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“En la UCI hay compañeros que no están vacunados”, protestan los sanitarios ante la falta de dosis en la Sanidad vasca

Una sanitaria de Osakidetza, recibiendo la vacuna contra la COVID-19

Iker Rioja Andueza

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“En la séptima se Txagorritxu no se han quitado el EPI en un año y hay compañeros que no están vacunados. Ni la primera dosis. En la UCI también hay compañeros que no están vacunados. Todos somos súper importantes, también los ertzainas y los demás que van a recibir la de AstraZeneca, pero la primera línea... Yo no esperaba que tardaran tanto”. Quien habla es un sanitario de primerísima línea, de los que rotan en las zonas 'sucias' del principal hospital de Vitoria. Así se denomina internamente a las áreas en las que se atiende a los pacientes con COVID-19. En su caso, ha tenido suerte, porque este viernes, justamente tres cuartos de hora antes de la entrevista, ha recibido la primera dosis del suero contra el Sars-Cov-2 51 días después de que se iniciara la campaña de vacunación en Euskadi y 29 desde que se empezara con el personal del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza).

“Hay gente de primera prioridad sin vacunar todavía”, denuncia también otra profesional del hospital Donostia, el de referencia en Gipuzkoa. “De repente, te llaman un jueves y te anulan la cita. Te ponen en la boca el caramelo de la vacuna y luego te lo quitan. ¿Y a mí cuándo me toca?”, se pregunta. La semana del 1 al 7 de febrero, el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) administró 1.800 vacunas y del 7 al 11 de febrero únicamente 524, aunque este fin de semana se están reactivando las citas. Un dato llamativo es que, según las tablas oficiales, en la OSI Araba -que integra a Txagorritxu y a Santiago y a la mayor parte de ambulatorios de Vitoria y Álava- el 31 de enero había más vacunados (1.152) que una semana después (1.151). La población diana en la Sanidad vasca es de 41.512 personas. Hasta este jueves 14.512 (el 35,1%) tenía una dosis y 4.509 (el 10,9%) la pauta completa. Este colectivo está recibiendo Moderna y Pfizer.

Si se analizan los datos por categorías profesionales, hasta el 7 de febrero, con una media ese día de un 30% de sanitarios con una dosis en el colectivo, el porcentaje ascendía al 42% en el caso de los médicos, al 37% en el caso de los enfermeros y al 39% entre los auxiliares de enfermería. Por debajo de la media se hallan técnicos, administrativos y el personal de limpieza, de mantenimiento o de cocina.

“¿Cuándo acabaremos a este ritmo?”, coinciden en preguntarse varias de las voces consultadas. Uno de los colectivos en que se dio la orden -y por escrito- de cancelar vacunaciones fue el de Emergencias. El personal de ambulancias, que realiza numerosos traslados de ingresos por COVID-19 o movimientos de residencias a centros de referencia, está externalizado en su mayoría. “No, todavía no me han llamado”, explica al otro lado del teléfono uno de estos sanitarios de primera línea pero que están contratados por una empresa privada y que ya a principios de marzo de 2020 empezó a llevar pacientes infectados en su ambulancia. Hasta el 7 de febrero constaban como vacunados 79 trabajadores de Emergencias. Son alrededor de 1.500. Se movilizarán en las próximas semanas en las tres capitales.

En el caso de Emergencias, como publicó este periódico, se alegó la paralización de la vacunación por falta de suministros. Euskadi es casi por sistema la última de las 17 comunidades autónomas en cuanto a porcentaje de dosis utilizadas en relación a las recibidas. En parte, eso se explica por la estrategia de guardar el 50% de todas las remesas para garantizar la segunda dosis a todo aquel seleccionado para recibir la primera, un criterio que el Ministerio de Sanidad valida y desea que se cumpla con especial rigor con AstraZeneca, ya que ambos pinchazos están separados por 10-12 semanas. Pero, ¿cómo se justifican entonces los parones en los pinchazos a sanitarios cuando en las últimas llegadas sí han llegado viales?

El lehendakari, Iñigo Urkullu, y la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, insisten en que esto no es una carrera. Urkullu, incluso, considera que la supuesta lentitud vasca son “leyendas que se construyen sin rigor”. No es un problema de “capacidad”, sino de falta de remesas. Suelen subrayar que en el otoño de 2020 se inmunizó contra la gripe a casi 600.000 personas en dos meses. “Estamos acertando. Estamos en una estrategia acertada. Cuando yo hablo, hablo con cierto conocimiento de causa”, enfatizó este viernes Urkullu en respuesta a preguntas de los periodistas.

Así es el nuevo protocolo de vacunación: cinco grupos y más vacunadores

Sin embargo, el hecho de que se haya trazado ya un plan paralelo para policías, profesores y otros colectivos considerados “esenciales” -en la Ertzaintza se vacunará desde este miércoles- antes de inmunizar a todos los sanitarios vascos ha reactivado el malestar en hospitales, centros de salud y ambulancias. Según el nuevo protocolo de vacunación de Euskadi -un documento de cinco páginas actualizado esta misma semana-, estos trabajadores esenciales son el grupo 5 y ni siquiera se ha completado el proceso en el grupo 2. El primer colectivo, el de los internos y trabajadores de residencias, sí tiene mucho más avanzada la inmunización. El 72% de los mayores residenciados tiene ya la pauta completa, lo mismo que el 49% de los gerocultores. El grupo 3 lo compondrían otros profesionales sanitarios y sociosanitarios y el grupo 4 personas mayores. La explicación para este salto es que el producto de AstraZeneca es menos recomendable para mayores de 55 años, por lo que se activarán sistemas de administración paralelos. Además, desde este fase no solamente vacunarán profesionales de Osakidetza, sino mutuas, servicios de prevención, equipos de las Diputaciones y clínicas privadas.

Protocolo de vacunación de Euskadi by elDiario.es/Euskadi on Scribd

Otra de las circunstancias que más está soliviantando a los sanitarios son los desequilibrios entre centros e incluso dentro de ellos. El sindicato LAB ve “desastrosa” la planificación y afirma que “Osakidetza lleva décadas gobernándose a base de campañas publicitarias y siguen sin entender que eso es del todo insuficiente y, además, es temerario”. El Sindicato Médico de Euskadi (SME) también ha aludido en un comunicado a los “desequilibrios” y “descontrol” que se está produciendo en el proceso de vacunación con ejemplos de cancelación de citas en Gipuzkoa. En redes sociales, Satse también se ha expresado en el mismo sentido.

La propia Sagardui ha admitido ya esa “descoordinación”. Lo hizo al asumir como erróneo que se enviaran viales al hospital de Santa Marina de Bilbao para vacunar a todo el personal, incluidos externos como religiosos, sindicales y reponedores del 'vending', así como el propio director, el exconcejal del PNV José Luis Sabas. La otra gran irregularidad se produjo en Basurto. Dos semanas antes del inicio del proceso con sanitarios, el gerente, Eduardo Maíz, también un exedil del PNV, se vacunó una noche con los restos de una remesa destinada a residencias de mayores, donde han seguido falleciendo internos por los brotes que han ido surgido en esta fase transitoria desde la llegada de las vacunas hasta la inmunidad.

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