Mercedes de la Merced se gastó 3.800 euros en zapatos de Manolo Blahnik con las tarjetas black de Caja Madrid
Mercedes de la Merced, fallecida en 2013, fue durante varios años candidata para entrar en alguno de los gobiernos de José María Aznar tras una larga carrera política en el Ayuntamiento de Madrid. Nunca consiguió ese objetivo, pero su presencia en los órganos de control de Caja Madrid le permitió llevar un gran tren de vida con los gastos pagados con las tarjetas black de Caja Madrid.
El primer año en que aparece su nombre en los listados es 2003, y es precisamente ese año en que se produce el mayor gasto en establecimientos de joyería y relojería: en total, 5.445 euros en esos doce meses. La mayor parte de ese gasto se produjo en dos compras: una por 1.350 euros en Durán el 31 de enero de 2003, y otra por 1.500 euros el 6 de marzo en la joyeria Tomás Alonso. Esta última compra se hizo por catálogo.
En 2004, De la Merced continuó con las compras en joyería, aunque por una cantidad menor, 3.006 euros.
A partir de 2007, se aficionó a comprar zapatos de la marca Manolo Blahnik. Entre ese año y 2011, gastó 3.794 euros por ese concepto cargado en la tarjeta de Caja Madrid. La compra mayor fue el 2 de enero de 2010 al ascender con un solo gasto a 1.781 euros.
Al igual que muchos otros de los directivos, la dirigente del PP madrileño gastó grandes cantidades dinero a lo largo de años en algunos de los mejores restaurantes de Madrid. Hay facturas de 600 o 415 euros en el restaurante Zalacaín, y también cantidades mucho menores en otros restaurantes, también cuando probablemente comía sola. De la Merced también hacía su compra personal cargándola a la tarjeta, en supermercados como El Corte Inglés y Mercadona. Y otro tipo de gastos personales como la compra de menaje del hogar con 586,98 euros en una sola ocasión, o los de perfumería (2.478 euros en 2005 y 2.156 en 2006).
El total de gastos pagados con la tarjeta black de Mercedes de la Merced entre 2003 y 2011 es de 287.927,52 euros. Supuestamente, estas tarjetas (“black a efectos fiscales”, según la definición del banco) se concedían para abonar gastos de representación, pero los directivos terminaron empleándolas para gastos personales que nada tenían que ver con sus funciones en Caja Madrid.
