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ANÁLISIS

La decisión del Supremo sobre el aborto marcará las próximas elecciones de EEUU

Una mujer en la marcha de las mujeres de Chicago en octubre de 2020, unos días antes de las elecciones presidenciales.

Carlos Hernández-Echevarría

4 de mayo de 2022 22:57 h

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El Partido Demócrata de EEUU está a punto de sufrir una derrota histórica y, al mismo tiempo, esa derrota puede mejorar radicalmente sus perspectivas electorales. Si el Tribunal Supremo confirma la anulación de la sentencia que garantizó la protección del derecho al aborto en todo el país en 1973, los republicanos habrán obtenido una victoria por la que han trabajado sin descanso durante todo ese tiempo, pero se les complicarán las elecciones legislativas de noviembre que hasta hoy tenían prácticamente ganadas. 

El partido del presidente casi siempre sufre en las elecciones de mitad de mandato, pero las perspectivas de los demócratas de Joe Biden de cara al próximo noviembre eran especialmente malas, según las encuestas: un líder con la popularidad en horas muy bajas, un partido con fuertes divisiones internas y unas mayorías estrechas en el Congreso. Sin embargo, la decisión sobre el derecho al aborto puede cambiarlo casi todo. El principal enemigo del partido que controla la Casa Blanca en unas elecciones de mitad de mandato es la desmotivación de sus propios votantes, y el Tribunal Supremo se ha convertido en un gran motivador.

El primer termómetro de esa motivación es el dinero: nada más filtrarse un borrador de la sentencia, varios grupos demócratas recaudaron casi cinco millones de euros en donaciones en apenas unas horas. Además el terremoto también se notó en los mensajes del partido, en clave abiertamente electoral. En palabras del presidente, Joe Biden: “Necesitamos más senadores que apoyen el derecho a decidir y una mayoría en la Cámara de Representantes que lo convierta en ley, una ley que intentaré aprobar y promulgar”.

Los demócratas hablan, los republicanos callan

Los demócratas llevan meses en busca de un mensaje claro que conecte con los votantes, pero puede que el Supremo les haya hecho el trabajo. El 60% de los estadounidenses cree que el aborto debería ser legal en todos o en casi todos los casos, 20 puntos más que los que opinan lo contrario, pero esa cifra sube al 80% entre los votantes del partido de Biden. Los demócratas son, además, cada vez más favorables al derecho a decidir: entre ellos el apoyo ha subido 20 puntos en las últimas dos décadas.

Para los republicanos, centrarse en este debate puede además agravar sus problemas electorales más claros. La defensa del derecho al aborto tiene más partidarios en dos grupos a los que al partido ya le cuesta mucho llegar: los jóvenes y las mujeres. Dos de cada tres estadounidenses han vivido siempre en un país donde estaba garantizado el aborto legal y una de cada cuatro mujeres ha interrumpido voluntariamente su embarazo alguna vez. Si se confirma la decisión, todas vivirán en un país donde será ilegal hacerlo en la mitad de los estados y podrá acarrear penas de cárcel para pacientes y médicos.

El potencial que tiene el debate sobre el aborto para la movilización política no debería sorprender a nadie: el movimiento conservador moderno en EEUU y el papel fundamental de la derecha religiosa se ha fundado sobre una cruzada para prohibir el aborto. Ahora los demócratas se preparan para hacer el camino contrario. En las últimas horas sus candidatos no hablan de otra cosa y el tono de sus líderes al hablar de la decisión deja pocas dudas: “Una abominación, una de las peores y más dañinas decisiones de la historia moderna. La mayor restricción de derechos de los últimos 50 años”.

Mientras tanto, las bases republicanas celebran la misma decisión, aunque muchos de sus líderes prefieren centrar la atención en un debate secundario sobre quién ha filtrado el borrador del Tribunal Supremo. Saben que si la decisión se confirma, los candidatos del partido en estados más moderados lo tendrán más difícil para ganar en noviembre. Especialmente si la conversación se mueve hacia asuntos concretos, como prohibir el aborto incluso en casos de violación, en los que las posturas de muchos republicanos son abiertamente opuestas a las de la opinión pública. 

Es previsible que la decisión, si se concreta, tenga también un efecto unificador entre los demócratas. A pesar de la falta de entusiasmo de muchos en el partido con su presidente, lo sucedido resalta lo obvio: que controlar la Casa Blanca y por tanto elegir quién ocupa las vacantes del Tribunal Supremo es de vital importancia. Con ese sencillo argumento, Trump se aseguró la lealtad de una parte del Partido Republicano que le odiaba y pudo nombrar a tres de los jueces que, parece, van a anular el derecho a abortar en EEUU. Puede que ahora Biden también logre convencer a algunos de los desencantados de su propio partido.

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