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“Aquí con esas gafas no entras”: el ocio declara la guerra a Google Glass

Muchos ya han declarado la guerra a las Google Glass (Foto: mariachily | Flickr)

José Luis Avilés

Poco importa si hablan mal o bien de mí, lo importante es que hablen. Si existe un producto que ha devuelto la vigencia a esta máxima del marketing y la publicidad, esas son sin duda las Google Glass. El ‘gadget’ estrella con el que la compañía de la ‘gran G’ pretende dar un vuelco al mercado, previsiblemente a finales de 2013 o principios de 2014, arrastra tal carga de polémica tras de sí que no sabemos si los directivos de la firma se están frotando las manos o llorando por las esquinas.

Si algo podemos tener claro es que Larry Page, Sergey Brin y compañía ya están estudiando los contratiempos planteados por todo tipo de instancias sociales. “Estamos pensando muy cuidadosamente cómo diseñar Glass porque la nueva tecnología siempre plantea nuevas cuestiones”, aseguraba Google en un comunicado. Pero, ya hay quien ha sacado el hacha de guerra para cargar contra este nuevo invento e incluso crear una web como ‘Stop The Cyborgs’, donde recabar apoyos y así evitar el uso de este artilugio en lugares públicos.

La cosa se pone peliaguda para la 'gran G'. ¿Dónde lo tendrá más crudo para dar la vuelta a la tortilla?

¿Quieres un ‘trago’? ¡Pues quítate las Glass!

El primer lugar donde prohibieron el acceso a los usuarios que portasen las gafas inteligentes de Google fue el bar The 5 Point Cafe, en Seattle. Un “lugar de mala muerte”, como lo describe su propio dueño Dave Meinert, en el que está prohibido hacer una foto o filmar un vídeo, por lo que las Glass no tendrían cabida. “La gente quiere ir allí y que nadie lo sepa”, aseguraba Meinert, tras anunciar en la página del bar en Facebook que no aceptaría a ningún intruso con intenciones que fueran más allá de tomar una copa.

Pero no solo allí han sido prohibidos estos dispositivos, ya que otras cafeterías de Estados Unidos le han copiado la idea y se negarán a atender a los clientes que las lleven puestas. Además, en lugares de mayor entidad donde, al margen de las copas, se mueven cantidades importantes de dinero, las cartas ya están sobre la mesa.

La New Jersey División of Gaming Enforcement se ha movilizado para impedir la entrada a toda aquella persona que porte este 'gadget' en hasta 11 casinos de Atlantic City. Como explica David Rebuck, presidente de la Comisión de Juego, no se debe a que un cliente pueda utilizar las gafas para mandar información a un cómplice y llevarse la pasta, sino que “su presencia en una mesa de juego daría lugar a pensar que algo malo podría estar ocurriendo, de tal forma que socava la confianza pública en la legalidad del juego”, aseguraba.

Ni alcohol ni Glass al volante

Tan pronto como las gafas inteligentes de Google salgan al mercado, en las carreteras de Reino Unido cambiarán el tradicional “si bebes no conduzcas” por un renovado “si llevas Google Glass no conduzcas”. Y es que ya han sido muchas las autoridades que han salido al paso para tratar de evitar que los conductores puedan distraerse con este nuevo dispositivo. Sin ir más lejos, el portavoz del Departamento de Transporte definió las gafas inteligentes de Google como un elemento de distracción equiparable a los ‘smartphones’, que podría desviar la atención de los conductores. “Somos conscientes del inminente lanzamiento de Google Glass y estamos en conversaciones con la policía para asegurar que las personas no utilizan esta tecnología mientras conducen”, decía el portavoz.

Esta misma preocupación existe en Estados Unidos, donde los políticos de Delaware y Virginia Occidental ya han presentado proyectos de ley para prohibir que los conductores puedan portar las Google Glass mientras van al volante. “Es obvio que algo que requiere la atención de uno de sus ojos, […] es algo que no se debe hacer durante la conducción”, mantiene Robert Sinclair, portavoz de la American Automobile Association.

Aunque, pensándolo bien, si un día decides coger el coche para, por ejemplo, ir a un ver a tu equipo al estadio, a disfrutar de un concierto o de una película en el cine, quizá sea inútil que lleves tus Google Glass para ponértelas cuando ya hayas aparcado. De poco serviría si nada más entrar a alguno de estos recintos te obligasen a quitártelas, ¿no? Pero no es solo eso. Si tienes que ir a visitar a un amigo o un familiar al hospital, olvídate de aprovechar el tiempo muerto en la sala de espera viendo el partido en que tu equipo se juega el todo por el todo: en los hospitales también abogan por prohibirlas.

No vale hacer trampa

Llegados a este punto, comenzamos a plantearnos si no sería más rapido mencionar los sitios a los que podríamos acceder con las gafas inteligentes de Google. Porque aún hay más. Si bien es cierto que las posibilidades de Glass son enormes, son muchos los que solo han reparado en los aspectos negativos a la hora de poner el grito en el cielo y exigir su prohibición en ciertos lugares. Ya sea para impedir que los chavales de primaria copien en sus exámenes (siempre y cuando consigan convencer a los profesores para que les dejen hacer sus test con estas gafas) o para evitar que los bandidos las usen en los bancos para filmar claves que faciliten el acceso al dinero.

Así, aunque las autoridades de Estados Unidos ya han reclamado información a Google para conocer los pormenores y las capacidades de su nuevo invento, han sido muchas las instituciones privadas que se han anticipado a la jugada. Si estás pensando en viajar a Norteamérica para emular a los protagonistas de ‘Resacón en Las Vegas’, olvídate de llevar las Glass contigo. Con ellas no podrás dejarte el sueldo de un mes en el Caesar's Palace de Las Vegas ni disfrutar de alguno de los más selectos club de ‘streaptease’ de la ciudad del pecado.

¿Qué pasará finalmente?

Aunque desde Google esperan que con el tiempo “los comportamientos y las normas sociales evolucionen”, como sucedió con otros avances tecnológicos, lo cierto es que ellos mismo han vetado el uso de Glass en su reunión anual de accionistas. Saben que la mecha ha prendido y ya saltan chispas. Y no es solo porque hayan sido prohibidas en cafeterías, recintos deportivos o museos, sino porque además la paranoia ha salpicado algo tan cotidiano como entrar en el aseo de un restaurante o un gimnasio.

Aún resulta difícil predecir el futuro de este invento. Lo que sí tenemos claro es que NO es buena idea llevarlas a una primera cita. Por favor, déjalas en casa: solo así evitarás ciertas distracciones y muchos malentendidos.

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