El amor (y el cotilleo) en tiempos del favorito de Twitter
¿Y tú? ¿Te has pillado alguna vez cotilleando con quién habla, a quién sigue o qué marca alguien como favorito en Twitter? Porque era muy laborioso ir de perfil en perfil y de tuit en tuit comprobando la información, a Javier Honduvilla, estudiante de ingeniería informática, se le ocurrió programar una herramienta que lo hiciera sola. “Vi que mucha gente 'stalkeaba' [cotilleaba] bastante, y que tenía una forma de hacerlo lógica, porque tampoco hay muchas más: viendo interacciones y tirando del hilo. De ahí viene la idea”.
Entre todos los posibles usos de Twitter – una red que nunca pretendió ser más que “¿qué haces?” o “¿qué está pasando?” -, uno es tan simple como relacionarse. Entre gente que lo usa para eso, la idea funciona: un trozo de código dice quiénes son los seguidores más intensos de un perfil concreto y facilita así la “investigación”. Las señales públicas que la gente deja – sus conversaciones, retuits, favoritos y otras cosas – pueden procesarse mediante algoritmos y tener bastante que decir.
“Tiene en cuenta el número de interacciones, retuits, favoritos y otras cosas”, cuenta. Parte del código - el que le pide a Twitter datos públicos - es abierto; otra no porque Twitter no la da (aunque se extrae con otras técnicas). “Los favoritos, por ejemplo, no están en una API pública. Me llama la atención. ¿Es por temas técnicos o porque Twitter sabe el poder que eso tiene?”.
A esta información él le añade un algoritmo (no abierto y para su propio uso) que interpreta las interacciones. “Ahí cada uno puede montar su propio algoritmo”, explica, porque cada uno tendrá una idea de qué significan las señales. ¿Qué vale más, favorito, retuit o respuesta? ¿Favoritos mutuos o favoritos en soledad? En su fórmula, “las otras cosas que tiene en cuenta son como salsa secreta: a quién sigues, quién te sigue, cómo te siguen. No es lo mismo que dos personas se hagan favoritos mutuamente a que sea sólo una. O que alguien te haga muchos favoritos pero no te siga, te haga muchos favoritos y tú no le sigas...”. Son interpretaciones menos obvias de lo que ofrece Twitter.
La vida secreta de los favoritos de Twitter
En mayo de 2013 se marcaron como favoritos 1.600 millones de tuits, cuatro veces más que el mismo mes del año anterior. La red empezó a notificar qué tuits recibían favoritos y quiénes los marcaban y el 'favoriteo' se convirtió en un código más de comunicación. La ciencia intervino y estudió los porqués, que dividió en dos grandes grupos: marcar favoritos como función (ejemplo: guardar enlace para luego o cita para la posteridad) y como reacción (refleja tu opinión, te gusta, te emociona). En ambas entraba la comunicación no escrita, porque el favorito avisa a su autor. Puede ser un 'fav' de aprobación (“estoy de acuerdo”) o de estímulo emocional (“tu tuit me hizo sentir algo” o “quiero que ese algo lo sientas tú al ver mi 'fav'”). Y así pasó, que nació hasta el 'flirt-fav': el favorito de ligar.
“Es como cuando de pequeño te tiraban una bolita de papel. Es un ¡estoy aquí! ¡Hazme caso!”, cuenta un usuario que reconoce haber usado los favoritos (como los 'me gusta' de Facebook o Instagram) para mandar señales de ligue.
“Facebook, Twitter y otras redes sociales facilitan las interacciones sociales de bajo nivel. Hacen visibles los intereses de cada persona de una forma que en el mundo 'offline' sería más sutil”, considera Nacho Madrid, doctor en psicología especializado en la interacción persona-ordenador. “Cuando dos personas se conocen de manera presencial se exploran los intereses mutuos y hay mucha comunicación no verbal: una sonrisa, un asentimiento, una mirada. Las redes sociales canalizan esta necesidad ofreciendo los instrumentos apropiados: los 'me gusta', favoritos o retuits”.
Facebook, Twitter y otras redes sociales son herramientas de comunicación (y viven de que tú estés dentro) así que de eso se trata. “Si queremos que una persona siga en Facebook debemos incrementar su motivación, hacer la interacción simple y crear algun tipo de disparador que incite a participar”, continúa Madrid. “Los mejores disparadores son los sociales. Alguien ha comentado mi estado, alguien ha hecho 'me gusta', alguien ha retuiteado… ¡Esto requiere una respuesta por mi parte, aunque solo sea ver quién ha sido o qué han dicho!”.
