Dos hallazgos iluminan el enigma de los tartesos: una insólita escena de lucha y la monumental puerta del Turuñuelo
El yacimiento extremeño de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) no defrauda. Todas las campañas de excavaciones, la sexta está a punto de concluir, se han saldado con importantes hallazgos para el mundo que la arqueología, que poco a poco logra arrojar luz sobre una civilización con tantos interrogantes, por desconocida y atractiva, como la tartésica.
Los trabajos iniciados poco antes de primavera en las estancias del edificio protohistórico mejor conservado del Mediterráneo occidental han permitido recuperar abundante material arqueológico entre el que destaca una escena de guerreros grabada en una placa de ensayo de pizarra y datada entre los siglos VI y V antes de nuestra, la I Edad del Hierro. Junto a este descubrimiento hay otros “ejemplos únicos” que van a aportar conocimiento sobre la artesanía de esta cultura, que ocupaba el suroeste peninsular y desapareció hace 2.500 años.
La placa de pizarra, de unos 20 centímetros, está grabada en sus dos caras donde pueden identificarse varios motivos. En ella se combinan ejercicios de dibujo con la repetición continuada de rostros o figuras geométricas y una escena de combate en la que interactúan tres personajes. Los primeros indicios apuntan a que esta pieza única en la arqueología peninsular serviría de apoyo al artesano a la hora de grabar motivos en piezas de oro, marfil o madera.
Como ha descrito la codirectora de la excavación, Esther Rodríguez, en una de las caras del grabado se ve a dos luchadores vestidos y con armamento, y a un tercer guerrero con casco y desnudo caído sus pies. En la otra cara de la tabla hay grabados con “elementos locales” y otros etruscos, lo que hace pensar en que el orfebre local “intentó” copiar las representaciones que llegaban desde el Mediterráneo.
Pero si esta ha sido la “sorpresa” que aguardaba a los investigadores este año, la campaña también se ha saldado con un objetivo cumplido: el hallazgo de la puerta principal de entrada al complejo arquitectónico. En 2023 los trabajos arqueológicos se quedaron muy cerca de ella, puesto que se ha encontrado próxima al lugar donde se encontraron las cinco esculturas antropomorfas, posiblemente del siglo V antes de nuestra era, que supusieron un “cambio de paradigma”, según los investigadores de CSIC, en la interpretación de la cultura tartésica porque los conocidos como rostros del Turuñuelo son las primeras caras de esa civilización.
Esta fachada monumental, que da acceso a la estancia de las gradas donde se descubrieron los rostros, tiene un basamento de piedra y un alzado de casi tres metros de altura. Sus muros tienen un espesor de cuatro metros “para proteger todo lo que se oculta” en el interior, ha señalado Rodríguez. Al salir hay un patio pavimentado de pizarra y una “calle enorme” que separa el edificio principal de otras estancias vinculadas al trabajo de los artesanos.
La codirectora de las excavaciones asegura que esto permitirá acercarse “por primera vez al trabajo que desarrollaban los alfareros”. De hecho, han aparecido más de 200 piezas cerámicas “de gran calidad”, algunas elaboradas en el propio yacimiento y otras importadas de Grecia. Entre el material encontrado figuran, por ejemplo, un torno de alfarero, un horno, varios platos apilados, posiblemente firmados por el artesano, vasijas y herramientas de trabajo. En total se han podido individualizar y excavar cuatro espacios en los que se han recuperado recipientes cerámicos en miniatura, cerámicas con decoración incisa, diversas herramientas de hierro, un lote de marfiles y un conjunto de pesas de telar en proceso de fabricación, que ponen de nuevo de manifiesto la existencia de una artesanía del tejido en este enclave.
Todo esto da testimonio del relevante papel político, económico y comercial del edificio del Turuñuelo, enclavado en el valle del Guadiana, en el territorio. El director de los trabajos, Sebastián Celestino, ha apuntado que cada nueva revelación “supone un avance en la interpretación de esta cultura”, lo que a juicio de los investigadores consolida aún más la trascendencia que tuvo en el valle del Guadiana durante sus últimos momentos.
Los esfuerzos se centrarán ahora en el estudio los restos recuperados, mientras que la meta para la próxima campaña de excavaciones será delimitar las áreas de producción, que parece que se prolongan por el lado oriental del yacimiento. “De manera paralela, comenzaremos a abrir las habitaciones que flanquean el espacio principal, que cuentan con un grado de conservación excelente y nos puedan ayudar a definir la funcionalidad del edificio”, ha señalado.
Casi una década conociendo Tartesos
Los primeros sondeos en el túmulo que hay junto al río Guadiana en la localidad pacense de Guareña comenzaron en 2014. Al año siguiente tuvieron lugar las primeras excavaciones con unos resultados trascendentales para la interpretación y cultura de una civilización envuelta entre el mito y la leyenda.
Casas del Turuñuelo, como se ha bautizado al yacimiento arqueológico, supone el mayor hallazgo arqueológico de los últimos años en España. En el edificio subsisten sus dos plantas, con seis metros de altura, en adobe sobre cimientos, lo que, a juicio de los expertos, lo convierten en un caso de estudio excepcional y complejo que está aportando una información arqueológica desconocida e inédita.
Su estado de conservación ha permitido a los investigadores documentar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que no se habían documentado en un yacimiento tartésico. Un ejemplo es la posible existencia de una bóveda que cubría una de sus estancias principales o el uso del mortero de cal, en este caso, para fabricar los sillares de los peldaños inferiores de la escalera.
Además de los elementos arquitectónicos, como la conservación de alzados de adobe de hasta cinco metros de altura, es significativo el sacrificio masivo de animales, el más grande que se ha documentado en el Mediterráneo occidental.
0