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Dónuts, cerveza y marihuana gratis: las tácticas de empresas estadounidenses para animar a vacunarse

Fila a la entrada de una tienda de Krispy Kreme en Nueva York para recibir los dónuts gratis.

Sarah Yáñez-Richards

Nueva York —
30 de marzo de 2021 22:24 h

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Grace, una estudiante neoyorquina, confiesa con una sonrisa que se intuye debajo de su mascarilla que es el segundo día seguido que va a Krispy Kreme a por su dónut. Esta cadena ha anunciado que regalará un dónut clásico durante todo el año a todo aquel que enseñe su tarjeta de vacunación para mostrar su “apoyo a aquellos que eligen vacunarse” contra la COVID-19.

“Espero poder hacerlo todos los días. No vivo muy cerca, he tenido que andar casi un kilómetro, pero los días que tenga tiempo para dar un paseo lo haré”, dice la joven con una rosquilla en la mano.

Esta universitaria no es un caso aislado. Aaliyh, una de las dependientas de un puesto de Krispy Kreme en Wall Street, dice que ha perdido la cuenta de cuántas personas le han enseñado su tarjeta de vacunadas para hacerse con un dulce que normalmente cuesta 1,59 dólares (1,35 euros) y señala que hay días que hasta se agotan los dónuts glaseados, una de las variedades “más populares” junto con aquellos rellenos de frambuesa. “Vienen desde jóvenes a ancianos diariamente”, dice.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés), ya está vacunado el 30% de la población con al menos una dosis (en el caso de Johnson and Johnson, que ya se administra en EEUU, la vacunación ya está completa con una dosis).

El ritmo de vacunación sigue acelerando. El objetivo es que para los 100 días de Gobierno de Joe Biden -a finales de abril- haya 200 millones de vacunados en todo el país, el doble de la cifra actual.

En ciudades como Nueva York, ya se pueden vacunar todos los mayores de 30 años además de los trabajadores esenciales y sanitarios de cualquier edad, y a partir del 19 de abril todas las personas mayores de 16 podrán coger cita o ponerse en una cola para vacunarse en al menos 31 estados, según anunció este lunes Biden.

Jay Klotz ha recorrido cinco kilómetros en bicicleta para conseguir su bollo, ya que en Brooklyn, donde vive, no hay tiendas de Krispy Kreme. Pese a que este profesor de instituto es consciente de que el sobrepeso es un problema “enorme” en Estados Unidos, piensa que esta campaña es buena para “motivar a que más gente se vacune”.

Además del dónut, experiencia que Klotz piensa repetir cada vez que se le antoje algo dulce, el docente también ha aprovechado otras ventajas para los vacunados, como plastificar su tarjeta gratis en Staples, una cadena de papelerías. Una empleada de esta compañía que vende artículos de oficina indica que esta iniciativa no es tan popular como la de Krispy Kreme, pues en la tienda en la que ella trabaja, también en la zona financiera, solo viene una media diaria de cinco personas a plastificar su cartilla, algo que normalmente cuesta unos tres dólares (unos dos euros y medio).

En otros estados la recompensa por pincharse el brazo es aún más recreativa. Market Garden Brewery en Cleveland (Ohio) ofrece cervezas de 10 céntimos a las primeras 2.021 personas que muestren su tarjeta de vacunación. En Michigan, el invernadero del lago Wallered, que tiene plantaciones de marihuana medicinal, cualquier persona mayor de 21 años que se haya vacunado es obsequiada con un porro liado este mes.

También está la otra cara de la moneda, la de los anti-vacunas, una minoría en Estados Unidos, donde la abrumadora mayoría de la población se ha vacunado o quiere vacunarse contra la COVID-19. En Nueva Jersey, el gimnasio The Atilis Gym Bellmawr ofrece matrículas gratis a todo aquel que no se vacune. “Creemos que la salud se consigue de la manera real: ejercicio, una buena dieta, mucha vitamina D, zinc y un ambiente para relajarse”, dice uno de los dueños en un tuit, citando terapias no demostradas para combatir el virus.

El 47% de los votantes de Trump no quiere ser vacunado

Aunque ahora son muchos los que pueden acceder a la vacuna, los primeros que se pudieron vacunar a nivel nacional fueron los trabajadores de la salud.

Según una encuesta del Washington Post-Kaiser Family Foundation, que se hizo a trabajadores de la salud entre el 11 de febrero y el 7 de marzo, el 52% dijo que había recibido al menos una dosis de la vacuna, el 19% que tenía pensado vacunarse, el 12% que no lo había decidido y un 18% que no tenía en mente vacunarse.

Entre los trabajadores de salud no vacunados y los indecisos las razones de peso para no someterse al pinchazo son la preocupación por los posibles efectos secundarios y querer ver cómo funcionan las vacunas para otras personas antes, así como, aunque en menor medida, no confiar en que el gobierno se haya asegurado de que la vacuna sea segura y efectiva.

La falta de apoyo hacia la vacuna por parte del expresidente Donald Trump -quien recibió la primera dosis antes de abandonar la Casa Blanca, pero no lo hizo público- preocupa a los expertos. Una encuesta de NPR/PBS Newshour/Marist indica que el 47% de los votantes de Trump rechazará ser vacunado. Mientras que solo un 10% de los votantes de Biden dijo que no se vacunará. Asimismo, una encuesta de la CNN señala que el 57% de los hombres republicanos dicen que no se vacunarán.

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