La psicología de las interacciones también está estudiada: la comunicación no verbal se simplifica y se hace más informal en lo digital. Por eso los favoritos se cuadruplican cuando Twitter los hace más obvios, y por eso nosotros, que a estas alturas de internet ya sabemos que tienen significado, los observamos. “¿No te ha pasado que algún amigo te suelte: he visto que tu novio le hace muchos favoritos a su ex? En mis círculos pasa y es bastante desagradable”, añade otra usuaria consultada.
El cotilleo en tiempos de redes sociales
Si quieres, te enteras de todo. Clive Thompson describe este “estar al tanto” digital como 'ambient awareness' o conciencia del ambiente. Es leer estados, es ver fotografías, es indagar en conversaciones, es ver quién hizo 'me gusta' a quién en qué comentario. Thompson apunta algo más: que de las redes sociales suele criticarse el narcisismo (poner sólo fotos de puestas de sol o desayunos de domingo y mostrar qué bien vivimos) y que poco se habla del cotilleo.
'Stalker' es, en español, alguien que “sigue a alguien en las redes sociales para obtener información y observar sus movimientos”. Porque mucha gente a su alrededor lo hacía, al protagonista de la historia con la que abrimos este artículo se le ocurrió automatizarlo (en Twitter, aunque “estaría bien unirlo con datos de Instagram, donde creo que hay más 'stalkeo'”).
“No es nada que no suceda en la vida real”, considera Daniel Torres, director de experiencia de usuario en el estudio Torres Burriel. “Una buena definición de Twitter es que es una terraza en un bar: miras a todo el que pasa. En los pueblos, cualquiera que llega de fuera es analizado por la gente que está en la plaza. Y si esa persona te interesa y dispara tu motivación, Twitter te da las herramientas para ello”.
Twitter, como Instagram o Facebook, saben que son esa plaza y necesitan que sigas ahí, así que añaden a tu ambiente digital más herramientas para que te comuniques no verbalmente y más información para satisfacer tu necesidad de cotillear. De paso, te conocen mejor. “Si yo he hecho esto en poco tiempo, qué no podrá hacer Facebook con el equipo y los datos que tiene”, afirma Honduvilla. Si usas Facebook, fíjate en a quién considera tus mejores amigos y por qué.
“La funcionalidad de los favoritos y de ver qué marca favorito a quién [pestañas Descubre y Actividad] estaba escondida. Poco a poco te la van enseñando. El criterio para diseñar una web es el mismo que para un artefacto físico: lo usa la gente y quiero que se quede. ¿Cómo? Pues mediante una motivación primaria como cotillear”, añade Torres. “Es crear una necesidad más”.
Y ahora que pedimos a gritos más privacidad y nos enfada que las redes muestren nuestra información (acuérdate del drama del 'doble check' azul de WhatsApp), ¿por qué los favoritos o 'me gustas', que también son cada vez más públicos, no dejan de aumentar? Uno, porque la carga emocional que llevan es lo que nos engancha. Y dos, indica Madrid, porque “el comportamiento en cualquier red social es una tensión entre dos tendencias: mostrar una imagen de uno mismo y mantener ocultos determinados aspectos de tu vida.
El equilibrio es muy complicado: si hay demasiada información sobre una persona puede ser ignorada o bloqueada (alguien que tuitee todo lo que le pasa por la cabeza), pero si no hay información sobre una persona la red puede caer en el desinterés. Las redes sociales tratan de ofrecer toda la información posible sobre sus usuarios sin que éstos sientan que su privacidad está siendo amenazada“.
Los favoritos en Twitter, los 'me gustas' en Facebook, los corazones en Instagram y las páginas donde te cuentan quién marca qué son algunas de las sutiles formas que tienen para mantenerte dentro y saber más de ti. “La pregunta no es tanto por qué muestran la información de los usuarios - es la razón de ser de las redes sociales -, sino cómo hacerlo sin que ellos lo vean de forma negativa”. ¿Cómo? Pues creando y solucionando necesidades humanas: cotillear y hacernos notar.
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