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Cuando el tabú de la regla y la normalización del dolor menstrual se combaten en las aulas

Imagen de archivo de unas alumnas con productos menstruales reutilizables. EFE/Marta Pérez

Maialen Ferreira

Bilbao —

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En España, desde que la llegada de las bajas por reglas con dolores incapacitantes solo se han tramitado 1.418 con una duración media de tres días, según los últimos datos hasta mitad de abril facilitados por el Ministerio de Inclusión. La normalización del dolor menstrual y el tabú a hablar de la regla son algunos de los motivos por los que pese al daño, muchas mujeres no acudan al médico. A pesar de que los primeros síntomas de este dolor aparecen en la adolescencia, apenas hay estudios sobre menstruación en menores de edad.

“Creemos que el dolor menstrual es normal, pero la mayoría de nosotras no sabemos que puede estar causado por enfermedades subyacentes como puede ser la endometriosis. La endometriosis es una enfermedad muy discapacitante y uno de los grandes problemas es que es muy prevalente. Al ser tan desconocida afecta al 10% de las mujeres en edad reproductiva, lo que supone 190 millones de afectadas a nivel mundial. Uno de los grandes problemas que tenemos en este sentido es la normalización del dolor menstrual. Si lo sumas al tabú menstrual y al desinterés histórico que hemos tenido por la salud de la mujer, hace que el diagnóstico en la mayoría de casos de endometriosis tarde hasta 7 años”, explica Carina Masferrer Ferragutcasas, estudiante del programa de doctorado en Bioquímica, Biología Molecular y Biomedicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Masferrer Ferragutcasas ha visitado Bilbao este martes para hablar sobre el proyecto ENDO-HIT, una iniciativa de divulgación y ciencia ciudadana sobre salud menstrual y enfermedades como endometriosis en el contexto escolar, con el objetivo, según detalla, de “desnormalizar el dolor menstrual y visibilizar la endometriosis en la población adolescente, que es donde en su mayoría aparecen los síntomas para intentar reducir esta tendencia en su diagnóstico”. Lo ha hecho en la jornada Género y Comunicación de la Ciencia con una conferencia titulada '¿La regla duele?'.

Una de las conclusiones a las que han llegado tras el proyecto, que se ha basado en encuentros con adolescentes en las aulas en Barcelona en los que han abordado cuestiones como la endometriosis o el ciclo menstrual y una encuesta sobre la menstruación, es que existen pocos estudios realizados en adolescentes, pese a ser esa la edad en la que baja la primera regla. “Todos los estudios que hemos encontrado se han realizado en edad adulta, por eso es beneficioso lo que hacemos. Los datos que puedes recoger cuando son adolescentes en edad escolar obligatoria incluyen a personas a las que igual no puedes acceder cuando sean adultas. Como chicas de familias de clase baja, migradas o racializadas. Actuar en la enseñanza obligatoria te permite llegar a todo el mundo independientemente del background familiar que tenga”, explica a este periódico tras impartir la conferencia.

“En la adolescencia dependes del entorno familiar o social para hablar e informarte sobre la regla o las enfermedades derivadas. Puedes convivir con la regla entre cinco o siete años antes de ser mayor de edad y empezar a abordar estos temas. Por eso es importante abordarlo desde los primeros síntomas, para evitar normalizar el dolor”, reconoce.

El proyecto de ciencia ciudadana está enmarcado dentro del programa Caixa d'Eines de Pla de Barris, una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona para reducir las desigualdades en los centros educativos de los distintos barrios de Barcelona. La iniciativa cuenta con el apoyo de la empresa Eduscopi, agencia de comunicación y divulgación científica, así como la colaboración del VHIR, centro de investigación dels Hospital Vall d'Hebrón. Cuentan con realizarlo al menos en una edición más, en la que van a preguntar en las aulas por qué pese a tener reglas dolorosas, las adolescentes no acuden al médico. “Nos ha faltado preguntar el por qué. Las chicas son conscientes de que tienen dolor menstrual, no lo minimizan. Se toman antiinflamatorios e incluso algunas consideran que se están automedicando. No ven normal tener que estar tomándose dos o tres Ibuprofenos al mes. Están preocupadas, pero a la vez, no van al médico. A ellas no les hemos preguntado directamente y es algo que vamos a hacer”, detalla.

A diferencia de en generaciones anteriores, entre los jóvenes que han participado en el proyecto, Masferrer Ferragutcasas no ha detectado un estigma sobre la regla. “Es cierto que las chicas han mostrado más interés y nos han dicho que han aprendido más, pero no hemos recibido rechazo por parte de los chicos, aunque sí desinterés. No hemos notado que haya estigma, hemos podido ir y hablar tranquilamente del tema sin risitas ni bromas como sí que había cuando nosotras íbamos al instituto”, sostiene.

Para la investigadora, el objetivo del proyecto es que las mujeres jóvenes sean conscientes de que el dolor menstrual no es algo normal. “Es importante que se les diga que no es normal su dolor, que tienen que valorar lo que sienten. Ellas no se lo callan, pero no le dan importancia porque en la sociedad o en la comunidad médica tampoco se le da importancia. Si eres mujer, joven y hablas de un dolor que no se ve ni se puede demostrar, es difícil que te escuchen y te tomen en serio”, concluye.

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