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La Eurocámara más dividida anticipa un camino cuesta arriba para Von der Leyen y una guerra del PP contra Teresa Ribera

Teresa Ribera conversa con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Irene Castro

Estrasburgo —

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Hace tiempo que el bipartidismo murió en Europa y populares y socialistas, que se habían repartido el 'pastel' de la UE durante años tuvieron que abrir la puerta de su coalición a los liberales. Pero esa entente va perdiendo cada vez más espacio con el auge de las fuerzas ultras, populistas y antieuropeas. Lo ha sufrido Ursula von der Leyen este miércoles en la votación de su nuevo Colegio de Comisarios, que ha salido adelante con el margen más estrecho ante un Parlamento Europeo dividido en el que la extrema derecha ocupa un tercio de los escaños.

Y el intento del Partido Popular Europeo, tanto de Von der Leyen como de Manfred Weber, de trabajar con una geometría variable le ha pasado factura en el resultado final. La obsesión de los dos dirigentes alemanes es seducir a la ultraderechista italiana Giorgia Meloni, que se abstuvo en la decisión de los líderes de los 27 de designar a Von der Leyen para la reelección y los 24 eurodiputados de Fratelli d'Italia votaron en contra en el mes de julio. A pesar de los desplantes, la mano siguió tendida y la presidenta de la Comisión Europea decidió aupar a la extrema derecha a la cúpula europea con una vicepresidencia para Raffaele Fitto. Y también a pesar de las advertencias de socialistas y liberales, que rechazaban rotundamente la jugada.

La tensión durante las negociaciones fue máxima el PPE defendió a Fitto como uno de los suyos e incluso lo puso como moneda de cambio para que salieran adelante los candidatos liberales (como la alta representante, Kaja Kallas, o el vicepresidente francés, Stéphane Sejourné) y socialistas (Teresa Ribera y la vicepresidenta rumana Roxana Mînzatu). En la estrategia cooperó el PP de Alberto Núñez Feijóo, que maniobró en Bruselas para desgastar a la candidata de Pedro Sánchez dando a sus colegas europeos una baza extra de presión para el grupo socialista.

Fugas de voto

La jugada le ha permitido a Von der Leyen tener los 24 síes de Fratelli d'Italia, aunque el grueso del grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR) ha votado en contra (como ocurrió en 2019, cuando los polacos votaron a favor porque tenían un representante en la Comisión Europea pero los demás se desmarcaron). Y por el camino se ha dejado el apoyo de 43 eurodiputados socialistas, que han votado en contra (franceses y belgas, fundamentalmente) o se han abstenido (varios alemanes). Los italianos del Partido Democrático, sin embargo, han votado a favor (salvo dos independientes).

Y es que la negociación para el nuevo gobierno comunitario ha dejado heridas en la coalición que 'gobierna' la UE. Ha quedado patente durante el debate parlamentario en el que la jefa de los socialdemócratas, Iratxe García, a quien ha tocado dar el 'sí' al candidato de Meloni tras meses asegurando que su grupo no podía entrar en esa ecuación, le ha reprochado a los conservadores su flirteo con las fuerzas ultras. “No aceptaremos un doble juego. No se puede construir Europa con quienes quieren destruirla”, ha advertido la portavoz socialista a Von der Leyen y Weber.

Previamente el líder del PPE había asegurado que las fuerzas de la ultraderecha, entre las que ha citado a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y el Fidesz de Viktor Orbán (ambos de Patriotas por Europa, el grupo del que forma parte Vox) y Alternativa por Alemania, son sus “enemigos políticos”. “No les permitiré que destruyan la Europa que amo”, ha aseverado entre rumores del hemiciclo. En los cuatro meses que han pasado de legislatura, el PPE ha llegado a varios acuerdos con las fuerzas ultras.

También Los Verdes/ALE han marcado distancias con el tripartito tras la inclusión de Fitto. No obstante, aproximadamente la mitad del grupo se ha mantenido en el 'sí' que ya le dieron a Von der Leyen en el mes de julio. Entre los que han votado en contra estaban los cuatro representantes españoles (comunes, BNG, Compromís y ERC). Y el grupo de La Izquierda ha aprovechado para atizar, especialmente a los socialistas, por permitir una vicepresidencia para la extrema derecha. “Los socialistas hoy votan a favor de la extrema derecha y gobernarán juntos Europa”, ha criticado Irene Montero (Podemos).

Von der Leyen se ha escurrido de las preguntas sobre la pérdida de apoyos (hace cuatro meses obtuvo el aval de 401 eurodiputados en una votación secreta y este miércoles su gobierno ha salido adelante con 370 síes). “Hoy es un buen día para Europa, porque la votación muestra el mantenimiento del centro”, ha dicho la alemana en una rueda de prensa.

Ribera, por su parte, sí ha reconocido la división de la Eurocámara como un “desafío”. “En un parlamento enormemente fragmentado, también podemos reconstruir sobre todo aquello que nos une”, ha dicho la ya vicepresidenta de Competencia y Transición Justa y Limpia.

Que Ribera está en el centro de la diana de la derecha es una de las certezas de la recién estrenada legislatura. El PP de Feijóo consumó su rechazo votando en contra del conjunto del gobierno comunitario, del que forman parte catorce comisarios de su familia europea, además de la propia Von der Leyen. No obstante, en el debate la delegación española ha jugado al despiste para intentar minimizar los daños de esa decisión.

“Nos mantenemos firmes diciendo ‘sí’ a la Comisión y no a Teresa Ribera”, ha dicho la portavoz, Dolors Montserrat. No obstante, no le han dicho 'sí' a la Comisión Europea, que habría sido el voto afirmativo. Ni siquiera con una abstención, que fue lo que votó el PSOE en 2014 cuando se oponía a la designación de Miguel Arias Cañete.

Ribera, en la diana

El voto en contra es el segundo episodio de la guerra de desgaste que han lanzado los conservadores españoles contra la candidata española y se ha producido justo después del espaldarazo que le ha dado Von der Leyen, que ha asegurado que será la “vicepresidenta ejecutiva primera”, a pesar de que es un rango no estipulado formalmente en los organigramas. La socialista será, de facto, la número dos del gobierno comunitario.

La reacción del PP europeo ha sido la de no aplaudir a esas palabras de la alemana. Toda una declaración de intenciones después de haber mantenido a la UE en vilo por la maniobra de dilatar la evaluación de Ribera para que antes de ser designada diera explicaciones en el Congreso por la gestión de la DANA. Antes de que acabara esa comparecencia, el grupo que pilota Weber ya dio por hecho su apoyo a la española, aunque la pugna se alargó por el empeño de los conservadores en incluir una nota sin ningún tipo de validez sobre una petición de dimisión en caso de ser encausada por la gestión de la DANA.

A pesar del llamamiento de Von der Leyen a trabajar “codo con codo”, la cúpula del PP europeo ha dejado claro que no dará tregua a Ribera. “Será una carga para la Comisión Europea por la gestión de la DANA”, expresó Weber en una entrevista en El Mundo horas antes de que el Parlamento Europeo la ratificara como vicepresidenta.

La Comisión Europea aún no ha empezado a andar y la guerra de la derecha contra Ribera no ha hecho más que empezar. Por el momento, el domingo 1 de diciembre, como los otros 25 nuevos comisarios, asumirá la cartera y el lunes será su primer día en una oficina en la que tiene importantes retos por delante, como potenciar la competitividad a través de sus atribuciones en materia de competencia y pelear por que la agenda verde no siga perdiendo fuelle en la UE.

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