada legislatura llegaron a tener alcaldes de EH Bildu y PNV, respectivamente. Ahora están gobernados por PNV e independientes. Muchos de sus servicios dependen de Álava, como la atención hospitalaria. Aunque no oficialmente, es una comarca perfectamente bilingüe, con sección de euskera en su biblioteca, guardería con enseñanza en lengua vasca, euskaltegi y otros servicios. Luce con orgullo el reciente paso de la Korrika. Los coches que sobreviven con matrículas provinciales llevan en su aplastante mayoría VI y no BU. Dos instituciones tan simbólicas como la Guardia Civil y la Iglesia católica consideran a esta zona como una parte más de su demarcación alavesa.

Adolfo Estavillo, regidor de Condado de Treviño, explica que fue él quien pidió hace unos meses la celebración de este evento. “Sí, lo solicitamos. Lo solicitamos a la Diputación, que es la organizadora, con el único interés de que fuese un acto deportivo. Es dar visibilidad al Condado de Treviño, algo que no es fácil de conseguir. Queremos que se conozca Treviño, lo bonito que es”, explica a este periódico.

A pesar del innegable componente político de la jornada, Estavillo defiende que “para la inmensa mayoría” ha sido nada más “un evento deportivo”. “Sin lugar a dudas, con esto viene mucha gente. Gente que reposta en nuestros surtidores y gente que come en nuestros restaurantes”, abunda. Minutos antes de la llegada del pelotón, el encargado de la gasolinera confirmaba que no había tenido tantos clientes nunca. Y a las 14.00 horas el comedor de un bar estaba a rebosar. “Es un día de fiesta, de alegría”, insiste Estavillo, que adelanta que se plantean también solicitar una etapa de la Itzulia vasca por los mismos motivos. “El deporte es fantástico para las nuevas generaciones”, recalca.

La organización de la Vuelta a Burgos ha situado la carrera el último día por razones logísticas. Los Juegos Olímpicos han complicado y comprimido el calendario ciclista profesional y, con el ánimo de facilitar desplazamientos, se ha situado esta meta lo más cerca posible de Donostia, que este sábado acoge una clásica de renombre internacional. Los vehículos y mucha de la infraestructura se tienen que desplazar a Gipuzkoa, lo mismo que buena parte de los corredores.

La etapa ha sido todo un reto para la carrera. Por un lado, la UCI (Unión Ciclista Internacional) ha empleado esta Vuelta a Burgos como banco de pruebas para algunas novedades en el reglamento que aspira a implementar de cara al futuro, como por ejemplo la eliminación de los pinganillos entre los corredores. Por otro lado, es la primera en la historia que otro cuerpo policial diferente a la Guardia Civil se encarga de la seguridad de la prueba. Ha sido la Ertzaintza, porque buena parte de los kilómetros se han desarrollado por territorio de Álava para poder entrar en el enclave. Sobrón, Lagrán o Peñacerrada han sido solamente algunos de los pueblos visitados.

Pero incluso la propia Guardia Civil es diferente en Treviño. Muchos de los agentes se han desplazado desde la base central del cuerpo en Álava, desde Vitoria, tanto uniformados como de paisano. “Es algo peculiar. La Guardia Civil de Burgos debería desplazarse para entrar aquí. El que lo ha estudiado ha entendido que era más económico y efectivo que esa parte del territorio sea dirigida desde Álava. Desplazar Seguridad Ciudadana desde Burgos es más costoso”, indican desde el cuerpo.

Los corredores han pasado dos veces por Condado de Treviño, una primera pasada y ya en la meta. En ambas ocasiones eran muy visibles las ikurriñas y las peticiones de anexión. Incluso se han hecho camisetas especiales: “En clave de Burgos por imposición. En clave de Álava por voluntad”. En todo el vallado había logotipos de promoción de Burgos.

“Una vuelta ciclista por aquí me parece genial. Es perfecto. Pero lo que no me parece bien es la reivindicación que hacen de ser una etapa 'en clave de Burgos'. Si esto no es política, que baje Dios y lo vea. Llevamos años muchos treviñeses reivindicando que 'Trebiñu Araba da'. La gran mayoría de cosas aquí las está haciendo el Gobierno vasco. Estamos muy abandonados por Castilla y León. Que ahora de repente salten con esto de 'en clave de Burgos' cuando no hacen nada por nosotros no me parece bien”, explica Zuriñe, una vecina de Treviño.

Leixuri también ha salido a ver la carrera con una bandera vasca. Sus hijos llevaban otra y de gran tamaño. “Tenemos que reivindicar lo nuestro. Llevamos muchos, muchos años diciendo que Treviño es Álava. Solamente hay que mirar un mapa para darse cuenta”, recalca en euskera. A ella también le ha generado un 'clic' el oír que el lema elegido era “En clave de Burgos”. “Hace daño. Históricamente, nos tiene totalmente dejados”, manifiesta. Esta mujer asegura que ella vive en euskera, que cada vez más gente lo emplea y que sus hijos están matriculados en centros que ofrecen esa posibilidad.

Desde la plataforma Trebiñu Araba da muestran también su “sorpresa” por lo ocurrido e ironizan que es llamativo Burgos reivindique la territorialidad de algo que ya le pertenece. “No parece de ninguna manera una mera prueba deportiva, sino un acto político y reivindicativo de la pertenencia a Burgos”, señalan. La Diputación de Álava, que históricamente se ha posicionado del lado de la anexión, no ha querido entrar en polémicas pero sí insiste en su reivindicación, que hace que en el palacio foral haya un mástil vacío junto al del resto de comarcas o cuadrillas. “No hacemos comentarios sobre la Vuelta a Burgos, pero es conocido que la Diputación cree que la situación del enclave es una anomalía y que hay que abordar su resolución definitiva desde el respeto a la voluntad de los treviñeses”, explican. En las últimas décadas ha habido varios intentos, desde consultas populares a grupos de trabajo en el Senado, pero no han terminado de cristalizar. “Yo no hablo de política”, respondía amablemente un muy conocido ciclista vasco bajo el mismo arco de meta de Treviño preguntado por sus sentimientos.

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