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Un bombero gallego, agredido por ultraderechistas tras manifestarse en Madrid: “La apatía de la gente fue peor que los golpes”

Miguel Uclés, con casco rojo, en una protesta de bomberos en Galicia

Miguel Pardo

Miguel Uclés es presidente de la Plataforma de Bomberos Públicos de Galicia. El pasado sábado se desplazó a Madrid junto a miles de compañeros gallegos y de otros territorios para reclamar un servicio público de calidad y una “ley marco” que regule a todos los profesionales del Estado. La jornada reivindicativa acabó mal para este trabajador del parque de Vigo, que fue agredido por un grupo fascista entre insultos y gritos como “puto independentista”.

Confundido con un manifestante a favor de la independencia de Catalunya, cuenta ahora que el daño “ha sido más moral que físico”. Miguel Uclés caminaba hacia el coche para guardar las banderas usadas en la movilización de la plaza de Neptuno, donde lo esperaban sus compañeros, cuando fue abordado por la espalda. Muy cerca de Cibeles, fue rodeado por cinco personas que comenzaron a insultarlo. Una de ellas lo golpeó varias veces, mientras el bombero le preguntaba qué hacía y le advertía de que se estaba confundiendo, que él era gallego.

“Llevaba una camiseta que pone Vigo sen bombeiros y una bandera de Galicia. De pronto, comienzan a insultarme y luego a golpearme, a decirme cosas que en una sociedad libre nadie tiene derecho a decir”, cuenta Uclés, bombero que ejerce como delegado sindical de la CIG en el parque vigués y que hace dos años relataba en primera persona el drama vivido en la zona cero de la destructora ola de incendios del otoño. Ahora relata una agresión “sorprendente”: “Estaban ajusticiándome en público”.

Para Uclés, lo más “frustrante” fue la actitud de los viandantes. “Estaba en medio de la calle, en el centro de Madrid, con cientos de personas caminando y pasando por allí, y no es que no se parasen o me defendiesen, sino que ni observaban. Esa sensación de invisibilidad fue lo peor”, cuenta el bombero, que al reponerse de la agresión y recuperar los gafas corrió detrás de los culpables para intentar denunciar al momento y encontrar un policía.

“La gente caminaba sin parar; yo iba comentando que me acababan de agredir y nadie hacía nada... Incluso hubo quien se me encaró para decirme que a lo mejor recibía algún golpe más”, recuerda quien dice que fue peor “la sensación de invisibilidad, la apatía de la gente y la impotencia que el dolor”.

Uclés asegura que no busca “alarmismo, ni mucho menos”, pero sí que se pregunta “hacia dónde estamos yendo como sociedad”. “Por una parte nos están dando una dosis brutal de odio y por la otra hay una coraza de apatía que es brutal”, insiste.

La agresión fue abortada al descubrir los agresores que no era ni catalán ni independentista. ¿Y si lo fuese? “Si voy pacíficamente, con una camiseta o bandera que expresa algo en lo que creo, pero no hago daño a nadie ni falto al respeto... ¿Cuál sería el problema?”, se pregunta. “Todo es lícito si respetas unos valores fundamentales en un Estado de derecho, todo el mundo tiene derecho a expresarse”, dice.

Miguel Uclés, está convencido de que tendría muchos más problemas de haber respondido a la agresión para defenderse. “Entonces sí que sería etiquetado por la camiseta que llevaba, pero a lo mejor nadie le diría nada a quien, sin símbolo alguno, empezó a golpearme”, reflexiona. “Si llego a ir con una camiseta con insultos en inglés y chillando, con una cerveza en la mano, alguno me aplaudiría”, ironiza quien no ha presentado denuncia pero que medita hacerlo en los próximos días.

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