Urkullu pide a su gabinete un listado de destituciones por pérdida de confianza para contextualizar la crisis sanitaria
Este lunes, el lehendakari, Iñigo Urkullu, tiene en su agenda una conferencia en un foro organizado por Vocento. La comparecencia, aunque formalmente es sobre “expectativas económicas”, tiene lugar en medio de la crisis abierta en la Sanidad pública vasca, particularmente en la OSI Donostialdea, la comarca que aglutina al hospital Donostia y a los centros de salud de la zona. Aunque ya ha respondido a preguntas de los periodistas sobre esta cuestión este viernes en el Parlamento Vasco, Urkullu ha encargado a sus consejeros y asesores que le ofrezcan un listado de personas que han ido saliendo de la Administración vasca en fechas recientes y por no estar de acuerdo con la línea marcada, según ha confirmado este periódico de dos fuentes.
El incendio en el hospital Donostia viene motivado por la destitución de la gerente, Itziar Pérez, así como de la directora médica. Ella misma reveló en una carta a la plantilla de la OSI Donostialdea que había sido separada de su cargo por no estar “alineada” con la estrategia marcada por la dirección general de Osakidetza, encabezada por Rosa Pérez Esquerdo. Tres cargos más dimitieron en solidaridad con sus colegas y una cuarentena de jefes de servicio llevan desde hace una semana en armas denunciando las imposiciones de Salud y animando a que la protesta se haga extensiva a sus equipos, a los sanitarios no médicos y al personal de atención primaria, así como a otros ámbitos geográficos. A nivel político, la oposición en el Parlamento Vasco, de momento PP+Cs y EH Bildu, han pedido a Urkullu la dimisión de la titular de Salud, Gotzone Sagardui.
La consejera no ha explicado los motivos concretos de las destituciones, sino que simplemente ha habido una “concatenación” de desavenencias que ha derivado en una pérdida de confianza. El consejero-portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, añadió que los relevos “responden a una cadena de hechos que han generado una situación insostenible”. Y añadió que “ningún cargo es obligatorio”. “Asumimos ese quehacer por voluntad propia y nos comprometemos a trabajar con una orientación definida. Si no estamos de acuerdo, lo normal es que nos apartemos de ella”, recalcó. El argumentario que desea ofrecer el Ejecutivo es que los cambios son naturales y que son imprescindibles cuando se pierde la confianza o no se acata la línea estratégica general.
Es ahí donde se enmarca la petición de Urkullu a su equipo para que recopilen otros casos de salidas por motivos similares. Sin embargo, la confección del listado podría mostrar que otras marchas no fueron lo naturales que se presentaron. Un ejemplo reciente: cuando Izaskun Landaida fue relevada al frente de Emakunde y se presentó como un cambio de ciclo, ¿era también una pérdida de confianza? Fuentes de su entorno confirman que el lehendakari sigue con preocupación y detalle la sucesión de hechos. Tan es así que mantuvo una reunión con Sagardui y Pérez Esquerdo este lunes antes de que Salud diera las primeras explicaciones públicas tras las destituciones.
En todo caso, en sus palabras ante los medios de comunicación en la Cámara ha mostrado su “confianza” en que se “encauzará” la crisis sanitaria abierta desde hace ya una semana en la OSI Donostialdea. Preguntado por un posible relevo de Sagardui, ha dejado claro que no contempla la destitución o dimisión de su consejera de Salud. “Dimisiones se nos piden muchas veces”, ha ironizado. Eso sí, fuentes de su equipo asumen que la silla de Salud quema. Hace cuatro años, el titular de esa cartera, Jon Darpón, se vio forzado a dejar el cargo por las denuncias de irregularidades en las oposiciones médicas en Osakidetza. La diferencia de aquel caso con respecto a este -al margen de que entonces había una investigación judicial en marcha- es que la oposición tenía mayoría en el Parlamento para forzar una reprobación. Entre Darpón y Sagardui llegó el breve interregno de Nekane Murga, quien vivió meses muy complicados y no exentos de polémicas coincidiendo con la primera ola de la COVID-19.
En la sesión plenaria de este viernes, que resolvía las enmiendas de totalidad de los presupuestos, el debate sanitario se ha colado claramente en los discursos. Osakidetza está “en llamas”, ha descrito Carlos Iturgaiz, de PP+Cs. “Degradación”, ha clamado Elkarrekin Podemos-IU. “Desmantelamiento, privatizaciones y recortes. Osakidetza se nos cae como un castillo de naipes”, ha rematado Nerea Kortajarena, de EH Bildu. El Gobierno ya traía preparado el argumento de respuesta y, de hecho, lo ha soltado antes de las críticas. “Salud, 4.639 millones. Nuevamente es el Departamento con mayor dotación del Gobierno. El gasto sanitario 'per capita' es de 2.114 euros. Osakidetza contará con un presupuesto de 3.733 millones, de los que el 65% se destinará a personal, y 117 millones a inversiones. Además de la ampliación de 2.467 puestos aprobada en octubre por el Gobierno vasco, las cuentas de 2023 prevén otras 919 plazas, que situaría la plantilla estructural de Servicio Vasco de Salud en 31.000 personas”, ha enfatizado el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu.
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